ABC (Galicia)

Una cura de humildad

Nunca entenderán que no sirve la voluntad, que el ser humano es una sabandija y que, precisamen­te por ello, hay que limitar su poder

- LA JOSÉ F. PELÁEZ

LA mayor enfermedad del progresism­o es el voluntaris­mo, esa manera pueril de ver el mundo que les hace pensar que todo tiene solución y que es sólo –’Vive la résistance’ solotildis­ta– cuestión de voluntad, de ‘voluntad política’, que es una entelequia con pinta de tarotista de feria, pero encarnada en un profesor de ética enrollado, con cuello vuelto y esa cadencia que tienen al hablar. Porque los podemitas tienen un acento propio, un ritmo concreto, un dialecto que los descubre y que no tendrá jamás un socialista, tan del campo, tan de gamba blanca, tan de encierro. No les delatan solamente las cosas que dicen sino, sobre todo, cómo las dicen, esa prosodia, ese ‘tumbao’ que tienen los peronistas al caminar.

Uno de esos lugares comunes es pensar que la corrupción puede terminarse. Algo así como Gandalf diciendo: «¡No puedes pasar!». Y ya estaría. Se refieren a la corrupción de la derecha, claro. Porque para ellos la corrupción es ontológica­mente de derechas, hija del egoísmo y, por lo tanto, del capitalism­o hobbesiano. A ello se le opone la generosida­d, madre de la fraternida­d y, por lo tanto, del socialismo rousseauni­ano. Piensen que Belarra ha dicho que «la lógica que está detrás de la guerra es exactament­e la misma lógica que está detrás del machismo y que está detrás del capitalism­o». El belarrismo identifica la solidarida­d y la paz con la izquierda y todo ello con el feminismo, porque se trata de salvar a los explotados por los poderes políticos, económicos o cromosómic­os. Hay lactantes más formados que ella.

Y le falta ambición. Debería decir que la derecha es el petróleo que mueve los tanques, el ‘fracking’ que rompe la tierra, la sangre que derrama el chuletón. Los galgos ahorcados, los abetos talados, los visones huérfanos de madre. Y la izquierda es primavera, belleza, una gota de rocío sobre un rosal, un cachorrill­o de siamés al que despereza el aire de la mañana. Un río fértil, el suave terciopelo de un tulipán amarillo en una mañana de abril, un pionono de limón, una mecedora en la que una abuela teje unos patucos, una madre que pasa dulcemente sus labios rosas sobre la piel limpia de un bebé, la sonrisa de una niña que juega a la comba a la sombra de un almendro, el olor de la hierba recién cortada, un mar en calma.

Nunca entenderán que no sirve la voluntad, que el ser humano es una sabandija y que, precisamen­te por ello, hay que limitar su poder y establecer contrapeso­s. Hay un porcentaje de corruptos en el mundo de la política como hay un porcentaje de zánganos en el mundo de la abeja. Es transversa­l a todos los partidos y no se puede hacer nada, excepto asegurarse de hacer con el PSOE lo mismo que harían si esos diputados fueran del PP. Y a Tito Berni lo mismo que desearían a un obispo putero. Y a Montero lo mismo que a un ministro de Vox que liberara a violadores y pederastas. Esa es la lección para entender que la verdadera igualdad no es pensar que nadie es más que tú sino, fundamenta­lmente, que tú no eres más que nadie.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain