Brotes del pasado
El brote de la viruela del mono ha despertado la curiosidad del lector por una enfermedad que nos traslada al pasado. MANUELA REDONDO se queja del contenido de un reportaje de carácter histórico dedicado a este mal. «Me sorprende negativamente –señala en su carta– que no hayan incluido el papel tan importante de España en la erradicación de la viruela, ignorando el importante cometido que le dio el Rey Carlos IV a Francisco Javier Balmis y José Salvany, médicos, y a Isabel Zendal como cuidadora y/o enfermera de los niños que trasladaron la vacuna en sus cuerpos a América y Asia, en una odisea increíble durante tres años con los medios disponibles en aquella época. ABC podría haber opuesto el uso interesado de los ingleses en el contagio de la viruela con la maravillosa campaña que realizaron los españoles, imprescindible en la erradicación de esta plaga. Ni siquiera los españoles somos capaces de mostrar al mundo nuestro esfuerzo y coraje en gestas que nadie más ha realizado y que muestran la generosidad de nuestro país y sus gentes. Fue una aventura muy difícil, pero se llegó a todos los territorios de ultramar que España poseía, ofreciendo las vacunas no solo a los súbditos del Rey español, sino a todos los que querían vacunarse. La vacuna se descubrió en 1896, y en 1903 Balmis, Salvany y Zendal, junto con muchos niños españoles que fueron inoculados para llevar la vacuna, consiguieron llevarla al mundo entero». mantel repetidas veces con José Luis Balbín en el colegio mayor Covarrubias de Madrid. Él hacía Periodismo y yo, Derecho, y como conozco las virtudes dialogantes de Balbín, no tengo por menos que apoyar la idea de Antonio Garrigues Walker para que se instituya un premio para las personas que se distingan en proponer un diálogo civilizado, útil para la convivencia. En fin, lo que en buena lógica se entiende como civilizado».