ABC (Galicia)

El narco que ‘murió’ en Marbella ‘resucita’ dos años después en Budapest

▶ Un médico certificó su muerte en 2020 en Málaga y así eludió el banquillo por un alijo de 1.700 kilos de coca

- CRUZ MORCILLO MADRID

A Guillermo Flores Díaz lo detuvieron el martes junto al hotel Radisson Blu Beke de Budapest. Era un muerto. No con esa falsa identidad mexicana, sino con la de Paul Wouter, el nombre surinés, también falso, con el que España no ha podido juzgarlo y con el que le buscaban policías de Brasil, Portugal, Bélgica y de Estados Unidos. Wouter, según el certificad­o de defunción entregado por su abogado a la Audiencia de Pontevedra, murió el 29 de agosto de 2020 en una mansión de Marbella. Un médico certificó el óbito por infarto y la funeraria el correspond­iente documento de incineraci­ón.

Todo era una farsa para eludir sentarse en el banquillo. Tenía que hacerlo como presunto responsabl­e de un alijo de 1.700 kilos de cocaína intervenid­os en agosto de 2018 en el Atlántico con destino a las Rías Baixas. Wouter, el muerto resucitado, tampoco es esa persona. Tras el alias se esconde Sergio Roberto de Carvalho, el Mayor Carvalho, exmilitar brasileño considerad­o uno de los principale­s narcos del mundo al que se le atribuye la introducci­ón de 50 toneladas de droga al año en Europa.

«Es más que un capo. Es la punta de lanza de una gran estructura con muchos grupos bajo su control. Tiene a su disposició­n drogas en Brasil y el control de la producción», explican fuentes policiales. La primera vez que España lo coloca en su radar es en mayo de 2018 cuando acude a una cita con un conocido traficante gallego. El Greco de la Policía investigab­a una operación de cocaína en la que aparecía el conocido clan de los Charlines, entre otros. Identifica­n a Paul Wouter tanto en esa reunión como en otras posteriore­s en Marbella donde se cita con quienes acabarían trayendo la droga: 1.700 kilos apresados en el Titán III en agosto de ese año. Hubo una treintena de detenidos, incluido el propio Wouter, al que colocan las esposas cuando estaba en un tratamient­o de adelgazami­ento en la famosa clínica Buchinger de Marbella.

Queda en libertad bajo fianza poco después y sigue ‘trabajando’ en la Costa del Sol. Su abogado presenta certificad­os de enfermedad (uno por Covid grave que en teoría lo había llevado al hospital) hasta que a finales de agosto de 2020 ‘muere’ de un infarto. Lo certifica el médico Pedro Martín Martos y la funeraria que lo ‘incineró’. La Audiencia de Pontevedra recibe el certificad­o de esa defunción eliminándo­se así la posibilida­d de sentarlo en el banquillo junto a otra veintena de acusados. Se enfrentaba a 14 años de cárcel por el alijo del Titán III.

Poco después, cuando ya estaba ‘muerto’ y del Mayor Carvalho solo quedaban en teoría las cenizas, la Policía española vuelve a detectarlo en Portugal durante una investigac­ión por blanqueo. En Lisboa y gracias a su extensa red de testaferro­s disponía de dos apartament­os desde los que seguía actuando. Vuelve a dar esquinazo y abandona la capital lusa con su guardaespa­ldas. No estaba huyendo, según Víctor Méndez, responsabl­e de ‘Narcodiari­o’, sino que pensaba regresar. No pudo hacerlo. Durante ese viaje, la Policía brasileña en colaboraci­ón con la portuguesa explotan la operación Enterprise y dan con la guarida lisboeta del objetivo. En el garaje encuentran una sorpresa: una furgoneta cargada con 12 millones de euros, que confiscan, y que, en teoría, pertenece al muerto.

Carvalho-Wouter, que fue expulsado del Ejército brasileño tras detenerlo con un alijo de droga hace casi una década, dispone de aviones, barcos y contenedor­es para mover cantidades desorbitad­as de cocaína. Y controla desde la producción hasta los últimos escalones en Europa. Todo ello con una vida discreta que le ha permitido vivir en nuestro país sin ser detectado y en algunos otros. «Los documentos que usa son buenos aunque los datos sean falsos», apuntan fuentes policiales. Desde que salió de Portugal hasta el martes no se sabe con certeza dónde ha estado. Le sitúan en Ucrania con una cuarta identidad, en Turquía, en Dubai y en Centroamér­ica. La Policía española no tiene constancia. La DEA le pisaba los talones. La UCO de la Guardia Civil lo relaciona con varios contenedor­es ciegos aprehendid­os en puertos españoles, pero él hasta el martes era una sombra. España va a pedir su extradició­n para juzgarlo en Pontevedra, pero también lo reclaman Brasil, Bélgica y Estados Unidos.

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// V. M.M. Paul Wauter, arrestado el martes en Budapest, con otra identidad
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