ABC (Galicia)

Las diez plagas de Egipto y las pensiones

- SUSANA ALCELAY

Tic tac, tic tac... el sistema público se desgasta y Bruselas aprieta. Pero... ¡cuidado con decir que llega una reforma dura!

PENSIONES, palabra maldita, sinónimo de sacrificio­s obligados, de exigencia europea, pero también de diez millones de votos. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Sin remedio, Pedro Sánchez se tiene que tragar el sapo de los recortes, porque las facturas hay que pagarlas si lo que se pretende es hacer uso del ‘maná europeo’, una válvula de oxígeno para la economía, pero también un dardo envenenado, que implica meter la tijera en una factura de 10.000 millones al mes. Y con mucho tino, porque una decisión mal tomada hoy afectará a quienes se jubilen dentro de 30 o 40 años, porque el sistema es de reparto, lo que implica un pacto entre generacion­es, que exige altura de miras y asumir factores que van mucho más allá de las luchas partidista­s.

El ministro Escrivá ha podido sacar adelante una reforma ‘light’, muy gastosa, que contenta a los jubilados, pero que pone el pelo verde a los socios europeos por medidas como ligar las nóminas al IPC, que anticipa una cuenta de más de 10.000 millones que, además, consolida en las nóminas. Ahora, Europa espera con ansiedad lo prometido, mecanismos de ajuste que operen antes de que aterrice el ‘ejército’ de los ‘boomers’ en el sistema, ya en 2023. Pero... ¡cuidado con decir que llega una reforma dura de pensiones! Las diez plagas de Egipto caerán sobre quien lo diga. «Tendréis que rectificar, todos», avisan los escuderos del ministro a todo aquel que sólo deje caer que está a las puertas la medida entre las medidas, un aumento de los años que se toman para calcular la pensión, la iniciativa estrella sellada a fuego con Bruselas que ya hilvanó el titular de la Seguridad Social, pero tuvo que echar el freno por la fuerte resistenci­a de Unidas Podemos, su gran quebradero de cabeza. A los morados se les atragantó un recorte de casi el 9% de la pensión, el que supondría ampliar de 25 a los 35 los años que sirven de base para el cálculo. Política y más política, como el hecho de haber troceado la reforma. Más vale pájaro en mano, pensaron en La Moncloa, a sabiendas de que el ala comunista del Gobierno tragaría con más derroche, pero difícilmen­te con recortes. Aunque tampoco pasarían por el aro los demás, menos el PP, ya instalado en una carrera electoral en la que lo último que querría es toparse con los jubilados. Por eso, mejor pasar el trago de la reforma lo más tarde posible y negar la mayor hasta el final. Donde dije digo, digo Diego y listo. Vaya, que aquí parece haber un problema de comunicaci­ón entre el Gobierno y la Comisión Europea, y en medio los periodista­s. Y si los plumillas somos incómodos, pues inventamos. Lo de siempre, vamos.

Tic tac, tic tac... Y mientras, el sistema se deteriora y Bruselas aprieta. Crearse empleo se está creando y los ingresos van como un tiro, pero el sistema gasta lo que no tiene y asume compromiso­s a varias décadas sin que lo justifique la demografía. No nos cuenten cuentos chinos, por favor.

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