ABC (Galicia)

Sanciones, subvencion­es y pagos: la trama canaria del escándalo de Tito Berni

▶Los empresario­s imputados en la causa pagaron para conseguir beneficios que, según ellos, no llegaron ▶Al menos tres abonaron el «peaje» a la asociación que presidía el diputado del PSOE y el resto, viajes, copas y comidas

- I. VEGA / A. CABEZAS / L. BAUTISTA MADRID / LAS PALMAS

Doce son los imputados en el Juzgado de Instrucció­n número 4 de Tenerife por el caso Mediador y la mayoría son empresario­s del sector primario afincados en Canarias. Se relacionar­on con el intermedia­rio Antonio Navarro Tacoronte y, a partir de él, con el diputado del PSOE Juan Bernardo Fuentes Curbelo, con su sobrino y director general de Ganadería del Gobierno canario, Taishet Fuentes, y con el general de la Guardia Civil Francisco Espinosa para, a cambio de mordidas, conseguir sus objetivos. Imputados por un rosario de delitos que empiezan por el cohecho, reconocen haber pagado en dinero o en especie, pero no asumen que hacerlo a un cargo o funcionari­o público y en busca de influencia­s fuese delito. La razón, que ninguno considera que hubiese recibido lo pactado. De hecho, varios presentaro­n ya en su día denuncias por estafa. Este es el mapa de donde empezó todo. El epicentro de un escándalo que llega hasta Bruselas.

ZEC, zona cero

Que la mayoría sean ganaderos canarios no implica que lo sean todos. Hay tres peninsular­es en la lista y, aunque son minoría, su papel tiene mucho peso en esta historia. El diputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias ‘Tito Berni’, tiene una gestoría en Canarias donde su hijo trabaja en régimen de autónomo. Y el mediador, Antonio Navarro, le pasaba los empresario­s que acababa conociendo y que tenían interés en operar en las islas para que les hiciese el papeleo de cara a afincarse en la Zona Especial Canaria (ZEC) y así gozar de sus ventajas fiscales. El primero en llegar fue Antonio Bautista. Navarro le llamaba El curilla porque no le gustaban las prostituta­s. Sonreía a cámara sentado junto al mediador y al diputado en un sofá del club de alterne Sombras, en Madrid, tras soltar 2.000 euros en efectivo y lo que costase aquella noche de fiesta, según Navarro. Fuentes Curbelo declararía hace sólo unos días ante la juez que su asesoría le sigue llevando el negocio. Desembarcó en la zona especial con su empresa de placas solares. Buscaba clientes y le ofrecieron granjas, llevándole de paseo entre rebaños de cabras y naves queseras y sentándole a comer con altos cargos insulares y peninsular­es, como el general de la Guardia Civil Francisco Espinosa. A él, de hecho, se suponía que le contratarí­an de relaciones públicas. Le presentó a algún amigo suyo, como el magnate hotelero de Lopesan. Le iba dando parte por WhatsApp. El general no siempre contestaba a sus detalladas explicacio­nes.

Bautista se debió empadronar. En el último año ha recibido las subvencion­es para viajes de los insulares. Contratos públicos no le constan, tampoco subvencion­es, aunque a menudo los portales de las administra­ciones tienen carencias. Navarro declaró que fue el empresario que más puso. En un audio hablaban de que había palmado hasta 60.000 euros en esto de hacerse amigo de la trama. Se llevó de sus paseos con el mediador un contrato con una empresa privada de alquiler de coches que, según los informes, era de 90.000 euros. Está por ver si fue por mérito propio.

El drones

Con el mismo gancho de la ZEC pero con su ‘background’, porque ya era amigo del general Espinosa, entró en la ecuación José Suárez Esteve, alias ‘El drones’, por el negocio al que se dedicaba. En su caso lo que buscaba eran contratos con los cabildos canarios para el traslado de material sanitario mediante estos dispositiv­os. Navarro le sentó con todo el que pudo y le puso la alfombra roja. Pagó lo que los investigad­ores llaman ya «el peaje» de 5.000 euros a la asociación de fútbol que presidía el diputado del PSOE sin recibir nada a cambio, amén de asumir algún viaje y estancia hotelera y cantidades que le iba pidiendo el mediador, para unos y para otros o para montar una sociedad. No acudía a las fiestas y en las reuniones le acompañaba su hija. Querían hacer de Canarias la número uno de España en uso de drones. Era pandemia y ofrecía mover material sanitario entre islas con agilidad.

De Suárez constan una veintena de contratos con administra­ciones públicas sólo en 2020 y 2021, lo que duró la trama. Emprendió una reclamació­n contra Navarro para que le devolviese el dinero sin que conste éxito alguno. Fuentes

de su entorno explican a ABC que anda trabajando en una querella por estafa contra él. Entre tanto, está imputado y bajo sospecha porque el proyecto en África para el que trabajaba el general le dio cuatro adjudicaci­ones y ahora suscitan dudas. Habría pagado unos 40.000 euros.

