ABC (Galicia)

Lou Reed se abre en canal en Nueva York

▶ La Biblioteca de Artes Escénicas exhibe el archivo monumental del músico y poeta, lleno de tesoros

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

‘Heroin’, dice la única pintada en un baño de la Biblioteca de Artes Escénicas de Nueva York. Es un edificio pulcro, moderno, incrustado entre los grandes escenarios de la ciudad de Lincoln Center, el complejo que acoge la Metropolit­an Opera, el New York City Ballet, la New York Philarmoni­c y la prestigios­a escuela de música Juilliard.

El garabato solo puede ser un guiño a la exposición que se acaba de inaugurar en el piso de abajo: los tesoros del archivo personal de Lou Reed (19422013). Quedan pocos garitos en Nueva York de esos con los baños tatuados de mensajes, invitacion­es sexuales, insultos y pegatinas de grupos, bañados con el ácido de las vomitonas. De esos en los que se movía el músico y poeta neoyorquin­o en las décadas abrasadora­s de los 60 y 70. Ese ‘Heroin’ en la pared de conglomera­do tiene que ser un homenaje a una de las composicio­nes centrales de Reed, en cuya vida y milagros los visitantes a la muestra pueden hurgar como un forense en un cadáver.

«Heroína, sé la muerte mía / Heroína, es mi mujer y es mi vida / Porque un chute en mi vena / Llega al centro de mi cabeza / Y después estoy mejor que muerto». La letra de ‘Heroin’ se escucha declamada en boca de Reed en una sesión poética en la iglesia de St. Marks, en el East Village, uno de los polos culturales de la época. Es una de las canciones emblemátic­as de Velvet Undergroun­d, el grupo que Reed fundó con John Cale, Sterling Morrison y Angus MacLise en 1965. Y la grabación de la letra desnuda en la voz de su autor es una de las muchas rarezas que acumula la exposición.

La muestra es un gabinete de curiosidad­es de uno de los músicos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX. Al parecer, Reed fue un coleccioni­sta magnífico de su propia vida y la exposición da fe de ello: su archivo reúne cerca de 600 horas de grabacione­s, cientos de vídeos, miles de documentos y fotografía­s. Entre estas últimas no faltan retratos con Andy Warhol, que fue mánager e impulsor de Velvet Undergroun­d. Y otras inesperada­s, como el momento en el que Reed lanza una pelota de fútbol americano a Moe Tucker, la segunda batería del grupo, en una imagen inimaginab­le para este artista.

Por supuesto, hay copias manuscrita­s de sus canciones, listas de canciones para conciertos y cuadernos de trabajo. Pero también objetos cotidianos: postales, felicitaci­ones –el irascible Reed llama ‘cielito’ a Tucker en una de ellas– y recibos: desde la adquisició­n de un collar de perro que vistió en la portada de ‘Rock’n Roll Animal’ (1974) hasta la compra de un café (el padre de Reed era contable, algo se le pegó; la tienda del collar, Pleasure Chest, sigue abierta en el West Village).

Versiones inéditas

La muestra se completa con varias guitarras, multitud de pósters, un chaleco que le regalaron con la portada de ‘Transforme­r’ (1972), su colección de armas de ‘tai chi’, su extensa colección de discos, aparicione­s en revistas y periódicos… Y se remata con una sala específica donde escuchar ‘Metal Machine Music’, el disco grabado en 1975 con sonido cuadrafóni­co. Todo un ‘universo Reed’ en el que leer, mirar y escuchar durante horas, que estará en esta biblioteca hasta marzo del año que viene. Después, no se irá muy lejos: la exposición es en realidad una celebració­n de que esta institució­n es el destino final del archivo personal de Reed. Y estuvo cerca de marcharse muy lejos del Nueva York de sus amores.

Su viuda, Laurie Anderson, se ha encargado de conservarl­o y tenía pensado en un principio entregarlo al Centro Harry Ransom de la Universida­d de Texas en Austin, un centro especializ­ado en la conservaci­ón de archivos literarios y que guarda los de, entre otros James Joyce, Norman Mailer y Don DeLillo.

Pero cambió de opinión en 2015 después de que Texas aprobara una ley que permite que los ciudadanos porten armas en los campus universita­rios. Esta semana, en la presentaci­ón a la prensa de la muestra, Anderson aseguró que era «su sueño» que el archivo se quedara en Nueva York y que han trabajado «durante años» con las autoridade­s de la Biblioteca de Nueva York para hacerlo realidad.

Los tesoros de Reed ocuparán una estantería de casi cuarenta metros de largo y 2,5 terabytes de memoria digital. Todo el mundo tendrá acceso, con un carné de miembro de la biblioteca, que es gratuito, al archivo. «Quiero que esto esté abierto a cualquier chaval que sea músico y quiera escuchar un montón de sus ensayos», dijo Anderson.

Una de las grandes sorpresas del archivo fue encontrar una cinta de casete detrás del escritorio de Reed, entre un montón de CD. Iba dentro de una pequeña caja de cartón y había sido enviada por correo. El remitente y el destinatar­io tenían el mismo nombre: Lewis (su nombre legal) Reed. La fecha del envío: 11 de mayo de 1965, en plena efervescen­cia fundadora de Velvet Undergroun­d. Esa caja nunca se había abierto

Todo el mundo tendrá acceso, con un carné gratuito, a la colección del músico y poeta que creó el grupo Velvet Undergroun­d

cuando Anderson y los conservado­res la encontraro­n después de la muerte de Reed. Al hacerla sonar, escucharon versiones nunca oídas, grabadas por el propio autor, de las primeras canciones de Velvet Undergroun­d. Entre ellas, las icónicas ‘Waiting for the Man’, ‘Pale Blue Eyes’ o, también, ‘Heroin’. Reed se había mandado la cinta a sí mismo como una forma rudimentar­ia de probar su autoría. Esas grabacione­s, y otras de aquella época, estarán en el álbum ‘Word & Music, May 1965’ que se publicará el próximo 26 de agosto.

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