Rueda promete que la sanidad aguantará la «tensión» del verano
▶Acuerdo con los sindicatos para pagar 12.000 euros al año por cubrir vacantes
▶Asegura en la sesión de control que el Sergas está «preparado» y censura la «docilidad» ante el Gobierno de una oposición «muy brava» con la Xunta
lfonso Rueda rehusó ayer poner parches calientes al panorama inmediato que afronta la sanidad pública gallega. El presidente de la Xunta, de nuevo con el Grupo Socialista blandiendo el ariete favorito de la oposición, reconoció que, «por supuesto», con la llegada del «verano», habrá «momentos de tensión», inherentes a una época en la que ha de conciliarse el descanso de los profesionales con la atención a los pacientes. Concedió que este período estival, «como todos», será una «época complicada» —más de lo esperado, si cabe, porque el Covid ha recobrado fuerza, con 20 pacientes en UCI y ya 630 hospitalizados—. Pero, al tiempo de admitir que sí, que hay «problemas», señaladamente en Atención Primaria, como en todas las autonomías españolas, quiso lanzar un mensaje de tranquilidad: «Estamos preparados».
Aun decálogo de medidas para AP. Destaca la retribución anual de 12.000 euros anuales, o parte proporcional, a médicos que asuman una prestación adicional de jornada de cuatro horas y media a la semana, en el caso de plazas vacantes de facultativos. Otro profesional podrá atender a los pacientes hasta que se cubra definitivamente, acumulando un máximo de 300 cartillas.
Adicionalmente: las prolongaciones de jornada por encima del horario ordinario las realizarán médicos de familia, pediatras de AP y enfermeros. En el caso de la «intersustitución», en las categorías de médico de familia, pediatra de atención primaria, odontólogo, fisioterapeuta y enfermería, se pasará del 70% que se repartían los profesionales de las unidades, sobre las retribuciones fijas del ausente al que sustituyen; ahora se aplicará un 100%. Y se incorpora a las matronas a este concepto.
En los puestos de difícil cobertura se establece un incremento del 50% en las cuantías vigentes y se añaden nuevos centros de AP en localidades de difícil cobertura: se percibirá la modalidad F del complemento de productividad y todo el personal tendrá una valoración adicional en los baremos de los procesos selectivos y carrera profesional; así como, en licenciados sanitarios, también en concurso de traslados, igual que hasta ahora en centros aislados.
Médicos y enfermeros de los PAC tendrán un incremento del valor hora de jornada complementaria a partir de la prestación de 160 horas al mes, con mayores cuantías. Igualmente se incrementa el valor hora del personal médico de familia de atención ordinaria que realice guardias en PAC a partir de 550 horas anuales, con un 20% adicional del valor actual. La cobertura de ausencias en AP, agotadas las posibilidades de contratación, se regularán en un marco común para todas las áreas, y habrá igualmente un mismo marco para la prolongación de jornada ordinaria. Sanidade valoró el «esfuerzo negociador» de las partes implicadas.
Un espíritu que brilló por su ausencia en la Cámara autonómica, donde Rueda afeó al PSOE que lo que «no ayuda nada» es la «visión catastrofista» que tiene del Sergas el socialismo gallego, como tampoco su «ejercicio de amnesia» —por eso los titulares con reclamaciones de Emilio Pérez Touriño al Ejecutivo central de su mismo partido, hace más de 12 años— ni su «docilidad» ante el Gobierno central, que «ni cura enfermos ni ayuda a la sanidad pública». Rueda censuró que llenen de «reproches, deberes y obligaciones» a la Xunta, cuando «tienen miedo» de «levantar la voz» hacia su cúpula.
No salieron mejor parados los nacionalistas, de quienes criticó que se muestran «muy bravos en Galicia contra el gobierno de la Xunta», pero «muy dóciles» y «muy mansos», «por decirlo suavemente», «en Madrid». Rueda llegó a decir a Ana Pontón que el BNG es «todavía más dócil» que el PSdeG, remitiendo al pacto que permitió investir a Pedro Sánchez. Un acuerdo con el que hizo sangre, diciendo que refleja la «utilidad» del nacionalismo: «cero». A ambos, Álvarez y Pontón, les advirtió de que «no vale de nada esa docilidad» hacia el exterior y, «aquí», mostrarse «muy exigentes». Y volvió a pedir «unidad» para la demorada reunión con Sánchez, que se sigue negando a hacerle un «hueco» en su agenda.