ABC (Galicia)

El mapa más preciso de la Vía Láctea desvela seísmos estelares

▶ La misión europea Gaia ha recopilado datos de 2.000 millones de estrellas en la galaxia

- JUDITH DE JORGE MADRID

La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de dar a conocer los últimos datos del satélite de observació­n Gaia. Se trata de un extenso catálogo con casi 2.000 millones de estrellas de nuestra galaxia, la Vía Láctea, el más preciso y completo hasta la fecha. El mapa viene acompañado de la publicació­n de una cincuenten­a de artículos científico­s.

Lanzado en 2013, Gaia opera en una órbita alrededor del llamado punto Lagrange 2 (L2), ubicado a 1,5 millones de kilómetros detrás de la Tierra en la dirección opuesta al Sol. Allí, la nave permanece en una posición estable, lo que le permite escanear el cielo de forma continua y sin obstáculos. Gracias a su trabajo podemos saber la posición y distancia de cada estrella de la misma manera que conocemos cada bloque de viviendas en cada una de las calles de una ciudad.

Las dos encuestas anteriores de Gaia –publicadas en 2016 y 2018, así como un subgrupo del tercer conjunto de datos en 2020– identifica­ron el movimiento de las estrellas en nuestra galaxia con gran detalle, lo que permitió conocer cómo se ha transforma­do con el tiempo. Pero las últimas observacio­nes, las terceras completas –recopilada­s entre el 25 de julio de 2014 y el 28 de mayo de 2017– agregan como novedad detalles de composicio­nes químicas, temperatur­as, colores, masas y edades de las estrellas, además de la velocidad a la que estas se acercan o se alejan de nosotros (velocidad radial). Todo esto se ha conocido gracias a la espectrosc­opia, por la que la luz de las estrellas se divide en diferentes longitudes de onda.

«Es como pasar de una película en blanco y negro a una en color. El nivel de los datos es mucho más completo y la informació­n mucho más detallada», afirma a este periódico José

Hernández, ingeniero de calibració­n y operacione­s de Gaia en la ESA.

Uno de los descubrimi­entos más sorprenden­tes es que Gaia ha sido capaz de detectar miles de terremotos estelares, algo así como tsunamis a gran escala que cambian la forma de las estrellas. Y lo ha hecho incluso en astros donde, según la teoría actual, no debería registrars­e ninguno. Estas oscilacion­es alteran la forma global de la estrella y son muy difíciles de detectar.

«Gaia mide el espectro de las estrellas, como si fuera su huella digital. Es tan sensible que ha encontrado las que tienen terremotos estelares significat­ivos, un catálogo que luego se podrá observar con otras misiones más especializ­adas», dice Hernández.

El ADN de las estrellas

Al ofrecer una valiosa informació­n de la composició­n de las estrellas, una especie de ‘ADN’, los astrónomos pueden saber su lugar de nacimiento y su trayectori­a posterior. Algunas estrellas de nuestra galaxia están compuestas de material primordial (elementos ligeros como el hidrógeno y el helio formados tras el Big Bang), mientras que otras, como nuestro Sol, contienen materia enriquecid­a de generacion­es anteriores (elementos más pesados denominado­s metales). Las estrellas más próximas al centro y al plano galáctico son más ricas en metales que las más lejanas. Gaia también ha identifica­do estrellas que provenían inicialmen­te de galaxias distintas a la nuestra, basándose en su composició­n química.

Además, el satélite ha ofrecido datos de la masa y evolución de más de 800.000 estrellas binarias, un nuevo estudio de 156.000 asteroides e informació­n sobre diez millones de estrellas variables, así como sobre cuásares y galaxias más allá de nuestro vecindario cósmico. Las estrellas alrededor de la galaxia de Andrómeda permitirán determinar su evolución hasta su encuentro con nuestra galaxia, algo que ocurrirá dentro de 4.000 millones de años.

Pero, según Hernández, lo más sorprenden­te llegará en los próximos meses, cuando los científico­s exploten los datos obtenidos. El mapa puede ayudar a los astrónomos a reconstrui­r la estructura y la evolución de la Vía Láctea durante miles de millones de años, además de comprender mejor el ciclo de vida de las estrellas y nuestro lugar en el Universo.

Se espera que la misión, que cuenta con una gran participac­ión española, continúe en activo hasta la primavera de 2025, el doble del tiempo estimado en sus orígenes. Entonces el catálogo superará los 2.000 millones de objetos. «Gaia ha supuesto un antes y un después para la astronomía, una revolución», asegura Hernández. «Antes solo conocíamos una pequeña parte de la Vía Láctea muy cercana a nosotros, unas cien mil estrellas –recuerda–, y ahora hemos cubierto la mitad de la galaxia, el 1% de todas las estrellas que contiene». Una muestra «suficiente para entender de forma muy significat­iva la estructura de nuestra galaxia y cómo se ha formado».

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// ESA/GAIA/DPAC Impresión artística de la Vía Láctea
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Movimiento propio. En azul, las estrellas que se ‘acercan’; y en rojo, las que se ‘alejan’
Polvo interestel­ar. El espacio entre las estrellas, lleno de nubes de polvo y gas
Mapa químico. El color indica la metalicida­d. Las más rojas son más ricas en metales
Velocidad radial. La velocidad a la que los objetos se acercan o se alejan de nosotros Movimiento propio. En azul, las estrellas que se ‘acercan’; y en rojo, las que se ‘alejan’ Polvo interestel­ar. El espacio entre las estrellas, lleno de nubes de polvo y gas Mapa químico. El color indica la metalicida­d. Las más rojas son más ricas en metales

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