Feijóo reajusta las funciones de su equipo tras las elecciones andaluzas
Lunes, 10 de la mañana. Alberto Núñez Feijóo ha convocado a su Comité de Dirección en Génova. El ambiente es como el de una clase de matemáticas, pero de tres o cuatro horas: todo lo que se dice es importante, sin hueco para las frivolidades, y todos están obligados a prestar plena atención para no perder el hilo. El presidente pregunta todo y quiere escuchar a cualquiera que tenga algo que decir, bien argumentado y con rigor, que aporte valor sobre cualquier cuestión del orden del día. «Nos sentimos todos muy equipo», aseguran desde dentro del Comité. «Tus opiniones son escuchadas con interés, se nos tiene en cuenta, y sentimos que sirven para pulir la posición final del partido».
Las comparaciones pueden resultar odiosas, pero en el PP se recuerda bien cómo eran esas reuniones en la etapa de Pablo Casado y Teodoro García Egea. La diferencia con la situación actual es como la que va del negro al blanco, o de la noche al día, como se comenta en los mentideros populares. Según testimonios de aquella época, los comités «eran una pérdida absoluta de tiempo». «Pablo y Teo estaban más atentos a sus móviles que a las palabras de los que hablaban. A veces acababa el turno de intervenciones y se hacía un silencio porque ni siquiera se daban cuenta. Otras Teo salía en mitad de la reunión, mientras la gente intervenía». A menudo, enviaban un wasap al presidente del partido y tan solo recibían un emoticono como respuesta (el dedo pulgar hacia arriba). García Egea prefería responder con un ‘Go’. «Hemos pasado de la extrema ineficiencia a la eficiencia permanente, ahora no se pierde un segundo en chorradas», aseguran fuera de Génova con visible satisfacción. Lo que ocurre dentro de la sede nacional del PP es motivo de comentarios en todo el partido.
Los doce del Comité, más las dos personas del gabinete de Feijóo que acuden a las reuniones, forman un equipo que aún está encajando sus piezas. El líder del PP tenía claro desde el principio que iría a Génova con el que fue su secretario general en Galicia, Miguel Tellado, y también que podría contar con Esteban González Pons, al que le unen lazos de amistad y confianza desde hace tiempo. Además, su equipo de asesores de toda la vida le acompañaría a Madrid, con Mar Sánchez al frente de la comunicación y Marta Varela como jefa de gabinete. A partir de ahí debía construir la nueva dirección del partido.
El ‘casting’ del PP
Feijóo pidió opiniones y nombres, muchos nombres, a presidentes autonómicos, a ex presidentes del Gobierno y a otros dirigentes del partido para formar su equipo. Algunos en el PP lo llaman ‘casting’. Por sus manos pasaron decenas de recomendaciones para todos los gustos y puestos, que al final derivaban en entrevistas con los elegidos para conocerlos de forma directa. En este proceso, tuvo un papel especial Juanma Moreno, protagonista con Feijóo del proceso de sucesión en el PP. Moreno hizo dos aportaciones determinantes: Elías Bendodo para el puesto de coordinador general y Juan Bravo para el área clave del proyecto de Feijóo, la económica. El líder del PP prácticamente no conocía a ninguno de los dos –a Bendodo lo llamaba ‘doble agente’–, pero llegaban con el aval de Moreno y de su propia experiencia en Andalucía. En realidad tampoco conocía a otros de los vicesecretarios que incorporó a su equipo, como Carmen Navarro, diputada por Albacete, que llegaba bien recomendada por varias vías, sobre todo la parlamentaria nacional. Con Pedro Rollán había coincidido brevemente durante los cuatro meses en que fue presidente de la Comunidad de Madrid y poco más.
Respecto a los portavoces parlamentarios, apostó por la continuidad y la estabilidad en los grupos, en un momento muy delicado para el partido, tras la experiencia traumática que habían vivido todos. Cuca Gamarra iba a ser la ‘número uno’ en el Congreso, en ausencia del presidente del PP, y la dotó de un plus de autoridad con el puesto de secretaria general.
El Comité de Dirección se completó con el gallego Diego Calvo al frente del Comité Electoral, otro puesto clave dentro de Génova, y con José Antonio Monago en el de Derechos y Garantías. Monago, que había sido defenestrado por la anterior dirección, fue uno de los barones más beligerantes contra Casado en la ‘semana trágica’ del PP en febrero.
Algunas fuentes parlamentarias populares definen a Feijóo como «extremadamente reservado y bastante desconfiado de primeras». Y con esos mimbres echó a rodar la nueva dirección del PP, un grupo humano de dirigentes con experiencia acreditada, donde había tres personas que repetían puesto en el Comité: Cuca Gamarra, Javier Maroto y Dolors Montserrat. El resto se estrenaba en Génova tanto como el jefe.
Este equipo acaba de cumplir sus primeros 80 días de trabajo al frente del PP, de los cuales 54 han sido en periodo electoral en Andalucía, desde que se convocaron elecciones hasta que se celebraron el 19 de junio. Elías Bendodo ya anunció en el congreso de Sevilla que el PP se ponía desde ese momento en ‘modo andaluz’. Y ahora, tras el éxito en las urnas, pasa al ‘modo nacional’ al cien por cien. «Sabemos que Sánchez puede pulsar el botón nuclear para convocar elecciones generales en cualquier momento y Feijóo quiere un equipo preparado desde el primer minuto para gobernar», comentan fuentes populares.
En estos casi tres meses, Feijóo ha ido conociendo más a todos los miembros de su equipo y no han faltado momentos de tensión. Lo que peor lleva el líder del PP es la deslealtad y la falta de seriedad, que alguien de su equipo traicione su confianza. Y eso ocurrió en un Comité de Dirección, cuando se filtró una información que causó un enorme malestar a Feijóo. Quedó claro desde ese momento que las reuniones y el Comité de Dirección solo podrían ser útiles y funcionar si actuaban como un equipo y podían hablar con total sinceridad dentro de la sala. Si después se filtraban las conversaciones o las estrategias, se convertiría en un órgano inútil. El mensaje llegó claro y nítido a todos.
Trabajador y discreto
Durante este tiempo, hay dos miembros del Comité de Dirección, más allá de los hombres de su máxima confianza, que han sorprendido de forma positiva a Feijóo. Uno de ellos es el portavoz en el Senado, Javier Maroto, con el que comparte horas, escaño con escaño, en el Pleno del Senado y que se ha ganado la plena confianza de su presidente. El otro es Pedro Rollán, el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local. Su perfil trabajador, gestor, muy discreto y prudente ha encajado a la perfección con Feijóo.
El PP estrenó modelo de partido, con una estructura singular, en la que la secretaria general, el coordinador general y el vicesecretario de Organi
▶El Senado, centro de operaciones del PP: Bendodo y Bravo se unirán a Feijóo, Maroto, Tellado, Rollán y Monago ▶El líder del PP llegó a Génova sin conocer prácticamente a la mayoría de la dirección, que se ha tenido que ganar a pulso su confianza
Pedro Rollán y Javier Maroto, dos de los miembros que más han sorprendido a Feijóo en esta primera etapa
Tellado se ha ganado al partido en los territorios donde quedaron polvorines internos a punto de estallar
Presidente del PP
Entre los diputados del PP comentan que Feijóo es «extremadamente reservado y desconfiado de primeras». Empezó a trabajar en Génova con un Comité de Dirección que conocía poco o muy poco, salvo la excepción de los gallegos y de Pons. Fue muy claro desde el principio: solo podrán funcionar si no se traicionan la confianza entre ellos.
Alberto Núñez Feijóo