Chupete para adultos

Hay un chupete de adultos: es la forma coloquial con que se conoce al silenciador que se aplica a la boca de las armas de fuego. De uso general en toda Europa para eliminar el estampido de los disparos en los rifles de caza mayor, en algunos países es incluso obligatoria su utilización. Con esta medida se consigue no alterar la paz del campo, muy apreciada por los turistas domingueros, y no alertar a la fauna silvestre.

Pero en España está rigurosamente prohibido con el fin de que los delincuentes que furtivean no pasen en silencio; el Gobierno, incapaz de controlar a quien delinque, considera muy cómodo limitar la libertad de los ciudadanos que cumplen. «Muerto el perro se acabó la rabia», pero es algo semejante a denegar el uso del automóvil porque esas máquinas son causa de multitud de accidentes. Sobre todo, justifica el amor a prohibir que tanta satisfacción suscita en los gobernantes.

Sin embargo, resulta una herramienta utilísima para la correcta gestión de las poblaciones de ungulados silvestres. En los cotos de caza es necesario reducir el número de especímenes a la cantidad que el medio puede alimentar para que el crecimiento vegetativo no dispare las poblaciones; los machos se controlan por la caza deportiva, mas para la eliminación de hembras es casi imprescindible el chupete.

En los primeros meses del año, los cérvidos forman agrupaciones familiares sobre las que se puede actuar con el silenciador sin que se alteren y es fácil eliminar así varios en un solo lance. Si se prescinde de ese adminículo, como ocurre en nuestra nación, en cada ocasión se eliminará un único ejemplar y el resto huirá espantado. ¿No podrían los legisladores reflexionar sobre el asunto y autorizar a solo los titulares de coto a utilizar el famoso reductor para llevar a cabo su necesaria actividad? Los furtivos lo utilizarán también aunque no estén autorizados, como los terroristas de ETA usaban las pistolas para sus asesinatos sin que tuvieran guías de esas armas.