ABC (Galicia)

Trump, condenado por abuso sexual contra la escritora Jean Carroll en 1996

▶ Un tribunal federal de Manhattan le declara también culpable de difamarla cuando presentó la denuncia

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Jean E. Carroll sonrió al escuchar el veredicto. Ayer, en un juzgado federal de Nueva York, se acababa de convertir en la primera en conseguir lo que se les había resistido a una docena de mujeres: una victoria judicial otorgada por un jurado ante Donald Trump en una acusación por ofensas sexuales.

Los nueve miembros del jurado –seis hombres y tres mujeres– llegaron a la determinac­ión de que el expresiden­te de EE.UU. deberá indemnizar a Carroll con cinco millones de dólares en relación a una acusación de violación. El jurado no determinó que Trump violara a Carroll, como ha defendido esta, pero sí que abusara de ella sexualment­e. Y también concedió que el expresiden­te la difamó tras ventilar sus alegacione­s.

Desde el ascenso al poder de Trump en las presidenci­ales de 2016, le llovieron acusacione­s de violación y agresiones sexuales. En especial con el surgimient­o del movimiento ‘MeToo’ y la oleada de alegacione­s de delitos sexuales y abusos contra mujeres que desató el caso del productor de Hollywood Harvey Weinstein.

Muchas de esas acusacione­s contra Trump, algunas con décadas de antigüedad, apenas quedaron en escarceos judiciales. La de Carroll fue una de las últimas en llegar. Habló de ella en un libro de memorias publicado en 2019, en el que aseguró que el multimillo­nario neoyorquin­o la violó en Bergdorf Goodman, unos conocidos grandes almacenes de Manhattan.

Carroll es una conocida articulist­a de revistas, que tuvo una columna durante años en ‘Elle’, y que presentó su propio programa de televisión, a mediados de la década de 1990, en la cadena NBC. Fue en esa época cuando ocurrió la violación, aseguró en el libro. En su relato, Trump y ella se encontraro­n en los grandes almacenes, él le pidió que le ayudara a elegir un regalo para una mujer, bromearon sobre piezas de lencería, se dijeron el uno al otro que se probaran algo y acabaron en los probadores. Allí, sostuvo Carroll, fue donde Trump la forzó y la violó.

Esa acusación, como ha pasado ahora con el juicio, ocurrió en la antesala de unas elecciones presidenci­ales. En 2019, Trump estaba a un año de jugarse la reelección, que acabó perdiendo.

Atacó con dureza a Carroll –«no es mi tipo», dijo de la escritora–, la acusó de inventárse­lo todo para dar publicidad a su libro. No ha dejado de hacerlo hasta ahora, algo que la demandante ha aprovechad­o para llevarle ante la justicia.

Cualquier delito de naturaleza sexual había prescrito, pero Carroll utilizó una nueva ley en Nueva York que amplía el plazo para llevar las acusacione­s de víctimas por la vía civil y le demandó el año pasado por difamación, aprovechan­do mensajes de Trump en su red social, Truth Social, en los que calificaba la acusación de «completa estafa», «engaño» y «mentira».

La forma en la que Trump y Carroll encararon el juicio fue radicalmen­te distinta. Los abogados de la demandante presentaro­n una docena de testigos y la propia Carroll subió al estrado. Durante tres días de testimonio, dio hasta el último detalle de sus acusacione­s, con descripcio­nes concretas de qué pasó, cómo Trump la encerró en uno de los vestidores, la empotró contra la pared, le bajó las medias, le metió los dedos en su vagina y la penetró contra su voluntad.

La defensa de Trump no presentó ningún testigo y el expresiden­te, frente a lo que deslizó en algún momento, optó por no comparecer. Pero su voz sí tuvo presencia en los alegatos de la acusación: utilizaron un vídeo revelado en 2016, poco antes de las elecciones, en las que durante la grabación del programa ‘Access Hollywood’ en 2005 se le escucha decir que besaba y manoseaba a todas las mujeres que le apetecía: «Ni siquiera espero. Cuando eres una estrella, te dejan hacerlo. Lo que sea. Las agarro por el coño, puedes hacer lo que quieras». Los abogados lo usaron para convencer al jurado de que la alegación de Carroll se incluye dentro de un patrón de conducta de Trump.

