ABC (Galicia)

El medio siglo de ZZ

EL BAR DE MOU

- IGNACIO RUIZ-QUINTANO

inedine Zidane cumple medio siglo, que son cincuenta años, y ha ido a ‘L’Equipe’, que es ‘El Chiringuit­o’ para intelectua­les franceses de jersey de cuello alto, a contar sus memorias.

«Mi medio siglo se confiesa a medias», tituló Ruano las suyas a la misma edad de Zidane, apodado ‘el Monje’, como un rey de Aragón. Tener presencias de más de medio siglo es para Ruano como vivir entre sombras. Por mucho sol que haya.

¡Cincuenta años! En ‘El mundo de ayer’ cuenta Stefan Zweig que entre 1900 y 1914 nunca vio citado el nombre de Paul Valéry como escritor ni en ‘Le Figaro’ ni en ‘Le Matin’; para que nos hagamos una idea, «Marcel Proust pasaba por un pisaverde de salón y Roman Rolland por un musicólogo erudito: tenían casi cincuenta años cuando el primer tímido rayo de fama iluminó sus nombres y habían creado su gran obra en la sombra, en medio de la ciudad más curiosa e intelectua­l del mundo».

Fuera de esa ciudad, cuyo club lo quiere de entrenador, creó su gran obra Zidane, y lo hizo a la luz del Bernabéu, donde levantó cuatro Copas de Europa, una como jugador y tres como entrenador. Podían haber sido cinco, que el ‘5’ es su número cabalístic­o, pero la música se cortó y la culpa fue del cha-cha-chá. Número andrógino, por ser impar y masculino y contener una parte femenina y par, pero, en cualquier caso, número esférico y circular, ya que en cada multiplica­ción se recupera a sí mismo y continúa al final del número que resulta. Misterios zinedinesc­os de un futbolista que con pies de Gargantúa se movió por el campo como una bailarina con pies de loto. Pero es normal que una estrella como Zidane, que puso su carrera en manos de un Visitante Nocturno que lo guiaba, se agarre a un número, aunque sea

Zde mala rima, como el ‘5’, para comprender las cosas extraordin­arias que le han sucedido. Cinco años en la Juve, de donde lo sacó Florentino Pérez en la famosa noche monegasca de la servilleta, tan famosa como la de Felipe IV bajo la cual deslizó Quevedo los versos sobre los tronchos de coles que le costaron la cárcel. No muy lejos de allí sedujo el truhan Junot a la bella Carolina por el hábil procedimie­nto de reajustarl­e la talla del vestido en una gala de la Cruz Roja. En cinco años cifraba Cruyff el ciclo en un club de las estrellas, por la misma regla de tres que Ortega, el Cruyff de la divulgació­n filosófica, cifraba en quince una generación cultural.

Después de los cinco años en la Juve, Zidane se apuntó a otros cinco años en el Madrid, donde vivió cinco Champions (él se incluye en la Décima, la del himno de boda, y no de Fígaro, como segundo de Ancelotti), y con el número ‘5’ a la espalda, que era el número que quedaba libre cuando llegó él, que fue atando cabos con la numerologí­a como un Pitágoras de la vida (que no es lo mismo que un Pitagorín de la escuela de entrenador­es, como Álvaro Benito).

–Cuando voy a un hotel, si me alojo en la quinta planta gano el partido.

Pero para eso necesita de un equipo ganador. De Pitágoras sabemos que compraba a los pescadores su redada mientras la red estaba aún en el agua, y luego devolvía al agua todos los peces capturados. Zidane prefiere esperar a ver qué clase de peces hay en la red: «Si vuelvo a un club, es para ganar. Lo digo con toda modestia. Por eso no puedo ir a cualquier parte». Y por eso espera a la selección de Francia.

El medio siglo de Zidane (¡Zidane confesándo­se a medias!) pasa desapercib­ido por el ruido mediático de las declaracio­nes de Pedri sobre «fúpbol» y los tuits de Lineker sobre racismo. En alusión a los triunfos del Madrid, club que lo desechó, Pedri, que no sabe lo que es ganar, dice que lo importante no es ganar (lo que hace el Madrid), sino cómo se gana (como, al parecer, hace el Barcelona, que este año no ha ganado nada). Aquí podemos aplicar a Pedri la metáfora escogida por Rio Ferdinand para explicar la actitud pasmada de Varanne en su etapa en el United: «Está sentado como un conejo deslumbrad­o por los faros y pensando ‘vaya, ¿qué es esto?’».

Después de todo Pedri tiene 18 años, pero Lineker tiene 61, y ha ido a la TV a confesar, como un Rhodes sin piano, que sufrió abusos racistas en la escuela y un par de veces durante su carrera futbolísti­ca por su «piel oscura» en Leicester, mereciendo un tuitazo de Nigel Farage:

–Oh please, @GaryLineke­r. I know you suffer from guilt, but this is simply ridiculous.

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// IGNACIO GIL Zinedine Zidane
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