Periódico fue acribillada a balazos
▶ Al director del medio más amenazado en México, el país más letal para la prensa, le atravesaron las dos piernas a tiros y la sede del
En el día de su 34 cumpleaños, a Adrián López Ortiz, director del periódico ‘Noroeste’ de Sinaloa, dos todoterrenos le acorralaron al salir del aeropuerto. Era medianoche. Bajaron dos hombres armados con fusiles de asalto y le exigieron que los acompañara. El periodista mexicano decidió su futuro en un instante: en Sinaloa la lista de desaparecidos iguala la de asesinados. Tras la negativa, le dispararon y las balas atravesaron sus dos muslos y el nervio ciático. El gobernador del estado calificó de «suerte» que López Ortiz no muriera en el ataque tras 40 agónicos minutos inválido que le dejaron un dolor crónico. En breve saldrá de prisión uno de los atacantes, que fue capturado. Al otro no llegó a reconocerlo. El atentado, que se quiso disfrazar de robo, supuso una agresión más contra el periodismo que informa sobre el narco en México.
El periódico ‘Noroeste’ lleva su premisa de no guardar silencio hasta las últimas consecuencias, algo por lo que ya pagó un alto precio en la época del todopoderoso PRI que gobernó México durante setenta años. La sede del periódico, con 49 años de historia, ha sido tiroteada –ha recibido 68 balazos– y decenas de sus periodistas han sido secuestrados y amenazados «en un país sin ley».
El último tiroteo lo sufrieron por un conflicto entre bandas rivales. Al terminar el atentado dejaron en el rotativo una ‘narcomanta’ (mensaje) con instrucciones sobre cómo y qué debían publicar. Al día siguiente, el texto de la portada era escueto pero contundente: «No vamos a ceder». Por no aceptar callarse fueron extorsionados con un coche bomba: López Ortiz tuvo que ejercer de mediador en las negociaciones.
«Cuando de veras te van matar, nadie te avisa», afirmaba el periodista Luis Enrique Ramírez, asesinado el pasado 5 de mayo tras haber sido secuestrado, en una entrevista al diario de López Ortiz. «Te sientes abrumado e indefenso cuando en tres días matan a cuatro compañeros», explica López Ortiz a ABC en una escena más propia de una guerra. Solo Ucrania supera este año a México en el número de periodistas asesinados.
Pero, ¿cómo se cuenta la verdad desde el interior del infierno sin perecer en él? Cuidando las fotografías, las identidades y el proceso penal. Sin cebarse en un innecesario cotilleo de los capos de la droga «que van y vienen», ofreciendo una información exenta de detalles morbosos y erradicando expresiones como ‘ejecutado’ (en vez de asesinado) o ‘levantado’ (en lugar de desaparecido) para no conferir al crimen organizado atribuciones del Estado. «Porque si empiezas a hablar como ellos, ¿cómo distingues quién es quién?», se pregunta López Ortiz. A pesar de los férreos protocolos para cubrir la violencia «a veces fallamos porque es un panorama muy complicado».
La redacción siempre estará en riesgo, intentando asegurar la vida de sus periodistas, lidiando con el reto de esquivar un crimen organizado que evoluciona constantemente. La pasada década ‘Noroeste’ fue el periódico más agredido, convirtiéndose en el medio más peligroso del mundo –por encontrarse en el país más mortífero– para ejercer la profesión. Y «esto no va a parar porque este Gobierno ha decidido no combatir el crimen», denuncia y lamenta López Ortiz.
Como una guerra Solo Ucrania supera este año a México en el número de sus periodistas asesinados