Tambores de recesión con la subida de tipos y los precios desbocados
▶La inflación atenaza las economías de Europa y Estados Unidos en los mayores niveles desde hace décadas ▶Los grandes bancos y fondos de inversión apunta ya a caídas del PIB en el último trimestre y en 2023
l tirón económico del verano promete dejar paso a un otoño y un invierno de números rojos, tanto en Europa como en Estados Unidos. La palabra recesión ya está en boca de todos los grandes bancos mundiales, de las gestoras de fondos de inversión y de los bancos centrales. La conclusión: que a ambos lados del Atlántico nos acercamos cada vez con mayor probabilidad a un escenario de recesión, entre el último trimestre de 2022 y los primeros de 2023.
Deutsche Bank, Citi, Goldman Sachs, BlackRock, Pimco... poco a poco todas las entidades van lanzando señales de alerta sobre lo que está por venir. Y no todos lo dicen en público, sino que hay entidades financieras globales que todavía mantienen ocultas sus predicciones de recesión, pero las tienen, según ha confirmado ABC.
«Nuestras previsiones de crecimiento del PIB real se sitúan ahora aún más por debajo de las estimaciones de consenso para los próximos dos años y consideramos que el riesgo de recesión es más elevado», aseguró Goldman Sachs en un reciente informe, respecto a la economía de Estados Unidos. Por su parte, Paolo Zanghieri, economista sénior en Generali Investments, afirma que «el riesgo de recesión ha aumentado sustancialmente: lo estimamos en algo más del 40% durante los próximos doce meses». Lo cierto es que el país norteamericano está en la diana de todos los analistas, por la actitud tan agresiva que ha tomado la Reserva Federal para hacer frente a unos precios desbocados. Pero el riesgo ya se extiende a toda velocidad por Europa.
EEn el primer trimestre de este año, Estados Unidos ya registró una caída interanual del 1,6% y del 0,4% intertrimestral, ante el endurecimiento de la política monetaria y el peor comportamiento del consumo. Una recesión, en términos técnicos, supone dos trimestres consecutivos en negativo y en esta ocasión no se espera que suceda ya en el segundo trimestre.
La eurozona, por su parte, mantuvo el tono positivo en los primeros tres meses del año al crecer un 0,6% respecto al cuarto trimestre de 2021 y un 5,4% interanual. Aunque los signos de desaceleración, ya con la guerra de Ucrania en ebullición, se dejan sentir a partir del segundo trimestre y con implicaciones hasta 2023.
Los culpables
La recesión planea sobre las economías por dos aspectos íntimamente relacionados: la inflación y la subida de los tipos de interés de referencia. Estados Unidos marcó en mayo un IPC del 8,6%, el mayor en cuatro décadas, y la eurozona un 8,1%, nivel récord. España, por su parte, ya superó el 10% en junio, según el dato adelantado, mientras que Alemania lo dejó en el 7,6%. Cifras anormalmente elevadas que ya no se explican solo por los costes energéticos.
La inflación elevada se espera que sea un acompañante inesperado durante todavía muchos meses y, por ello, los bancos centrales se han visto obligados a actuar. La Reserva Federal ha tomado el camino de las subidas de tipos en varias ocasiones; la última lo hizo en 75 puntos básicos hasta la horquilla de entre el 1,5 y el 1,75%. En el Viejo Continente, el Banco Central Europeo (BCE) ya ha anunciado un alza de 25 puntos básicos este julio. Y con vistas a septiembre, otra subida que el mercado descuenta que sería de 50 puntos básicos.
Esos aumentos de tipos de interés de referencia han de servir, en teoría, para contener y luego bajar la inflación, pero al mismo tiempo esas decisiones, que lo que significan es que se encarece el precio del dinero, también lastran el crecimiento económico. Una de cal y otra de arena, y por el momento los bancos centrales prefieren intentar atajar el IPC que consolidar la recuperación económica.
Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers, sostiene, en este sentido, que en «un escenario de inflación persistente obligaría a un endurecimiento monetario aún mayor, lo que daría lugar a una recesión significativa en 2023». «No podemos descartar una parada repentina de la demanda», avisa. En su caso, de materializarse una recesión a ambos lados del Atlántico, cree que sería algo transitorio y corto, para luego volver a positivo. Fuentes financieras, asimismo, destacan que Estados Unidos está más acostumbrado a sufrir recesiones técnicas y que su salida de esa situación es más sencilla que en Europa.
En el caso de Europa, aseguran las mismas fuentes, el desenlace sería más dañino ya que el efecto rebote en el Viejo Continente no suele ser tan pronunciado. Unas palabras, además, con la vista puesta en los países del sur, como España, cuyos niveles de deuda y déficit públicos dejan mayores vulnerabilidades por el camino. De hecho, recuerdan que el BCE tuvo que mantener hace escasas semanas una reunión de urgencia de su consejo de gobierno para estabilizar las primas de riesgo de países como España o Italia, que serían de los más damnificados por una subida de tipos; en ese momento la prima de riesgo española llegó a 140 puntos.
En un escenario como este, la cascada de advertencias es continua. Los gigantes bancarios Citi y Deutsche
Bank calculan un 50% de posibilidades de recesión, ante la persistencia de la inflación y la actuación de los supervisor.
«Efecto devastador»
Richard Dunbard, jefe de Multi-Asset Research de Aberdeen, sostiene que «la economía mundial se enfrenta a múltiples factores en contra, cuyo resultado más probable es la recesión». Y desde Pimco no se quedan atrás al
Algunas entidades financieras vaticinan que el riesgo de una recesión en Estados Unidos y en Europa es ya del 50%
8,3 8,7
Amber Capital Norges Bank T. Rowe Price