Rusia y Malta lideran el club de los tramposos
▶ Los anabolizantes son las sustancias con más positivos a cuestas, según un informe de la historia del dopaje
«Il doping è un problema irrisolvibile», sentenció, hace décadas, el lanzador de peso Alessandro Andrei. Pasan los años y siguen existiendo deportistas que entran en el mundo de la trampa aún a sabiendas de que los controles son cada vez más eficaces y los análisis por sorpresa han cazado a más de uno. Las bases de datos de deportistas sancionados por dopaje continúan escupiendo información de forma imparable: es la triste fotografía de la trampa en el deporte.
Rusia es el país con más deportistas descalificados por dopaje a lo largo de la historia. Un total de 1.259 rusos han protagonizado casos de dopaje desde que en los Juegos Olímpicos de Innsbruck 76 la esquiadora de fondo Galina Kulakova diera positivo con efedrina, un estimulante del sistema nervioso. El dopaje ruso es, además, un fenómeno que no deja de crecer. Entre 2018 y 2019, los dos años anteriores a la pandemia, se registraron 265 casos de dopaje en deportistas rusos, las cifras más altas de la historia.
En su libro ‘The Russian Affair’, casi una novela de espías, el periodista David Walsh refleja el dopaje entre las corredoras rusas de mediofondo como una práctica generalizada en la pasada década y dirigida desde las estructuras organizativas del atletismo ruso. Las atletas eran tratadas por médicos de la propia federación nacional, que a su vez organizaba un sistema paralelo para que los controles de dopaje ruso no sacaran a la luz los casos positivos. Inyecciones de testosterona, EPO y hormona de crecimiento eran de uso común entre las especialistas de 800 metros en los años previos a los Juegos de Londres. Precisamente la testosterona, la gran hormona anabolizante, es la que totaliza mayor número de casos en Rusia, con 132 positivos.
Estados Unidos figura por detrás de Rusia en este triste ranking del dopaje. Un total de 829 deportistas estadounidenses han dado positivo a lo largo de la historia y la diferencia está en que en el caso de sus deportistas no suele haber una estructura creada a nivel nacional: se trata más bien de pequeñas tramas en las que el entorno del deportista organiza el dopaje. India, con 663 casos, es el tercer clasificado en las estadísticas históricas de dopaje.
La prestigiosa web noruega ‘dopinglist.com’ registra todos los casos conocidos a nivel mundial y los agrupa por naciones. Una vez realizado el análisis en relación con el número de habitantes, es Malta el país que figura como líder mundial del dopaje per cápita. Los deportistas malteses han protagonizado 32 casos de dopaje (para una población de 500.000 habitantes) lo que los sitúa como líderes mundiales por delante de Letonia (78 casos y 1,9 millones de habitantes) y Suecia, que suma una cifra elevadísima: 426 casos para una población de apenas 10 millones.
España, en el puesto 15
¿Cómo está España en materia de dopaje? El país registra un total de 208 casos de dopaje a lo largo de la historia, que lo sitúan en el puesto 15. Cuando se analizan sus cifras en relación con la población, España desciende hasta el puesto 35º.
Desde el punto de vista de las sustancias empleadas, los esteroides anabolizantes (sustancias análogas a la testosterona, la hormona masculina) son los reyes de la trampa. El estanozolol, la sustancia que protagonizó el ‘caso Ben Johnson’ en 1988, es el más detectado, con un total de 1.111 casos. Metandienona, nandrolona, norandrosterona, testosterona… son otros esteroides muy detectados hasta sumar 4.700 casos de anabolizantes, un 41% del total. La EPO, prototipo del dopaje sanguíneo, arroja un total de 498 casos.
El doctor López Calbet, especialista en Fisiología del Esfuerzo, no cree que el uso de la EPO sea inferior al de los anabolizantes. «Lo que sucede es que la EPO siempre ha sido más difícil de detectar, con una ventana de muy poco tiempo antes de la competición, y sin embargo, los esteroides se detectan con más facilidad y desde hace muchos años». Calbet, catedrático de la Universidad de Las Palmas, estima que «los esteroides, como potenciadores de la fuerza, y la EPO, que logra aumentar la capacidad de suministro de oxígeno, son las sustancias dopantes con mayor predominio desde hace décadas». «Los esteroides ya se usaban antes de los Juegos de Munich 72, pero la EPO es muy posterior: apareció a finales de los años ochenta”, añade.
Respecto a la elevada implantación del dopaje en Rusia, el doctor Calbet no se sorprende: «Hay que recordar que han heredado una política de estado en la que el Estado no perseguía el dopaje. Eludían los controles, había connivencia del Estado y eso desembocó en una explosión del uso de sustancia prohibidas en Rusia».
La realidad es que la mayoría de esos 1.259 casos de dopaje rusos provienen de controles llevados a cabo en el extranjero. En los que se realizaron en Rusia, la connivencia entre médicos y entrenadores formaba una red muy bien tejida, de la que no podía emerger un positivo. Como afirmaba el Dr. Portugalov, director médico de la Federación Rusa de Atletismo, «los controles de dopaje aquí no tienen sentido. Si dan negativo eso demuestra que la preparación farmacológica se ha enfocado de forma correcta. Si das positivo, entonces tu entrenador es idiota».