Guerra y paz
Si el principal objetivo de Putin era alejar y dividir la OTAN, ha conseguido justo el efecto contrario
Suele decirse, que «una paz negociada es mejor que una guerra ganada». Puede ser. Pero no siempre. Depende de las condiciones, porque si significa el total sometimiento de una parte a la otra, la pérdida no sólo de su libertad, sino también de su personalidad, como ha ocurrido en muchas ocasiones, es comprensible que muchos prefieran seguir luchando hasta morir a aceptar esa forma de esclavitud en vida. Es lo que se está debatiendo en las esferas diplomáticas y en el campo de batalla de Ucrania.
Aquella guerra alcanza su ecuador, el momento en que puede decantarse en un sentido u otro. Putin creyó ganarla en cuatro días, con un ataque feroz a Kiev, la capital. La defensa no menos fiera, aunque bastante más brillante de los ucranianos les hizo retroceder con severas pérdidas. Pero los rusos no cejaron en el empeño, que se concentró en el Donbass, las dos provincias limítrofes con Rusia. Una de las ciudades símbolo, Mariúpol, ya la han tomado, y avanzan hacia la conquista de Lugansk. De continuar su avance, podrían enlazar con sus tropas en la Crimea ocupada en 2014. Desde allí sólo les quedaría el salto hasta Odesa. El gran puerto en el mar Negro, dejando a Ucrania sin salida a su impresionante riqueza agrícola y sus productos industriales.
¿Se contentaría Putin con ello? Que bombardee de nuevo Kiev advierte que mantiene su objetivo inicial: arrasar Ucrania y acabar con sus habitantes de no rendirse. Los sátrapas como él no aceptan los compromisos. Los ucranianos lo saben. Por eso luchan.
¿Qué hará Occidente? Es lo que debatirá la OTAN esta semana en Madrid. De entrada, reforzar su presencia desde Noruega a Moldavia y acelerar el ingreso de Ucrania en las instituciones europeas, como el ingreso de Suecia y Finlandia. Si el principal objetivo de Putin era alejar y dividir la OTAN, la ha acercado y reforzado. Mientras el G-7 en Múnich prohíbe comprar su oro, donde más le duele. Sólo entiende esa lengua: «Para evitar la guerra, hay que prepararse para ella», decían los antiguos. Aún vigente.