Tragedia de equivocaciones
Quien más me gustó fue Juan Marín, candidato de Ciudadanos, el más próximo a la realidad andaluza y española
SI el primer debate electoral de los próximos comicios andaluces fue un muermo para los espectadores que sintonizaron la señal del programa, el segundo fue movido, animado, diría incluso que atrevido, como sabiendo todos los candidatos que estaban ante su última oportunidad de arañar votos. Si me preguntan quién ganó, no sabría decirles, porque todos jugaron sus cartas y habrá que esperar a que los andaluces lo digan. Pero si me preguntan por el o la protagonista, no hay duda: la candidata de Vox, Macarena Olona, que desde el primer minuto del debate repartió estopa a diestro y siniestro, nunca mejor dicho, con Juanma Moreno como primera víctima, ideológicamente el más próximo, al ser del Partido Popular, con quien la izquierda la coloca en la Junta de Andalucía, cosa que ella no niega, aunque dice que como presidenta del próximo ejecutivo regional, la única chufla andaluza en todo el debate.
Juanma Moreno aguantó el chaparrón de Olona con una lejana sonrisa, hasta pararle los pies por su inexperiencia en cuestiones de gobierno, hasta el punto de que prefirió no estrechar la mano que al final le tendía su rival. Con lo que contestaba a cuantas preguntas y reproches por pactar con ella le hizo la izquierda dividida, puede incluso que beneficiándole, ya que el ‘¡que viene el lobo!’ no surte efecto. Mientras, el candidato del Partido Socialista, Juan Espadas, se olvidaba de su paso por la Junta de Andalucía para hablar de lo mucho que Pedro Sánchez ha hecho y hará por la comunidad autónoma, cuando no se le ha visto el pelo por allí últimamente, salvo algún fin de semana de campaña. Y es que Su Persona tampoco vende entre el electorado tras los últimos resbalones por el Magreb, tan próximo y tan amenazante.
Total, que más que una comedia de equivocaciones, el debate organizado en los estudios de Canal Sur fue una auténtica tragedia. Y no tengo inconveniente en decir que quien más me gustó fue Juan Marín, candidato de Ciudadanos, el más próximo a la realidad andaluza y española. Marín, hasta ahora vicepresidente de la Junta y socio de Moreno, no se fue por las ramas con proyectos demasiado generales y descalificaciones demasiado infantiles, sino que presentó una hoja de servicios poco espectacular pero efectiva, en cogobierno con el Partido Popular, defendiendo el mantenimiento del mismo mejor que el propio Moreno, demasiado huidizo durante toda la noche. Su problema es que Ciudadanos quedó tan malparado tras la crisis de Albert Rivera que las encuestas apenas le dan representación parlamentaria. Pero nadie sabe qué puede salir de las urnas del próximo domingo, y bueno es que esté ahí.