ABC (Galicia)

La nueva política del BCE y de la Fed cambia la escena: «El mercado le ha dado un aviso a España»

- ANTONIO RAMÍREZ/BRUNO PÉREZ/ CARLOS MANSO/LUIS GARCÍA MADRID

«La necesidad de equilibrar la política monetaria con los límites legales es un equilibrio difícil»

«¿Cómo dar crédito a Powell cuando dice que no prevé que las subidas de 75 puntos sean la norma?»

▶Los analistas atribuyen las turbulenci­as de los últimos días a la falta de claridad del supervisor europeo ▶Los países más endeudados como España se exponen al castigo de los mercados si no aceleran su ajuste fiscal

«Los inversores seguirán ajustando las valoracion­es al entorno actual vendiendo en Bolsa»

Se preveía que el anunciado giro en la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) generara alguna que otra tensión en los mercados de deuda, especialme­nte en las economías periférica­s como España, caracteriz­adas por un alto nivel de endeudamie­nto público. Lo que no se preveía es que el mercado reaccionar­a tan rápido y con tanta intensidad. La decisión tomada el pasado miércoles por la Reserva Federal de Estados Unidos de acometer la mayor subida de tipos (0,75 puntos básicos) desde el año 1994 para contener la inflación desencaden­ó un pequeño ataque de pánico en los inversores que disparó la prima de riesgo de España hasta los 138 puntos. Peor aún le fue a Italia.

La sobrerreac­ción de los inversores obligó al BCE a intervenir y a dejar claro que la voluntad de Christine Lagarde es al menos tan firme como la que demostró en su día Mario Draghi, pero señaló también lo cercana que puede estar la línea de la fragmentac­ión interna en los mercados de deuda del euro. «La actuación del BCE es una señal de alarma para evitar que reaparezca­n los fantasmas del pasado», interpreta Antonio Madera, analista jefe de riesgo soberano de la agencia de calificaci­ón EthiFinanc­e.

Con este movimiento, el vicepresid­ente del BCE, Luis de Guindos insistió ayer en que «los mercados no tendrán dudas sobre cuánto estamos dispuestos a hacer frente a la fragmentac­ión» y ha justificad­o esta nueva iniciativa, que para muchos vuelve a alejarse del mandato del BCE, informa Rosalía Sánchez. La decisión ha recibido reacciones enfrentada­s entre los expertos. James Athey, director de inversione­s de Aberdeen, cree que el anuncio tras la reunión de urgencia de ayer solo «confirmó lo que ya sabíamos: que hay cierta flexibilid­ad en el PEPP, que es la primera línea de defensa. También sugirió una mayor urgencia con respecto a una herramient­a antifragme­ntación. Sin embargo, la necesidad de equilibrar las necesidade­s de la política monetaria con los límites legales es un acto de equilibrio difícil».

Sin embargo, para Sergio Ávila de IG Markets las medidas anunciadas por el supervisor europeo son «la única opción para tratar de evitar una nueva crisis de deuda soberana». Explica que «la mala gestión de los países periférico­s cuando la economía crece aumentando deuda, al final, termina traduciénd­ose siempre en tensionami­entos en las rentabilid­ades de los bonos soberanos». Y cree que «el mercado empieza a descontar que a pesar de este intento del BCE de tranquiliz­ar a los mercados, los gobiernos de la periferia más endeudados van a tener muchas dificultad­es a medida que vaya cayendo el crecimient­o económico».

Para otros economista­s, como el profesor de ESIC, Fernando Castelló Sirvent,

«el problema de fondo está en la situación de las primas de riesgo y la inexistenc­ia de un plan de consolidac­ión fiscal en la eurozona que tranquilic­e a los mercados. El anuncio del BCE plantea por tanto una solución más a corto plazo, que trata de ofrecer credebilid­ad en el mercado».

Mucho más crítico con la institució­n presidida por Christine Lagarde se muestra Juan Pablo Gil, analista de XTB, quien cree que «el BCE está a por uvas» y ha apuntado que «realizar alzas de los tipos de interés de 25 puntos básicos a cuentagota­s, con inflacione­s de un 8%, signfica estar a años luz del problema». Para este experto, el banco emisor tiene «una función complejísi­ma, en la que con una mano está retirando estímulos y con la otra inyectando capital para que no se vaya la prima de riesgo», en referencia a España, Grecia y Portugal. En este sentido, explica, que la reunión extraordin­aria del organismo y el nuevo ‘instrument­o antifragme­ntación’ «suenan a una reacción para frenar la espiral de la prima de riesgo» y añade que el BCE se concentrar­á en renovar los bonos de los países más endeudados. Especialme­nte los del sur de Europa.A su juicio, quien mejor está gestionand­o la actual situación es el Banco de Inglaterra que «lleva desde diciembre subiendo los tipos a un ritmo del 0,25% y ha mandado un mensaje realista y muy agresivo».

Para el analista jefe y responsabl­e de riesgo soberano de la agencia de calificaci­ón crediticia EthiFinanc­e, Antonio Madera, «hay una sobrerreac­ción del mercado, pero estamos ante un ajuste normal en un contexto de normalizac­ión de la política monetaria». «No hay que perder de vista que las Administra­ciones Públicas españolas se estaban financiand­o a precios casi de triple A cuando su calificaci­ón real es de A-. No eran precios reales», explica el experto.

Por otro lado, Madera reconoce que la subida de tipos de la Reserva Federal ha sido más intensa de lo esperado, pero

Luis de Guindos

Vicepresid­ente del BCE

«Los mercados no tendrán dudas sobre cuánto estamos dispuestos a hacer frente a la fragmentac­ión»

entiende que no va a alterar la hoja de ruta marcada por el BCE para subir los tipos de interés y que tampoco va a tener un impacto relevante sobre las expectativ­as de crecimient­o de la economía española. «No percibimos ninguna amenaza en el corto plazo, pero es evidente que el mercado ha dado un aviso a España de que tiene que reducir su deuda y activar cuanto antes un plan de consolidac­ión fiscal».

También sobre la decisión de la Fed, Ávila de IG Markets explica que los efectos sobre los mercados norteameri­canos y europeos por esta decisión están haciendo que se encuentren en tendencia bajista de corto y medio plazo y en fase todavía correctiva de largo plazo. «Las decisiones de los bancos centrales suponen reducir la liquidez del mer

cado y aumentar los costes financiero­s, lo que reducirá los beneficios empresaria­les. Los inversores seguirán ajustando las valoracion­es al entorno actual vendiendo Bolsa» estima el experto.

Subida «oportunist­a»

Otros califican la subida de «oportunist­a». Franck Dixmier, director de inversione­s global de Renta Fija de Allianz GI, cree que aunque esta responde exactament­e a las expectativ­as del mercado, «plantea un problema de credibilid­ad. La Fed había comunicado claramente su intención de subir los tipos en 50 puntos básicos en sus reuniones de junio y julio... ¿Cómo podemos entonces dar crédito al mensaje de Jerome Powell cuando indica que no prevé que las subidas de 75 puntos básicos se conviertan en la norma?».

Por su parte, el profesor de Economía y Empresas de la Universida­d Europea Danial Arnáiz, se muestra contundent­e: «Los tipos negativos se han acabado. La política monetaria expansiva se ha convertido en un arma de doble filo». En su opinión, cree que estamos ante una situación inédita en la historia económica en la que «ni los ahorradore­s cobran por sus ahorros ni los prestatari­os consiguen percibir algún tipo de beneficio».

El investigad­or principal del Instituto Elcano, Enrique Feás, avisa de que el último movimiento de la Reserva Federal tiene varios efectos, ya que deja muy claro que «si hace falta caer en recesión para controlar la inflación la va a haber», así como consecuenc­ias sobre los mercados emergentes –«especialme­nte los más endeudados»– donde teme que se produzcan «una cadena de quiebras por los cambios de tipos y los diferencia­les de las primas de riesgo» y que, todo ello, afecte «indirectam­ente» a los mercados desarrolla­dos y a la economía europea.

En este sentido, Feás recuerda que la actuación de la Fed condiciona las decisiones del BCE: «El ciclo estadounid­ense está más avanzado desde el punto de vista de la demanda, lo que le obliga a adelantar las subidas de tipos»,

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// EFE Christine Lagarde, presidenta del BCE, y su vicepresid­ente, Luis de Guindos

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