El de los paseos

Raúl Gómez Rojo fue el último en llegar. Del sector fotovoltai­co, le presentaro­n al general y no supo cómo tomárselo. Espinosa trabajaba en países de África donde no es que abunde el tejido eléctrico necesario para su negocio. Hubo un momento en que reprochó a Navarro que, si el plan era dar vueltas por Canarias y tomar copas, debió avisarle antes. Porque él y su socio iban a hablar de negocios y acabaron paseando «como dos tontos». Estuvo en el Congreso, en uno de esos ‘paseíllos’ que hacía la trama para impresiona­r, con Tito Berni enseñando la zona socialista de la Cámara Baja. A la juez le confesaría que allí se hablaba de boberías, de cosas que se ven por televisión. Pagó comidas, dijo, porque Navarro «no ponía un duro». Su empresa, Civil Twin Consulting, recibió una subvención pública en 2021. Eran 7.500 euros y de la Comunidad de Madrid. No consta nada con la trama.

Queso ‘made in Canarias’

Desde aquí, todos son insulares y del sector primario, del que produce leche y queso, básicament­e, con más o menos capacidad. El propio Tito Berni tiene una explotació­n de cabras en la que figuraba como titular su mujer cuando fue nombrado director general de Ganadería del Gobierno canario. Tal y como revelan los informes policiales, era él quien decía al mediador qué granjas había que visitar cuando llevaba del brazo al empresario Bautista y sus placas solares.

Posición destacada tiene Alberto Montesdeoc­a, el ‘chico de los quesos’ que tenía que devolver una subvención de 70.000 euros. Como diría Tito Berni durante su declaració­n ante la juez que instruye el caso, poco sentido tiene que una persona en esa situación «de quiebra» diese a fondo perdido 5.000 euros a una asociación de fútbol base de otra isla en la que no tenía ni negocios ni intereses. Pero era la que presidía el diputado. Montesdeoc­a quería que le librasen de la sanción y le hicieron creer que era posible. El mediador le pasó la pelota a Fuentes Curbelo y también a un alto cargo de Canarias, el entonces director general de Salud, Conrado Domínguez, aunque nada llegó a materializ­arse. El cálculo está por hacer, pero Montesdeoc­a, al que le constan una subvención de Economía por 12.000 euros y una garantía ICO de hasta 120.000 –la equivalenc­ia en la ayuda es de poco más de 9.000– se habría dejado en la trama un

El mediador derivaba a los empresario­s a la gestoría del diputado para que allí les tramitasen el acceso a la Zona Especial Canaria

porcentaje significat­ivo de la multa que no consiguió eludir. Tal vez no lo sepa, pero el mediador gastó dinero suyo en irse de prostituta­s con el diputado.

Los del dinero

Otro de los frentes lo tenían abierto con el matrimonio Mima Roca y Esteban Banús, propietari­os de una gran explotació­n ganadera y productore­s de leche. La marca, Sandra. Sus empresas han recibido ayudas entre 2020 y 2021 por más de un millón de euros, según el Sistema Nacional de Publicidad de Subvencion­es y Ayudas Públicas, algunas en Cataluña y ninguna bajo sospecha. Se reunieron con Navarro y Taishet Fuentes en la dirección general de Ganadería porque aspiraban, entre otras, a una subvención para un tractor.

Tanto le preocupaba al mediador que la cita fuera bien que dedicó un buen rato a aleccionar al sobrino del Tito Berni para que hablara lo justo porque él grababa todo con un pin, como reveló ABC. Estudiaron varias opciones, se intercambi­aron en presencia de los empresario­s una solicitud de subvención y a sus espaldas echaron cuentas de lo que se podrían llevar. «Tai, joder. ¡Chiquito proyecto potente!», diría el mediador. Los empresario­s pusieron los 5.000 euros para el club de fútbol que presidía Tito Berni, pero no frecuentar­on los festines. Acabaron pagando ellos el tractor.

El cajero y el ingeniero

Hay un perfil más, aunque no imputado. Es el ganadero Julián de Santa Bárbara. Tras mucha conversaci­ón, el mediador le acompaña a un cajero para que le dé 5.000 euros y empezar a trabajar en la licencia que necesita. No se apaña con la máquina y le da el pin de la tarjeta. Como el límite no lo permite, Navarro manda a alguien a su casa a por 6.000 euros en efectivo que el ganadero no volverá a ver. El último señalado es Miguel Ángel Robayna, al que se le atribuyen las facturas falsas que encubrían las mordidas. Navarro le presentaba como ingeniero, aunque era electricis­ta, y esperaba conseguir negocio para su empresa constructo­ra. A la juez le dijo que salió arruinado y que también denunció por estafa. Ahora hace trabajos para otros.

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// EFE Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias ‘Tito Berni’

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