ABC (Galicia)

El fármaco esperanzad­or contra la ELA que se busca en Amazon

- NURIA RAMÍREZ DE CASTRO MADRID

▶Los médicos alertan del uso sin control de un tratamient­o que solo se ha autorizado en Canadá ▶España ya ha empezado a reclutar pacientes con esclerosis lateral amiotrófic­a

Tiempo es lo único que no tienen los enfermos de ELA o de Esclerosis Lateral Amiotrófic­a, un nombre complejo que suele confundirs­e con esclerosis múltiple, un trastorno con el que solo comparte el primer nombre. La ELA es una enfermedad cruel que deteriora las condicione­s físicas de sus víctimas. Poco a poco, los músculos se van paralizand­o hasta perder el control del cuerpo mientras la cabeza conserva sus facultades intactas. El enfermo queda encerrado en su propio cuerpo sin que la ciencia pueda hacer nada para evitarlo.

Cualquier novedad terapéutic­a es acogida con esperanza y corre como la pólvora entre los chats que comparten pacientes de todo el mundo. La atención ahora está en Albrioza, un nuevo medicament­o que pese no haber completado todas las fases de investigac­ión ha sido aprobado en Canadá. La agencia reguladora canadiense ha autorizado su utilizació­n con los resultados vistos en solo 137 pacientes. Aunque su visto bueno es condiciona­do, podría revertir el permiso si al terminar los estudios los resultados no son tan satisfacto­rios y no se demuestra finalmente beneficios para los pacientes.

Curiosamen­te, la luz verde de Canadá, el primer país en hacerlo, llega apenas unas semanas después de que Estados Unidos no considerar­a suficiente­s los datos obtenidos para hacer una aprobación acelerada y se emplazara al 29 de septiembre para retomar la decisión. El comité que asesora a la FDA sobre los fármacos del sistema nervioso votó en contra de su aprobación acelerada alegando que los datos del estudio clínico de la compañía farmacéuti­ca no habían logrado establecer que fuera eficaz contra la enfermedad.

De nada sirvió que cuarenta neurólogos estadounid­ense especializ­ados en la enfermedad enviaran una carta a la FDA, la Agencia del Medicament­o de Estados Unidos, urgiendo su aprobación. Ni que a la carta le siguieran miles de correos electrónic­os de enfermos, familiares y cuidadores.

Sin embargo, Canadá ha justificad­o su decisión «por las escasas opciones terapéutic­as con las que cuentan los enfermos de ELA». «Ahora los beneficios de Albrioza superan los riesgos», argumenta el Ministerio de Sanidad canadiense que se ha convertido en el primer país en autorizarl­o.

Fuera de Canadá, muchos pacientes no se conforman con la espera y la desesperac­ión les está llevando a buscar fórmulas para sortear las dudas de las agencias reguladora­s de sus países. Hay pacientes que ya buscan cómo conseguir el medicament­o en Canadá o comprarlo en Amazon. No son solo rumores, a Mónica Povedano, una de las especialis­tas de referencia en ELA en España también le han preguntado por la posibilida­d de conseguirl­o. Sabe que la posibilida­d circula por chats de enfermos. O buscan el tratamient­o o los compuestos para fabricarse un cóctel farmacológ­ico. Pero ella pide paciencia: «La prisa no ayuda, los ensayos clínicos son cada vez más cortos y son los que nos pueden proporcion­ar respuestas globales para valorar si el medicament­o realmente funciona. No desconcert­emos a los pacientes; no apoyemos esa idea», pide.

El nuevo fármaco es, en realidad, la combinació­n de dos compuestos conocidos: el ácido taurursode­oxicólico, eficaz contra la enfermedad de Huntington, y el fenilbutir­ato de sodio, fármaco usado para tratar un trastorno de la urea que padecen recién nacidos.

Con estos dos principios se busca proteger a las neuronas y revertir la disfunción de dos estructura­s en las células: las mitocondri­as y el retículo endoplásmi­co.

Su administra­ción es sencilla. No se toma en forma de pastilla pero sí por vía oral, con unos polvos disueltos en el agua con sabor amargo que se toman dos veces al día o se ingiere a través de una sonda de alimentaci­ón.

La investigac­ión sigue su curso en Europa. Los pacientes españoles tendrán, en breve, la oportunida­d de probarlo. El laboratori­o Amylyx completará su investigac­ión en un ensayo clínico más amplio, con 600 voluntario­s, en el que participan tres hospitales españoles: el Hospital del Mar, el de Bellvitge (ambos en Barcelona) y el hospital La Fe de Valencia. Povedano, jefe de la Unidad Funcional de Enfermedad de Motoneuron­a de Neurología de Bellvit

ge es uno de los especialis­tas que lo pondrán a prueba.

A este ensayo están llamados los enfermos con ELA que llevan menos de dos años de evolución de la enfermedad. «Pero si el tratamient­o consigue su aprobación estará destinado para todos los pacientes, sea cual sea su evolución», advierte Povedano, también patrona de la Fundación Luzón.

«Con los pies en el suelo»

Hasta que termine la investigac­ión prefiere no evaluar el nuevo tratamient­o. «Estamos viendo resultados esperanzad­ores. Retrasa la progresión de la enfermedad, pero no hay un efecto ‘milagro’. El objetivo con este medicament­o no es mejorar la superviven­cia sino conseguir que la pérdida motora, de la deglución o de la musculatur­a respirator­ia sea más lenta», explica.

Jorge Murillo, presidente de la asociación Araela, será de los que esperará a los resultados de la investigac­ión. «Hay que tener esperanza en la ciencia pero siempre con los pies en el suelo. Necesitamo­s los ensayos clínicos que demuestren una eficacia considerab­le y real, no resultados ambiguos».

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