Compromís arropa a Oltra con una fiesta ante las dudas de Ximo Puig
▶ La vicepresidenta valenciana imputada tampoco abandona la carrera electoral
Lo que se había anunciado como un acto para reivindicar la necesidad de reeditar el pacto autonómico de izquierdas en 2023, pronto se convirtió en un festival –con charanga incluida– de besos y abrazos antes las cámaras para dejar clara una idea: Mónica Oltra, ni dimite, ni la echan. Al menos, no sin acuerdo. En caso de que a Ximo Puig se le pasara por la cabeza cesarla, el tripartito –PSPV, Compromís y Unidas Podemos– saltaría por los aires. «Decisiones unilaterales, ni una», advertía ayer el diputado nacional de Compromís, Joan Baldoví, en un encuentro con militantes en Valencia tras la imputación de la vicepresidenta de la Generalitat por la gestión que hizo de los abusos de su exmarido a una menor tutelada. Era un dardo directo hacia el dirigente socialista, que ha llamado a «reflexionar y tomar decisiones» sobre la situación de su número dos, ante el temor del desgaste que puede generar al bloque progresista en un momento de empate técnico, según las últimas encuestas, con la derecha.
Del impacto del auto del TSJ y la tensa rueda de prensa en la que la portavoz del Gobierno valenciano descartó asumir responsabilidades políticas tras ser llamada a declarar como investigada el 6 de julio, la formación pasó al contraataque sin miramientos –recibió hasta Emiliano García-Page– y en clave de autobombo electoral. De hecho, a tenor de las intervenciones y el respaldo de –casi– todos los dirigentes más importantes de la formación, Mónica Oltra sigue en la carrera para las elecciones del próximo año. De naranja corporativo y desde el escenario, se dirigió a su madre, a su hermano y a sus hijos para recordarles que pueden «ir por la calle con la cara bien alta». Baldoví, cuya presencia se ha redoblado en actos de la coalición en las últimas semanas, despertó fervor entre el público y hizo suyo el himno del
Liverpool: «Nunca caminarás sola, Mónica». «Si tocan a una, nos tocan a todos», clamó entre abanicos y granizados para soportar los 30 grados que marcaban los termómetros. Pero a Compromís no solo le preocupa la ola de calor, sino también la «mediática, política y judicial que viene de Madrid», por parte de la derecha contra ellos, porque les tienen miedo, según su coportavoz Àgueda Micó. Mientras, Ximo Puig, que cree que su Ejecutivo «no tiene por qué peligrar», sigue reflexionando sin aclarar hasta cuándo.