Andalucía, 3
Al Frankenstein con lunares el recuento no le dará ni para el taxi
VAN a salir el lunes, o antes. Cuando vean que el recuento nos les da ni para el taxi. Van a tapar el sol o la luna. Al Frankenstein que les quede lo van a vestir de lunares, de lunares verdes y blancos, y volverán a eso de la «alerta antifascista»: la de Pablo Iglesias desaforado cuando a Andalucía llegó el primer viento de cambio.
Los resultados son y serán los que clavó Michavila, y de aquí al domingo rozando el lunes ya se irán formando las ententes que no se entendían. Ya saldrá Juan Espadas como un partisano bajando Despeñaperros. Sin corbata y con carita de mártir degollado, la camisa remangada y la confirmación con acidez de estómago de lo que venía.
La izquierda habrá visto que meterse a regionalista fue un error, un inmenso error que arrastran casi con placer. Y no aprenderán. Pero la querencia es la querencia, y contra eso no hay nada que hacer.
Saldrán en tuiter en la madrugada, y con el megáfono el lunes a tomar las calles; como si Andalucía fuera una cortijada bolivariana. Como Marinaleda, mismamente.
Es lo que tienen algunos españoles de por allí y de por aquí, que si no les gusta lo que dicen las urnas sacan el altavoz y el tirachinas, y ya está formada la zapatiesta hasta que llegue la tanqueta, que los suele poner firmes. Y no siempre.
Lo bueno de todo esto de Andalucía y los sondeos es la anticipación, el conocerse a la fauna desde los primeros besos, e imaginarse el lunes, después del domingo electoral, a algunas banderitas regionales mezclando a tirios y troyanos, a comunistas y fenicios, a la misa y al repique. Y toda una región que debe ir a contramarcha porque muchos vivieron por encima de sus posibilidades. Y murieron, también, en ‘to lo arto’.
De Juan Espadas, hombre de paja de ese hombre que desgasta a los suyos, se espera ese baño de realidad que ya asume el sanchismo tras la ‘campañita’. En Almuñécar habrá baño nocturno, pese a todo.
Esperábamos algún truco de Bolaños y su factoría de la nada. Pero esto está ya niquelado. El contento, el trágala y el descontento, que son las tres potencias andaluzas.