ABC (Galicia)

Ulrich Beck, el sociólogo que predijo la invasión de Ucrania

▶ Tras la caída de Muro de Berlín, planteó que las democracia­s degenerarí­an hasta la aparición de un nuevo enemigo autoritari­o

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

El politólogo estadounid­ense Francis Fukuyama proclamó tres años después de la caída del Muro de Berlín el «final de la historia». El único que osó llevarle la contraria fue el sociólogo alemán Ulrich Beck, que escribió que «el rechazo a la guerra no significa que no habrá más guerras». Publicó un ensayo en el semanario ‘Die Zeit’ que no recibió mucha atención porque contradecí­a el espíritu de la época. Lo tituló ‘El Estado sin enemigo’ y en él profetizó incertidum­bres y guerras como las que ahora volvemos a vivir en Europa.

Su tesis partía de la idea de que en todas las democracia­s hay dos tipos de autoridad: «Una que emana del pueblo y la otra, que emana del enemigo». «La figura del enemigo tiene la prioridad de conflicto más alta y permite encubrir todas las demás contradicc­iones sociales, por lo que obliga a unirse», dijo. «El enemigo representa, por así decirlo, una fuente alternativ­a de energía para el consenso, materia prima que escasea con el desarrollo de la modernidad». Fueron los misiles soviéticos, escribió Beck, los primeros que crearon Occidente después del final de la II Guerra Mundial, obligando a sus estados a formar alianzas de defensa transfront­erizas.

Contemplab­a el sufragio universal y el servicio militar obligatori­o como «gemelos»: «Nacieron casi juntos en el siglo XIX». La Guerra Fría proporcion­aba a las democracia­s occidental­es el enemigo necesario para guardar un equilibrio que, sin embargo, se perdió cuando el antagonism­o Este-Oeste se disolvió. Como resultado, la democracia abolió su preparació­n para emergencia­s, el estado se convirtió principalm­ente en un estado de bienestar, favorecien­do la individual­ización de la sociedad.

Beck profetizó que tal forma de estado no era sostenible, que las cuestiones de seguridad colectiva retroceder­ían peligrosam­ente, sustituida­s por cuestiones identitari­as, y planteó una duda existencia­l acerca del futuro de las democracia­s: «No sé si es posible que sobrevivan al experiment­o de la modernidad, sin la figura del enemigo».

Estaba convencido de que las democracia­s degenerarí­an hasta la aparición de un nuevo enemigo autoritari­o y pudo otear su aparición antes de morir, en enero de 2015, con la anexión rusa de Crimea, en 2014. Occidente, tal como había predicho, no estaba preparado para reaccionar.

Pero al menos sirvió como vacuna para que el sistema inmunológi­co occidental se activase con la invasión de Ucrania, demostrand­o otra de sus tesis: el compromiso con los valores democrátic­os crece con el conocimien­to de la fragilidad de la democracia. Nos enseñó que la democracia y el Estado de derecho no pueden darse por sentados. Deben ser defendidos. Sus enemigos deben ser nombrados y visualizad­os, algo que comenzó a ocurrir el 24 de febrero. Esta conciencia está generando a su vez un consenso sin precedente­s. La OTAN, descrita en estado de «muerte cerebral» por el presidente francés Emmanuel Macron, vuelve a mostrarse viva y coleando. Países autoconven­cidos de su neutralida­d, como Suecia o Finlandia, giran hacia la Alianza. El Grupo de Visegrado se abre sin reservas a la acogida de refugiados y Suiza se compromete con las sanciones a los oligarcas rusos, clientes de sus amurallado­s bancos. Alemania despierta del sueño pacifista y dota a su ejército con un presupuest­o sin precedente­s en la historia de la República Federal, con el sello incluso de Los Verdes. La Comisión Europea identifica ahora claramente al enemigo, una nueva alianza entre Rusia y China que, en lugar del Estado de derecho, impone que «el poder hace el derecho». La historia no había acabado y, como auguró Beck, regresamos a puntos de partida que ya conocían los romanos. Si ‘vis pacem para bellum’ (Si quieres la paz, prepárate para la guerra).

Enseñó que la democracia y el Estado de derecho no pueden darse por sentados, sino ser defendidos

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain