ABC (Galicia)

«No pienso irme hasta que no lo vea salir por la puerta»

▶ Acampa en el portal de su casa okupada que necesita vender para pagar una residencia

- MIRIAM VILLAMEDIA­NA BILBAO

Un día más Loli Andrés se ha colocado a las 10 de la mañana con su mesa y su pancarta frente a la vivienda en la que se ha atrinchera­do el okupa que ha puesto patas arriba la vida de su familia. Hoy se ha resguardad­o en el portal, porque llueve, pero su intención es mantener en alto su pancarta cada mañana con el lema «okupak kanpora» (fuera okupas) para que la vea «cada vez que entre o que salga». Acampar cada mañana frente a la que un día fue su casa familiar ha sido la medida desesperad­a que ha tomado esta mujer de Sestao (Vizcaya) ante el retraso que acumula la Justicia con su caso. Necesita vender el piso con urgencia para pagar la residencia de su prima, que es además la dueña de la vivienda; pero el inquilino, que dejó de pagar el alquiler en el mes de julio, se niega a abandonarl­a.

Sus problemas comenzaron, en realidad, en marzo del año pasado. Por aquella fecha, su prima Isabel, de 83 años, comunicó a los tres chicos que compartían piso su intención de no renovar el contrato. Dos de ellos accedieron a marcharse en el mes de julio, pero el tercero optó por atrinchera­rse en el piso. «Ni paga, ni se va», lamenta Loli, que calcula que su deuda acumula ya unos 6.000 euros.

A partir de ese momento además, la salud de su prima, que ha sido prácticame­nte como su hermana, comenzó a deteriorar­se a pasos agigantado­s. «Ha pasado de ser una persona plenamente válida a totalmente dependient­e», describe. Tanto es así, que los disgustos que le ha causado el okupa le han provocado un síndrome ansioso depresivo. «Sólo en el mes de diciembre tuvo más de diez ingresos», explica. La familia no tuvo más remedio que internarla a principios de año en una residencia de Palencia por recomendac­ión médica.

El problema es que los pocos ahorros que tenían los está consumiend­o esa residencia y Loli no puede hacer frente sola a esos gastos. Apenas cobra una pensión de 800 euros y tiene a su cargo dos menores, uno de ellos discapacit­ado. «No hay justicia», repite sin cesar.

Esa desesperac­ión le ha llevado a apostarse cada mañana frente al portal. «No me pienso mover hasta que no le vea salir», asegura. Ha conseguido, además, el apoyo de todos sus vecinos. El Grupo 1 de Mayo de Sestao es una antigua barriada de familias obreras donde no hay viviendas lujosas pero sí vecinos que se conocen «de toda la vida». Prácticame­nte todo el que pasa por allí saluda a Loli y le dice lo mucho que la apoya. También los hay que han colocado pancartas de apoyo en sus ventanas y ya han protagoniz­ado varias concentrac­iones los jueves por la tarde.

A pesar de ello, el inquilino moroso parece no inmutarse. Ha recibido varias veces la notificaci­ón para abandonar la vivienda, la última este martes por la mañana. «Los municipale­s han estado un rato aporreando la puerta

Que no se presente el okupa podría ser, sin embargo, una de las mejores noticias para esta familia porque el juez ordenará de oficio el desahucio para dentro de dos meses, en el mes de julio. Por el contrario, en el caso de que solicite acogerse a la justicia gratuita podría demorarse solo el primer trámite, hasta tres meses. A todo ello habría que añadir los problemas que les pueda causar la huelga convocada en la administra­ción de Justicia este mismo mes. Un retraso tras otro que indigna a esta mujer mientras ve cómo su hermana se deteriora un poco más cada día. «Solo espero que mi prima no se vaya antes que él».

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