El escritor y músico ucraniano Serhij Zhadan, premio de la Paz
«Honramos al escritor y músico ucraniano por su destacado trabajo artístico y por su actitud humanitaria, con la que se dirige a las personas en guerra y las ayuda a riesgo de su propia vida», ha definido la junta de la Fundación de los Libreros Alemanes al conceder el premio de la Paz a Serhij Zhadan. El autor, de 47 años, es uno de los representantes más conocidos de la literatura contemporánea en Ucrania y ve el premio como una muestra de solidaridad con su país. Incluso antes de la guerra, era un escritor muy conocido en Alemania. Escribe novelas, poemas y ensayos, por los que ha ganado varios premios, además de sus letras para bandas de rock que a veces canta él mismo en escenarios berlineses. Ya antes del fatídico 24 de febrero, el conflicto se mezcló en su escritura. Ahora afecta su vida.
El «compromiso social y cultural intensivo» de Zhadan aumentó después de la invasión rusa y ha sido muy tenido en cuenta por el jurado. «Siempre viviendo en Kharkiv, organiza conciertos, rescata a personas de barrios en conflicto, lee poesía y distribuye suministros de socorro por la ciudad», describe una fuente autorizada de la fundación. Estuvo involucrado en las protestas proeuropeas de Kharkiv en 2004 y 2013-2014, e incluso resultó herido en una de las manifestaciones. Después de la anexión de Crimea por parte de Rusia, en 2014, el tema de la guerra se hizo omnipresente en él.
En 2020 Zhadan profetizó: «Esperamos que Rusia no ataque, pero la gente está aterrorizada porque no sabe lo que traerá el mañana y lo más previsible es que Moscú siga haciéndose con nuestro territorio». Ocho años después, es evidente que estaba en lo cierto. En una entrevista concedida a la cadena pública alemana de televisión ARD comentó que actualmente no está trabajando como escritor «porque todos trabajamos como voluntarios». Desde el ataque, «mis amigos y yo hemos hecho decenas de conciertos. En el metro, en hospitales, para los militares, pero eso también es más un trabajo voluntario». «En este escenario no es posible la literatura», ha lamentado, como trágica secuela de la sentencia de Adorno («Después de Auschwitz no es posible la poesía»), pero en su trabajo cotidiano sigue hablando de coraje ciudadano y de resistencia a la barbarie.