El escenario se dinamiza
Severodonetsk ha caído. El objetivo inmediato de las tropas rusas es ahora Lisichansk que, reuniendo mejores condiciones topográficas para su defensa, lleva semanas siendo ‘ablandada’ por los fuegos rusos. El lento pero pertinaz empuje de la infantería rusa hacia el oeste ha dejado a su espalda la línea Toshkivka-Hirske-Zolote-Popasna. Consecuentemente, se eleva la probabilidad de que los defensores de Lisichansk queden embolsados. Con el óblast de Lugansk prácticamente en poder ruso, sus operaciones podrían acelerarse hasta enfrentar la línea fuerte de la defensa ucraniana, entre Sloviansk y Bajmut (Artemivsk), en el óblast de Donetsk.
Los países bálticos, que hace veinte años imploraban en la OTAN la vigilancia y defensa de sus cielos (Air Policing) –funciones que, desde 2004, venimos asumiendo los demás (España desde 2006)–, ahora tensionan el escenario, sacando pecho frente a Rusia. Lo más llamativo es que, a pesar del tiempo transcurrido, esos países no se hayan esforzado demasiado para dotarse de los medios necesarios para tan soberano cometido. Asimismo, Lituania, con la coartada de las sanciones a Rusia, ha decidido filtrar o bloquear el trasiego de, entre otros, materias primas, materiales de construcción y bienes de lujo por el corredor de Suwalki, que conexiona Kaliningrado con Bielorrusia-Rusia. Acción calificada por Moscú como «ilegal y sin precedentes». No se sabe cómo, pero Rusia responderá. Porque interrumpir el libre movimiento entre territorios de un mismo país es un ‘casus belli’ de libro.
La celeridad del Consejo Europeo otorgando a Ucrania y Moldavia, el día 23, el estatus de candidatos a la adhesión, pasando por encima de otros países de esa endiablada zona, que llevan años en la cola para tal afiliación, resulta inédita. Aunque sea una medida política, no parece buen negocio otorgar la vitola europea a quienes no reúnen los mínimos estándares para tal candidatura (incluyendo conflictos civiles). A países que, también, por eterna geopolítica, son caldo de cultivo para la inestabilidad en el este continental. Al optar por la dudosa aventura de ‘superextensión’, la Unión se aleja de una juiciosa profundización. Mal presagio; como el de Virgilio en la ‘Eneida’: «Facilis descenso Averno» (fácil es la bajada a los infiernos).