Malestar en la RAE por el afán de protagonismo de Exteriores en el CILE
▶Los organizadores del Congreso de la Lengua Española, obligados a ceder ante frases como «el que paga manda» ▶El Ministerio y el Instituto Cervantes tratan de elevar su presencia en las principales citas del evento de Cádiz
La organización del Congreso Internacional de la Lengua Española, que celebrará su novena edición del 27 al 30 de marzo en Cádiz, está arrojando mucha tensión. Demasiada tensión para un evento de carácter académico que se centra en los valores de hermanamiento con los países de la comunidad hispanohablante y la consideración de problemas comunes a todos los que nos entendemos en la lengua de Cervantes. El motivo de esta tensión –que podría acarrear problemas a la delicada diplomacia cultural de la Academia– es el afán de protagonismo fuera de toda norma que está ejerciendo el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español. Fuentes consultadas por ABC en el entorno de la Academia hablan de que los enviados del ministro José Manuel Albares están empeñados en rebañar su cuota de presencia en las principales actividades y foros programados.
«Quien paga manda», se dice que repiten los enviados del ministerio en las reuniones donde exigen algunas variaciones en el protocolo e incluso imponen nombres distintos a los previstos para alguna de las ponencias destacadas, según han confirmado a ABC las citadas fuentes.
Como se recordará, el CILE, que así se conoce por su acrónimo, tenía previsto celebrarse en Arequipa (Perú) este 2023, en homenaje al Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, nacido en esa localidad andina. Pero la inestabilidad política y los estallidos de violencia que sucedieron al intento de autogolpe del presidente Pedro Castillo hicieron imposible una celebración segura. Motivo por el cual se eligió Cádiz, ciudad muy vinculada a la proyección iberoamericana de España, como sede alternativa.
Hay que recordar que el CILE lo organizan la Real Academia Española y el país anfitrión, con la colaboración del Instituto Cervantes. Así ha sido durante las ocho ediciones anteriores y así debía de haberse concebido en esta edición de urgencia en Cádiz, que lleva como lema: «Lengua española, mestizaje e interculturalidad. Historia y futuro». No trata de política.
En los últimos meses se ha extendido el malestar entre los académicos porque han visto un incomprensible y creciente afán de injerencia del país anfitrión, en este caso España, a medida que se acercaba la fecha. Un intento de tener protagonismo como no ha habido antes en las repúblicas de hispanoamérica donde se celebró el CILE. No han parado de sucederse las reuniones en las que los académicos se sentían utilizados y en las que escuchaban consignas como «nosotros ponemos los cuatro millones» para aumentar la presión ante sus negativas.
Lindo, en la mesa inaugural
El cambio que hizo saltar todas las alarmas en la RAE, según expresan las citadas fuentes, fue el de la mesa inaugural. En los congresos anteriores está el Rey y el jefe de Estado del país anfitrión, además de los directores de la Real Academia Española y del Instituto Cervantes. Se añade un escritor español (miembro de la RAE) y otro del país anfitrión, que suele también estar relacionado con el mundo académico.
Pero según ha podido saber ABC Exteriores quiso cambiar esta primera mesa en Cádiz, en la que estaban las citadas autoridades y como escritora española la académica Soledad Puértolas. Fue entonces cuando forzaron la presencia de Elvira Lindo, además de la del propio ministro Albares. A nadie se le escapa que en un año de elecciones como el que vive España, los políticos tratan de sacar réditos de sus inversiones. Pero, tal y como reflexionan siempre los académicos, el idioma español necesita despolitización porque el Congreso
es para que la RAE y la Asociación de las Academias de la Lengua creen estrategias de trabajo con el diccionario, la gramática y la ortografía, además de para fraguar una unidad de la lengua que siempre necesita cuidados.
Lo que no entiende ninguna de las fuentes consultadas es que un gobierno como el actual «que salvó a la Academia de la situación financiera más apurada de su historia reciente» no valore en estos momentos «el delicado edificio de diplomacia cultural que supone el trabajo de la RAE en América, donde el prestigio y el respeto se han ganado precisamente con una independencia del poder político constante y celosamente guardada como garantía de imparcialidad, lo que que se percibe muy bien en todo el continente y permite actuaciones que van mucho más allá de donde la diplomacia ha llegado jamás», asegura un académico, con cierto tono de indignación. Ese prestigio es obra común «de todos los directores desde Lázaro
El Rey Felipe, en 2019, en su discurso en el CILE en Córdoba (Argentina) // EFE
Carreter, que concibió esa estrategia, y Víctor García de la Concha, que la puso en pie con notable esfuerzo. Y los que siguieron, que la han cultivado».
Los académicos sienten que el Cervantes está sirviendo de cuña para que Exteriores logre sus propósitos. En un momento en el que el Perte de la Lengua ha servido para canalizar fondos europeos para el desarrollo de estrategias digitales en el ámbito del español, en la Academia se percibe cómo el instituto que dirige Luis García Montero ha utilizado su peso político actual para inmiscuirse en funciones propias de la RAE que ya estaban en marcha, como los repositorios lingüísticos y la Inteligencia Artificial, donde la Academia tiene gran experiencia contrastada. En el contexto de estas tensiones de fondo la organización del CILE ha supuesto un nuevo foco de polémica.
En la RAE siguen recordando la etapa del Gobierno de Rajoy como la del mayor abandono y los recortes que pusieron en cuestión su sosteniblidad. Son conscientes de que el Gobierno de Sánchez adoptó medidas que han salvado la institución tricentenaria, mientras no faltaron otras polémicas como las del lenguaje inclusivo en la Constitución. Pero las fuentes no ven comparable lo que está ocurriendo con el CILE: con las consignas de «quien paga manda» están pidiendo no solo presencia en las mesas principales, sino que se baraja que Pedro Sánchez clausure el encuentro, algo que está fuera del protocolo de las ocho ediciones anteriores. Siempre lo inauguraron los jefes de Estado y lo clausuraban las autoridades académicas y las autoridades locales.
El trabajo de la RAE ha llegado en América adonde no ha llegado la diplomacia, gracias a su independencia de la política