En rumbo de colisión
Putin se ha mostrado decidido a «llevar la guerra hasta el final»
El escenario de la guerra está hoy polarizado sobre dos planos: operativo y político. En el operativo, las tropas de Moscú mantienen la iniciativa, especialmente en lo que se podría llamar el frente central. Éste, con una longitud de alrededor de 130 kilómetros está definido por la línea (de norte a sur): Kreminna-Bajmut-Vuhledar, con esfuerzo principal en la zona de Bajmut. Eso reafirma que la finalidad esencial de las acciones ofensivas rusas es lograr el dominio del Donbass. En el plano político, el hecho esencial del momento es la visita por sorpresa del presidente norteamericano, Biden, el pasado lunes, a Kiev, mientras se combate encarnizadamente en el Donbass, y los drones y misiles rusos machacan infraestructuras por toda Ucrania (incluida su capital).
La reunión Biden-Zelenski, más allá de lo esperable (incluyendo el regalo norteamericano de un nuevo paquete de 500 millones de dólares) tiene, al menos, tres grandes significados. Supone un fuerte respaldo de EE. UU. y, por tanto, de la OTAN, al líder ucraniano, con la consiguiente inyección de moral a su pueblo y sus tropas en un momento en el que las operaciones no les son favorables. Entraña, asimismo, un mensaje a los miembros de la Alianza Atlántica exhortándoles a incrementar el esfuerzo individual y colectivo de apoyo político, económico y militar a Ucrania. Y, por último, despacha a Moscú un firme mensaje de oposición activa a sus planes militares. En una suerte de competición retórica, la respuesta del presidente ruso ha sido inmediata. Al día siguiente, ante las dos cámaras del parlamento ruso, Putin se ha mostrado decidido a «llevar la guerra hasta el final», así como a «suspender la participación rusa en el Tratado START III» sobre desarme nuclear.
Puede concluirse así que tanto EE. UU. como Rusia buscan la victoria en la guerra que ambos dirimen en los espacios ucranianos, si bien no esté claro que ese vocablo, «victoria», signifique lo mismo para unos y la otra. Lo más cierto, ya en el umbral del segundo año de guerra, es que la escalada armamentista en curso se ve muy reforzada por la dialéctica política. Rusia y la OTAN están estamos, en rumbo de colisión.