Laura Baena Fernández
Fundadora del Club Malasmadres y autora del libro ‘Yo No Renuncio’
Ahora mismo hay ciertas medidas que impactan en la conciliación, pero urge un plan nacional.
—Dice en el libro que «nos tenemos que quitar la venda para dejar de pensar que no hemos renunciado, que hemos elegido porque no se elige lo que lo que la sociedad te impone».
—Antes, la mayoría de mujeres abandonaban y realmente no tenían otra opción. Ahora, nosotras hemos querido estudiar, tener una trayectoria profesional y ser madres, pero nos encontramos con el gran techo de cristal de la mujer: la maternidad. Es cuando se destapan los roles tradicionales, cuando se ve la brecha salarial... Se nos ha invitado a competir con los hombres en igualdad de oportunidades y derechos, pero se nos ha olvidado quién cuida de los hijos. O cambiamos el sistema o seguimos abocados a una sociedad sin futuro, sin reemplazo poblacional. —También escribe: «Esto no es una empresa para mamis y bebés. Y cuando te quedes embarazada, te haré sentir mal porque ya no valdrás lo mismo y aquí ni tendrás lugar». ¿Se lo dijeron?
—No te lo dicen, pero es lo que sientes. Tantas mujeres sufren ‘mobbing’ maternal al regresar de su baja, son invitadas a irse, encuentran su carta de despido, le quitan funciones o le invitan a cambiar de puesto... Te dicen: ‘Ahora que eres madre ya no vales igual’. Te ponen la M de madre y te apartan.
—¿Deja una mujer de valer profesionalmente tras haber sido madre? —Evidentemente no. ¡Valemos más! La maternidad es un trabajo que no se valora ni se reconoce social ni económicamente. Y hay que dar el paso a que sí sea reconocido porque estamos dando bienestar social, se invisibiliza y se penaliza. Es tan surrealista que la maternidad te penalice y te castigue en el sistema laboral y la sociedad en general .... —¿Son las 40 horas laborables compatibles con la maternidad?
—Sin flexibilidad no. Y además porque no es real, son más horas. Y en ese tiempo no estamos contabilizando la otra jornada, la de casa, la del trabajo que no se ve. Sin embargo, en la realidad sí porque son las mujeres quienes se reducen la jornada. Este modelo laboral no es sostenible y ya se está reflexionando sobre ello: se habla de la jornada de 4 días, de pasar a trabajar 35 horas semanales... Pero si no se reconoce la maternidad, si no se apoya a la familia, esos cambios tampoco van a llegar.
— Hoy alguna mujer estará pidiendo una reducción de jornada; otras estarán renunciando porque para la empresa hace ya tiempo que dejó de ser profesional... ¿Qué les quiere decir?
—No estáis solas. Somos muchas las que pasamos por esa renuncia. 6 de cada 10 mujeres renunciamos a nuestra carrera profesional al ser madres. Vamos a seguir luchando juntas, hay que romper el silencio y generar el movimiento de ‘Yo no renuncio’ y apostar por esta asociación. Y vamos a conseguirlo. A esa mujer le digo también que respire profundo porque ha hecho algo maravilloso: ser madre, dar vida. Pero también animo a hablar más con los jefes y solicitar flexibilidad porque seguirá siendo la misma profesional.
«No puede ser que las mujeres seamos empujadas a renunciar y a volver a casa»