El G-7 invertirá 600.000 millones para frenar la influencia de China
▶ La suma pretende impulsar el desarrollo de países con ingresos medios y bajos
La imagen de familia de la cumbre del G-7 dio ayer para muchas bromas. Boris Johnson sugirió aligerarse de ropa para los fotógrafos. «¿Con o sin camisas? Tenemos que demostrar que somos más duros que Putin», dijo, en referencia a las imágenes propagandísticas del presidente ruso en las que posa a pecho descubierto. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, siguió con el chiste y propuso por su parte «una exhibición a caballo con el torso desnudo». «La equitación es una buena opción», zanjó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que evitó opinar sobre ropa.
Pero en el interior de los salones del castillo de Elmau, en Baviera, el tono resultó bastante más serio.
Johnson advirtió contra los intentos de encontrar una solución negociada que «podría prolongar la inestabilidad mundial», un tirón de orejas a las llamadas telefónicas que mantuvieron el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, con el presidente Vladímir Putin. El ‘premier’ ha rechazado desde el inicio de la invasión cualquier diálogo con el «dictador» y «ha subrayado que cualquier intento de arreglar el conflicto ahora solo servirá para que Putin se crea en el derecho de manipular a países soberanos y a los mercados internacionales para siempre», según un portavoz del Gobierno británico.
El toque de atención llegaba algo tarde, porque Scholz ya ha roto públicamente con esas conversaciones, aunque las delegaciones intercambiaron opiniones sobre la cuestión de si Rusia será invitada o no a la próxima reunión del G-20, que se celebrará en noviembre. En una bilateral con Macron, Johnson trató de llevar al francés por