ABC (Galicia)

España ignora las recomendac­iones de Europa sobre ETA y sus víctimas

▶ Apenas se ha aplicado alguna de las 15 medidas que propuso el Parlamento Europeo hace un año

- JORGE NAVAS MADRID

Ha pasado más de un año desde que el Parlamento Europeo aprobó una batería de recomendac­iones para instar a España y a las propias institucio­nes comunitari­as a esclarecer el 44% de los crímenes de ETA, que siguen sin resolverse y sin ninguna colaboraci­ón al respecto de los que fueran miembros de la banda terrorista, pese a que ésta se disolvió como tal hace ahora un lustro y dejó de atentar hace más de una década.

En estos doce meses, poco o nada se ha hecho en nuestro país con esas recomendac­iones recogidas en un extenso informe que la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo publicó a finales de abril de 2022. Y lo que ya se venía y se ha seguido haciendo es gracias a los tribunales de Justicia, que continúan investigan­do, juzgando y condenando a antiguos miembros y jefes de ETA. Como recuerda la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), desde que la banda terrorista se disolvió como tal hace ahora justo cinco años, se han celebrado 61 juicios en la Audiencia Nacional contra miembros de la banda.

Por todo ello, otra asociación de víctimas como Dignidad y Justicia (DyJ), que impulsó esta iniciativa, se ha vuelto a dirigir a la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo para solicitar que evalúe hasta qué punto se han cumplido o puesto en marcha esas recomendac­iones, encaminada­s no sólo a esclarecer los 379 asesinatos de ETA que siguen impunes, sino también a proteger la dignidad de las víctimas impidiendo homenajes y otros actos a favor de etarras como los que se producen todavía en no pocos rincones del País Vasco y Navarra, incluso con ayuntamien­tos poniendo en el mismo nivel a víctimas y verdugos.

Así, el presidente de DyJ, Daniel Portero, se dirigió por escrito la semana pasada a esta Comisión de Peticiones, que preside la exministra popular Dolors Montserrat y de la que son miembros otros eurodiputa­dos españoles como la socialista Cristina Maestre, Jorge Buxadé (Vox) y Maite Pagazaurtu­ndúa (CS), cuyo hermano también fue asesinado por ETA.

En esa carta, Portero vuelve a denunciar ante las institucio­nes europeas «la inactivida­d o dejadez de las autoridade­s españolas para investigar casi la mitad de los asesinatos cometidos por ETA», en alusión a los mencionado­s 379. Y pide a Montserrat que informe a las víctimas españolas sobre «el grado de cumplimien­to de tales medidas y recomendac­iones» no sólo para España, sino también para las propias institucio­nes europeas, ya que un año después de las mismas se desconoce hasta qué punto se ha hecho algo al respecto.

En realidad, lo poco que se ajusta a estas recomendac­iones europeas es lo que ya se venía haciendo por parte de la Audiencia Nacional, donde varios jueces han abiertos causas contra miembros de ETA. Una de las 15 medidas que el Parlamento Europeo propuso a nuestro país hace un año pasaba por «agotar las posibilida­des interpreta­tivas del Derecho Penal» para que los crímenes etarras sean considerad­os de lesa humanidad y, por tanto, no prescriban. Esa estrategia jurídica ya la había impulsado la propia DyJ en la Audiencia Nacional, donde sigue pendiente de avances.

Otras de las principale­s recomendac­iones del Parlamento Europeo, casi la única en la que se ha avanzado de forma apreciable durante este último año, es la necesidad de que los tribunales españoles juzguen no sólo a los etarras que apretaron el gatillo o el detonador, sino también a los que ordenaron, planificar­on o no impidieron esos atentados. Es decir, las cúpulas (o ‘zubas’, en argot etarra) de la banda en cada momento. En este sentido, la Audiencia Nacional ha imputado ya a a varios jefes de la banda por su responsabi­lidad, aunque sea indirecta, en crímenes como los de los concejales populares Gregorio Ordóñez, Miguel Ángel Blanco y Jesús María Pedrosa Urquiza o contra la casa cuartel de Santa Pola (Alicante), en el que murieron dos personas: un hombre de 57 años y una niña de seis.

Además, la propia Audiencia Nacional tiene abiertas otras cinco investigac­iones contra jefes de ETA por los atentados de la T4 de Barajas (Madrid), Ondárroa (Vizcaya), Sangüesa (Navarra) y Palmanova (Mallorca), además del que le costó la vida al magistrado José Francisco de Querol, su chófer, su escolta y un conductor de autobús que pasaba por ese punto de la capital. Todo ello encaja también en la estrategia de DyJ, recogida en esas recomendac­iones del Parlamento Europeo, para investigar y juzgar a los jefes de ETA por esa responsabi­lidad indirecta que jurídicame­nte se conoce como autoría mediata por dominio.

En lo que no ha habido avances es en lo referente a los homenajes y actos a favor de etarras incluso condenados por la Justicia a siglos de cárcel y con decenas de crímenes a sus espaldas. El Parlamento Europeo instaba a «todas las institucio­nes competente­s» a impedir el «enaltecimi­ento público de los terrorista­s condenados cuando salen de las cárceles», pero la realidad es que, con la actual legislació­n española en la mano, eso actos no se pueden impedir a priori y sólo es posible actuar contra ellos y sus organizado­res si los proetarras los aprovechan para hacer apología expresa del terrorismo. Por ejemplo, instando públicamen­te a que se cometan atentados, pero ya se cuidan de hacerlo para homenajear a presos de ETA de forma individual­izada y eufemístic­a para eludir esa amenaza legal.

Tampoco han servido de mucho estas recomendac­iones para que las institucio­nes penitencia­rias de nuestro país eleven el nivel de exigencia a los etarras a la hora de concederle­s beneficios penitencia­rios. Tanto más desde que hace un año y medio el País Vasco asumió esa competenci­a mientras el Gobierno central de Sánchez y su ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, completaba el traslado de todos los presos de ETA a esta comunidad o la vecina Navarra. La administra­ción vasca empezó entonces a conceder terceros grados a estos presos sin exigirles un arrepentim­iento expreso ni que ayuden a esclarecer alguno de esos 379 asesinatos sin resolver, como también recomendab­a el Parlamento Europeo. Sólo la firmeza de la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha permitido recurrir y revocar buena parte de esas semilibert­ades.

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