Ecuador retoma el debate sobre la destitución del presidente
La Asamblea Nacional de Ecuador anunció la suspensión del debate sobre la posible destitución del presidente del país, Guillermo Lasso, aunque estaba previsto que se retomara a partir de las 16.000 horas de ayer (las 23.00 en España), según los datos disponibles al cierre de esta edición.
El anuncio fue realizado por el presidente del Parlamento, Virgilio Saquicela, que confirmó que todavía quedan por hablar unos 40 diputados para expresar su opinión sobre la destitución del mandatario. La resolución necesita el voto favorable de al menos dos terceras partes de los asambleístas, un total de 92 votos.
Por ahora, además de los parlamentarios de ID, el partido indigenista Pachakutik, el Partido Social Cristiano (PSC), la Bancada Acuerdo Nacional (BAN) y algunos independientes también han adelantado su desacuerdo con la destitución de Lasso. El país se encuentra sumido en un paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y otras organizaciones sociales por el alto coste de la vida. En el marco de las protestas, se ha confirmado la muerte de varias personas y centenares de heridos.
«Sigo con preocupación lo que ocurre en Ecuador, animo a todas las partes a abandonar la violencia y las posiciones extremas», pidió ayer el Papa Francisco, que apostó por una solución negociada. «Sólo a través del diálogo se puede encontrar la paz social, con especial atención a las poblaciones más pobres, pero siempre respetando los derechos de todos». el camino de la exclusión total de Putin, para reforzar una imagen de unidad que se verá puesta a prueba a partir de ahora. «Debemos mantener conversaciones muy francas», dijo. «Va a haber cansancio de la población y de las clases políticas», añadió, y se refirió a la inflación prolongada y al agotamiento de la opinión pública. «Una victoria de Rusia nos hará mucho más daño que la inflación».
La primera sesión del G-7 se centró en la crisis energética y la inflación. «Hay una caída de las tasas de crecimiento en algunos países, un aumento de la inflación, escasez de materias primas e interrupción de las cadenas de suministros», constató Scholz. «Todos estos son no pequeños desafíos, pero estoy muy seguro de que lograremos enviar una señal de unidad y acción decisiva desde esta cumbre».
La segunda sesión se dedicó a las inversiones en infraestructura global, como puertos, ferrocarriles, redes eléctricas y atención médica. En este marco, se acordó un gran plan impulsado por Estados Unidos para contrarrestar el avance de China. La iniciativa, que movilizará 600.000 millones de dólares, pretende impulsar el desarrollo en países de ingresos bajos y medios, para fortalecer la economía global y la cadena de suministros. Para ello, será creado un fondo público-privado al que EE.UU. aportará al menos 200.000 millones en cinco años y que financiará proyectos de protección del clima y seguridad energética, como plantas de fabricación de baterías, además de expansión de tecnología 5-G y 6-G e inversiones en mejoras sanitarias, vacunas y equipamiento médico. Un ejemplo es el cable submarino de 17.000 kilómetros que la compañía estadounidense SubCom construirá para unir Singapur a Francia, pasando por Egipto y el Cuerno de África.
Prohibir el oro ruso
La cena conjunta se reservó para política exterior y de seguridad. Scholz adelantó que «la unidad en la solidaridad con Ucrania será total» y que «Alemania siempre actuará conjuntamente con Estados Unidos». «Tenemos que permanecer juntos», dijo en presencia de Biden. A esa hora, Alemania no contaba ya con que triunfase su propuesta sobre un abandono temporal de los biocombustibles, que consumen recursos que pueden destinarse a la alimentación, debido a la resistencia de EE.UU. y Canadá.
Por el contrario, una de las medidas que sí prosperó fue la prohibición de la compra de oro ruso, el segundo mayor producto ruso de exportación después de la energía. Además, Biden promovió un tope al precio del petróleo ruso importado y, al cierre de esta edición, solo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, esperaba «conocer datos sobre el impacto directo posible y los efectos secundarios de la medida», además de pedir con urgencia «hechos, no palabras» contra el bloqueo de los puertos del mar Negro. Michel acusó a Putin de estar «jugando a los juegos del hambre».