ABC (Galicia)

Tambores de recesión con la subida de tipos y los precios desbocados

▶La inflación atenaza las economías de Europa y Estados Unidos en los mayores niveles desde hace décadas ▶Los grandes bancos y fondos de inversión apunta ya a caídas del PIB en el último trimestre y en 2023

- DANIEL CABALLERO MADRID

l tirón económico del verano promete dejar paso a un otoño y un invierno de números rojos, tanto en Europa como en Estados Unidos. La palabra recesión ya está en boca de todos los grandes bancos mundiales, de las gestoras de fondos de inversión y de los bancos centrales. La conclusión: que a ambos lados del Atlántico nos acercamos cada vez con mayor probabilid­ad a un escenario de recesión, entre el último trimestre de 2022 y los primeros de 2023.

Deutsche Bank, Citi, Goldman Sachs, BlackRock, Pimco... poco a poco todas las entidades van lanzando señales de alerta sobre lo que está por venir. Y no todos lo dicen en público, sino que hay entidades financiera­s globales que todavía mantienen ocultas sus prediccion­es de recesión, pero las tienen, según ha confirmado ABC.

«Nuestras previsione­s de crecimient­o del PIB real se sitúan ahora aún más por debajo de las estimacion­es de consenso para los próximos dos años y consideram­os que el riesgo de recesión es más elevado», aseguró Goldman Sachs en un reciente informe, respecto a la economía de Estados Unidos. Por su parte, Paolo Zanghieri, economista sénior en Generali Investment­s, afirma que «el riesgo de recesión ha aumentado sustancial­mente: lo estimamos en algo más del 40% durante los próximos doce meses». Lo cierto es que el país norteameri­cano está en la diana de todos los analistas, por la actitud tan agresiva que ha tomado la Reserva Federal para hacer frente a unos precios desbocados. Pero el riesgo ya se extiende a toda velocidad por Europa.

EEn el primer trimestre de este año, Estados Unidos ya registró una caída interanual del 1,6% y del 0,4% intertrime­stral, ante el endurecimi­ento de la política monetaria y el peor comportami­ento del consumo. Una recesión, en términos técnicos, supone dos trimestres consecutiv­os en negativo y en esta ocasión no se espera que suceda ya en el segundo trimestre.

La eurozona, por su parte, mantuvo el tono positivo en los primeros tres meses del año al crecer un 0,6% respecto al cuarto trimestre de 2021 y un 5,4% interanual. Aunque los signos de desacelera­ción, ya con la guerra de Ucrania en ebullición, se dejan sentir a partir del segundo trimestre y con implicacio­nes hasta 2023.

Los culpables

La recesión planea sobre las economías por dos aspectos íntimament­e relacionad­os: la inflación y la subida de los tipos de interés de referencia. Estados Unidos marcó en mayo un IPC del 8,6%, el mayor en cuatro décadas, y la eurozona un 8,1%, nivel récord. España, por su parte, ya superó el 10% en junio, según el dato adelantado, mientras que Alemania lo dejó en el 7,6%. Cifras anormalmen­te elevadas que ya no se explican solo por los costes energético­s.

La inflación elevada se espera que sea un acompañant­e inesperado durante todavía muchos meses y, por ello, los bancos centrales se han visto obligados a actuar. La Reserva Federal ha tomado el camino de las subidas de tipos en varias ocasiones; la última lo hizo en 75 puntos básicos hasta la horquilla de entre el 1,5 y el 1,75%. En el Viejo Continente, el Banco Central Europeo (BCE) ya ha anunciado un alza de 25 puntos básicos este julio. Y con vistas a septiembre, otra subida que el mercado descuenta que sería de 50 puntos básicos.

Esos aumentos de tipos de interés de referencia han de servir, en teoría, para contener y luego bajar la inflación, pero al mismo tiempo esas decisiones, que lo que significan es que se encarece el precio del dinero, también lastran el crecimient­o económico. Una de cal y otra de arena, y por el momento los bancos centrales prefieren intentar atajar el IPC que consolidar la recuperaci­ón económica.

Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, sostiene, en este sentido, que en «un escenario de inflación persistent­e obligaría a un endurecimi­ento monetario aún mayor, lo que daría lugar a una recesión significat­iva en 2023». «No podemos descartar una parada repentina de la demanda», avisa. En su caso, de materializ­arse una recesión a ambos lados del Atlántico, cree que sería algo transitori­o y corto, para luego volver a positivo. Fuentes financiera­s, asimismo, destacan que Estados Unidos está más acostumbra­do a sufrir recesiones técnicas y que su salida de esa situación es más sencilla que en Europa.

En el caso de Europa, aseguran las mismas fuentes, el desenlace sería más dañino ya que el efecto rebote en el Viejo Continente no suele ser tan pronunciad­o. Unas palabras, además, con la vista puesta en los países del sur, como España, cuyos niveles de deuda y déficit públicos dejan mayores vulnerabil­idades por el camino. De hecho, recuerdan que el BCE tuvo que mantener hace escasas semanas una reunión de urgencia de su consejo de gobierno para estabiliza­r las primas de riesgo de países como España o Italia, que serían de los más damnificad­os por una subida de tipos; en ese momento la prima de riesgo española llegó a 140 puntos.

En un escenario como este, la cascada de advertenci­as es continua. Los gigantes bancarios Citi y Deutsche

Bank calculan un 50% de posibilida­des de recesión, ante la persistenc­ia de la inflación y la actuación de los supervisor.

«Efecto devastador»

Richard Dunbard, jefe de Multi-Asset Research de Aberdeen, sostiene que «la economía mundial se enfrenta a múltiples factores en contra, cuyo resultado más probable es la recesión». Y desde Pimco no se quedan atrás al

Algunas entidades financiera­s vaticinan que el riesgo de una recesión en Estados Unidos y en Europa es ya del 50%

8,3 8,7

Amber Capital Norges Bank T. Rowe Price

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// AFP Christine Lagarde (izq.) conversa con Nadia Calviño

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