Es imposible anticipar qué efecto tendrá el juicio en el futuro político de Trump, que es el favorito republican­o para ser el candidato en las presidenci­ales del año que viene y que va por delante en las encuestas frente al actual presidente, el demócrata Joe Biden.

La historia invita a pensar que el impacto será limitado. La grabación de ‘Access Hollywood’ no evitó su victoria histórica en 2016. La escalada de escándalos en su presidenci­a y el asalto al Capitolio por una turba de sus seguidores apenas le hizo perder poder en el electorado republican­o. Su reciente imputación en un juzgado penal de Nueva York solo le mejoró en las encuestas.

«Recurrirem­os», anunció Trump en Fox News. «Hemos sido muy maltratado­s por un juez nombrado por Clinton», dijo en referencia al expresiden­te demócrata Bill Clinton. Más tarde, recurrió a su tono colérico, con mayúsculas, en su red social: «No tengo absoluta idea de quién es esta mujer», escribió. «Este veredicto es una desgracia, la continuaci­ón de la mayor caza de brujas de la historia».

El expresiden­te es condenado a pagar cinco millones de dólares a la demandante por agresión sexual y difamación

Carroll es escritora y articulist­a, y presentó su propio programa de televisión en la década de los 90 en la cadena NBC

SANTIAGO DE CHILE Tras el tsunami republican­o del domingo, que convirtió a este partido de derecha radical en el mayoritari­o del país en votos y cantidad de miembros elegidos para el nuevo Consejo Constituci­onal (CC), la coalición conservado­ra tradiciona­l analiza el papel que desempeñar­án en el proceso.

Aún golpeados por los resultados, Renovación Nacional, la UDI y Evopoli –que forman la colación Chile Vamos– han proyectado como estrategia ser un puente entre republican­os y la izquierda para obtener un texto constituci­onal que contenga mínimos necesarios. El referéndum de la propuesta de nueva carta magna será el 17 de diciembre.

Con la totalidad de las mesas escrutadas, se confirmó que los republican­os se quedaron con el ‘quorum’ que le da derecho a veto, al contar con 23 consejeros; si suman los 11 miembros de Chile Vamos, alcanzaría el ‘quorum’ necesario para aprobar y rechazar normas.

Por su parte, la izquierda de Apruebo Dignidad y el Partido Socialista solo cuentan con 16 consejeros, dejándoles sin margen de maniobra dentro de esta instancia a menos que lleguen a acuerdos con Chile Vamos.

Ayer la presidenta de Evopoli y única consejera electa, Gloria Hutt, afirmó que jugará el papel de «bisagra» dentro del CC. Su diputado Francisco Undurraga explicó a ABC que buscarán acercar posiciones para obtener un texto con los mínimos establecid­os en las Bases Constituci­onales. «Los republican­os no se puede confiar en que nosotros votaremos siempre con ellos, no seremos su buzón. Con la UDI y RN decidimos pagar el costo de empujar este proceso, pero el Partido Republican­o es quien tiene la responsabi­lidad de sacarlo adelante», aclaró.

Para el parlamenta­rio, el partido que lidera el excandidat­o presidenci­al José Antonio Kast debe dar prueba de que puede otorgar gobernabil­idad al país. «El plebiscito de diciembre no será sobre la gestión del Gobierno, sino sobre el rol de los republican­os en el Consejo Constituci­onal», asegura.

La secretaria general de la UDI, la diputada María Jose Hoffmann, remarca, por su parte, que ellos siempre han tenido vocación de diálogo y, por lo tanto, insistirán en buscar caminos de encuentro. «La responsabi­lidad política es un valor fundamenta­l que esperamos entienda toda la derecha. Ni bisagra ni intermedia­rios, queremos liderar este proceso buscando lo mejor para Chile y una buena constituci­ón», aseguró a ABC.

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