Desnudar un santo para vestir otro
Tenemos viento y algunos pretenden que nos sirva solo para hacer kite surf
Uno tiene sentimientos encontrados con eso de la eólica marina porque nada en la vida puede ser completamente bueno o malo. Los aerogeneradores acuáticos pueden resolver problemas energéticos y permitir una auténtica reconversión de astilleros y puertos (¡vaya potencial para Caneliñas y Punta Langosteira!,) y a la vez pueden dar una buena estocada a un sector, el de la pesca, que parece que se ha acostumbrado a pagar todos los platos rotos.
A Europa le molesta el arrastre, pero no plataformas del tamaño de un campo de fútbol en medio del océano, exigen zonas de protección donde no se pueda pescar, pero clavar estructuras de cientos de metros es solo un daño menor para conseguir la independencia energética.
La transición verde es fundamental y no depender de otros continentes para no pasar frío en invierno también, pero ¿vamos a dejar de importar petróleo a costa de abastecer las pescaderías de producto de Vietnam y Tailandia? Cualquier medida que se tome en cuanto a eólico marino va a ser polémica y debe ser bien calibrada.
Hay que desconfiar de quien en un asunto con tantas aristas tenga una opinión tajante, porque en esto, como en casi todo, la solución seguramente esté en el camino del medio y nunca va a contentar a todos. En Galicia se creó un observatorio con todos los agentes implicados para intentar que la solución no sea la de desnudar un santo para vestir a otro. El ministerio, sin embargo, ha diseñado un plan de ordenación de los espacios marítimos sin que sepamos muy bien a quién ha consultado.
Debemos huir de los que se cierran en banda a la posibilidad de poner molinos en el mar (ese colonialismo energético que denuncia el BNG) pero también a los que quieren hacerlo a toda prisa y sin estudiar bien los efectos sobre otros recursos.
Tenemos viento y algunos pretenden que nos sirva solo para hacer kite surf, y tenemos pescado que llena las mesas de toda Europa. Mejor no tener que elegir si queremos más a papá o a mamá.