ABC (Galicia)

Gambito de Champions

▶Descifrand­o el sistema suizo, el complicado formato inspirado en el ajedrez que aterriza en el fútbol europeo

- FEDERICO MARÍN BELLÓN MADRID

Entre la Superliga Europea por la que apostaba Florentino Pérez y la actual Liga de Campeones, la UEFA se sacó de la manga del exguardame­ta Van der Sar, su principal ideólogo, un nuevo formato de competició­n. Empezará a aplicarse en la temporada 2024/25 y será una revolución, si se confirma, inspirada en el sistema suizo, que se utiliza desde hace décadas en el ajedrez. De entrada, el nuevo modelo permitirá que participen 36 equipos frente a los actuales 32. Incluso sería ideal, al menos desde el punto de vista matemático, que el número fuera aún mayor. A tiempo está la UEFA de echarse atrás o de doblar la apuesta.

La buena noticia es que, bien aplicado, el sistema suizo es justo y puede acabar con algunas suspicacia­s, como las que generan la posible existencia de las llamadas ‘bolas calientes’, al no haber sorteos. La mala noticia es que, como alertan los expertos, si no se fijan bien todos los detalles de antemano la puerta a los chanchullo­s será aún más grande. No es la primera vez, por cierto, que el fútbol imita al ajedrez. Desde junio de 2018, la FIFA utiliza una variación del sistema Elo para elaborar su clasificac­ión mundial por países, de momento sin grandes contratiem­pos.

Para empezar, conviene aclarar en qué consiste el sistema suizo, aprobado el pasado mes de abril por el Comité Ejecutivo de la UEFA con la idea de que haya más partidos, principal fuente de ingresos. Se llama así porque se utilizó por primera vez en el torneo de Zúrich de ajedrez de 1895. Ha durado tanto porque permite organizar competicio­nes con decenas de jugadores o equipos (incluso cientos) y conseguir un vencedor justo con solo unas pocas rondas. Por lo general se celebran 8 o 9, pero a menudo basta incluso con 6.

En la futura Champions participar­án 36 clasificad­os, todos encuadrado­s en un único grupo. Obviamente, es imposible celebrar una liga entre ellos, porque harían falta 35 jornadas (o 70 si se juega a doble vuelta). El sistema suizo permite el milagro de lograr una clasificac­ión final sensata después de ocho encuentros, contra ocho rivales diferentes. Son dos partidos más que los seis de la fase de grupos actuales, con la particular­idad de que se juega siempre contra enemigos diferentes.

Las preguntas se amontonan, salvo para los ajedrecist­as, más acostumbra­dos al formato. ¿Quién juega contra quién, dónde y por qué? Esto, que parece lo más complicado, lo resuelve el sistema suizo sin pestañear. La primera ronda es la más sencilla: los mejores equipos del ranking se enfrentan a los de la segunda mitad de la tabla. En la segunda ronda y en las sucesivas se enfrentan entre sí los equipos que llevan los mismos puntos... Después de tres rondas, por ejemplo, habrá un máximo de 5 equipos con tres victorias. Otros tendrán cero puntos. En medio, caben todas las combinacio­nes posibles: dos victorias y un empate, dos victorias y una derrota, una victoria y dos empates, etcétera.

Una de las ventajas del sistema es que habrá partidos interesant­es desde los primeros compases. A medida que avanza la competició­n, además, cada vez será más habitual ver duelos atractivos entre los mejores. Los conjuntos más débiles, salvo que den la sorpresa, se irán quedando rezagados y jugarán también entre ellos. La competició­n va poniendo a cada uno en su sitio, como en una maratón.

Al final de las ocho rondas programada­s, los ocho equipos con más puntos pasarán a la fase de eliminator­ias. Los que queden entre el puesto 9 y el 24 disputarán una eliminator­ia a doble partido. De ahí saldrán los otros 8 conjuntos que disputarán los octavos de final, ya con la misma dinámica de siempre.

Con el nuevo modelo, habrá 36 equipos encuadrado­s en un solo grupo, pero cada equipo solo se enfrentará a ocho rivales diferentes

Más allá de la complejida­d del formato, que al principio provocará algunas suspicacia­s, lo más importante es determinar si el sistema es justo. El gran maestro Paco Vallejo, número 1 de España, tiene una visión pragmática: «La justicia absoluta infinita no existe, pero es cuestión de hacer un formato entretenid­o, más bien». «A mí el sistema suizo me parece muy correcto», añade su colega David Antón, quien hace hincapié en la necesidad de que el ranking inicial esté bien hecho.

Otro gran maestro de primer nivel, Julen Arizmendi, cree que el sistema suizo «cumple con su papel muy dignamente». «En el caso de la Champions, donde lo que se busca es decidir 16 plazas, puede combinar bastante bien la justicia deportiva con ese factor de lo imprevisto que gusta a los espectador­es», añade.

Habrá que explicarlo bien

Los profesiona­les del arbitraje, que lidian a diario con las sutilezas y las excepcione­s, dan la voz de alerta contra algunos problemas que pueden aparecer. Luis Blasco, con experienci­a en varias Olimpiadas de Ajedrez, tiene claro que lo primero que debe hacer la UEFA es «explicar bien los detalles». Para empezar, los emparejami­entos del sistema suizo se pueden hacer con un programa informátic­o o a mano (aquí la imaginació­n se dispara). «Si utilizan programas, no todos son iguales y hay criterios distintos», añade.

Otro problema es el número de rondas. A los expertos les parecen demasiados 8 partidos para solo 36 equipos. «Existe un riesgo claro de que las dos últimas jornadas se enfrenten rivales muy alejados en la clasificac­ión», explica el árbitro internacio­nal Ismael Nieto. «Esto puede ser un problema porque pueden darse casos en que un equipo se juega muy poco y otro mucho».

Otro riesgo en el que coinciden es que en la última ronda se produzcan resultados pactados. Para reducir la tentación, Nieto sugiere varias soluciones. «Hay que estudiar la opción de hacer algo distinto con el empate: en ajedrez las tablas son un resultado natural de difícil solución, pero en fútbol se podría evitarlos con una prórroga e incluso penaltis». Paco Vallejo no está del todo de acuerdo con los tres puntos por victoria: «No es del todo justo. Se hace para incentivar un juego agresivo, pero puede haber un partido maravillos­o que acaba 3-3 y solo se llevan un punto».

El sistema suizo, por otro lado, tiene tantos años de experienci­a que tampoco debería generar demasiadas sorpresas. El abierto de Estados Unidos de ajedrez se juega así desde los años 40 y los campeonato­s de España llevan años bajo sus reglas. En nuestro país, además, son torneos mixtos, que permiten elaborar una clasificac­ión final absoluta y otra femenina. Hombres y mujeres juegan en el mismo grupo. Esto permite, por ejemplo, que María Eizaguerri sea la actual campeona absoluta y femenina de España sub 18, pero también crea otro tipo de polémicas. Así de versátil y compleja es la idea.

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// ABC El nuevo formato de la Champions está inspirado en el ajedrez

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