ABC (Galicia)

El astronauta Lightyear contraatac­a

▶ Pixar vuelve a los cines con la aventura que convirtió en héroe al juguete de ‘Toy Story’

- LUCÍA M. CABANELAS MADRID

Al contrario que Neil Armstrong cuando pisó la Luna, su aterrizaje no fue ni un pequeño paso para el hombre ni un gran paso para la humanidad, pero terminó por convertirs­e en una hazaña histórica, al menos para el corazón de casi todos los mortales. Buzz Lightyear entró como un elefante de cacharrerí­a en la habitación de Andy en ‘Toy Story’ e intentó escapar, sin nave y con pirueta mediante, por la ventana. Pero no era capaz de volar. Programado para cumplir su misión, a aquel astronauta con el mentón de Kirk Douglas y la voz de Tim Allen le sobrevino el estrés postraumát­ico al descubrir que era un juguete; al entender que debajo del plástico solo había plástico. Hasta el infinito y más allá tuvo que ir para darse cuenta de que ni la capa ni el propulsor hacen al héroe, sino quien salta con uno al jardín, a la casa de enfrente o al espacio. Pero… ¿y si todo eso viniera luego?

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? ¿Y los juguetes con su vida pasada? El astronauta que solo quería ser astronauta se convierte en ‘Lightyear’; en protagonis­ta animado de la película que inspiró el ‘merchandis­ing’ de ‘Toy Story’; en héroe, por fin, de su propia historia. Una metahistor­ia, en realidad: cine dentro de cine, con un Buzz en el eje de una aventura clásica de ciencia ficción, con referencia­s a ‘Star Wars’, ‘Top Gun’ o ‘2001. Una odisea del espacio’. «No era un intento de dejar morir a ‘Toy Story’; es una historia adyacente, una aventura de acción y aventuras de Buzz Lightyear», reivindica Angus MacLane, el director de un ‘spinoff’ en el que reconoce «ciertos ecos» a una franquicia de la que, pese al «parentesco espiritual», quería distanciar­se «narrativam­ente».

Buzz pasa por el filtro del tiempo. Viaja en un bucle digno de ‘Interestel­lar’, ya no es de plástico y ahora habla como Chris Evans. En lugar de la serpiente en la bota de Woody, hay un gato androide en su nave; también un beso lésbico, censurado en 14 países musulmanes. Otras cosas no cambian, como su cabezonerí­a… y el eterno hoyuelo de Douglas: eso viene de fábrica, de la de juguetes o la de Pixar, que por fin regresa a las salas. «Todas nuestras películas están hechas para ser vistas en pantalla grande. ‘Red’ y ‘Luca’ también, pero la pandemia lo complicó. Nosotros solo somos los afortunado­s de poder volver a estrenar en cines y es genial, porque la experienci­a visualment­e inmersiva de la pantalla grande no se puede comparar a la de una pequeña», cuenta la productora, Galyn Susman.

Amstrong tiene la foto, pero no hubiera pisado la Luna sin (Buzz) Aldrin y Collins. Tampoco Lightyear sin sus amigos. «Me gusta que no se dé por vencido, que aprenda a depender de los demás», reflexiona MacLane. Y así, hasta el infinito… y más allá. Las veces que hagan falta.

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