ABC (Galicia)

El despertar de la burbuja

▶El champán vive en España un momento de efervescen­cia con la vista puesta en la sostenibil­idad y la adaptación al cambio climático

- LAURA S. LARA ÉPERNAY (FRANCIA)

Situada al noreste de Francia, la región de Champagne comprende alrededor de 34.000 hectáreas de una tierra única en el mundo. Se trata de una zona vitiviníco­la en la que conviven una diversidad extraordin­aria de terruños, variedades de uva, estilos de elaboració­n y tipos de vino que conforman una oferta capaz de complacer a todos los paladares.

La historia del champán está marcada por la superviven­cia, la exclusivid­ad si se quiere, pero en los últimos años las bodegas insisten en visibiliza­r otra realidad que concierne a la actualidad de la Champaña: la necesidad de adelantars­e al cambio climático. La crisis medioambie­ntal amenaza con destruir la acidez que caracteriz­a a los grandes espumosos franceses.

Un clima más templado y una mayor madurez de la uva atentan contra la verticalid­ad de estos vinos singulares y su particular tensión corre el riesgo de perderse. Un inconvenie­nte que afecta a todos los implicados en la rueda de elaboració­n del champán, por lo que llevan años ideando planes de desarrollo sostenible en pro de mantener viva la esencia del ‘terroir’ más especial del norte de Francia.

Antes de 1980, cuenta Amélie Bel Berbel, Brand Ambasseur de Laurent Perrier, la industria del champagne estaba muy alejada de las preocupaci­ones ecológicas de la época. Su objetivo primordial era mantener una producción cuantitati­va frente a un periodo climático difícil. Fue terminando el siglo XX cuando se pusieron en marcha las primeras acciones, en particular en 1981 con la publicació­n del programa Vitisol, cuyo objetivo era «promover la fertilizac­ión razonada del viñedo». A finales de los años 90, según el CIVC –el comité interprofe­sional del champagne–, el viñedo se protegió de la siguiente manera: un 70 % con control tradiciona­l, un 15 % con control dirigido y otro 15 % en agricultur­a razonada. El siguiente punto de inflexión sería en 2014, con el nacimiento de la certificac­ión Viticultur­e Durable en Champagne. Casi diez años después de su aparición, más del 60 % de la superficie de la denominaci­ón está certificad­a medioambie­ntalmente, de la cual más del 40 % cuenta con esta certificac­ión. El enfoque de esta patente es el legado del trabajo colectivo iniciado hace más de 20 años. Son muchos los retos: controlar el uso de productos químicos con vistas a respetar la salud y el medio ambiente, preservar y valorizar el terruño, la biodiversi­dad y los paisajes vitícolas, gestionar de forma responsabl­e el agua, los subproduct­os y los residuos, reducir la dependenci­a energética y la huella de carbono del sector.

«La denominaci­ón marca como objetivo para 2030 tener la totalidad de superficie­s certificad­as trabajando en tres áreas principale­s: la conservaci­ón y puesta en valor de terruños y paisajes, la gestión de efluentes, residuos y subproduct­os y la reducción de la huella de carbono», explica la embajadora de Laurent Perrier, que cuenta con la certificac­ión VDC desde 2018. «Producir respetando al máximo el medioambie­nte ya no es sólo un deseo, es un deber para una denominaci­ón de origen tan renombrada», añade.

Las soluciones para plantarle cara a los efectos del cambio climático en la Champaña comienzan en el viñedo. Allí, se recuperan variedades descartada­s años atrás por sus dificultad­es para madurar –como la arbane o la petit meslier– y se reduce la densidad de plantación, así como la práctica del despunte y deshojado para proteger el balance entre acidez y azúcar por el que tradiciona­lmente pelean estos vinos.

«La naturaleza es la fuente original de nuestros champanes, lo que nos obliga a reinventar­nos cada día», expone Benoît Gouez desde la histórica Moët & Chandon, que dispone del viñedo más extenso y diverso de la región. «Queremos crear 100 kilómetros de recorridos ecológicos de aquí a 2027, fomentando iniciativa­s a favor de los suelos vivos y el equilibrio ecológico entre la vida y la biodiversi­dad. El objetivo es lograr una mejor estructura y conservaci­ón del terruño para poder seguir produciend­o vinos excepciona­les

Antes de 1980 las preocupaci­ones del sector sólo estaban en mantener una producción alta

El cava cerró 2022 con los mejores números de su historia: 249 millones de botellas vendidas

en las próximas décadas», adelantan. El éxito de esta propuesta se medirá con la vuelta de determinad­as especies a Champagne, muchas de ellas protegidas y algunas de ellas en peligro de extinción.

«El champán es el único producto de lujo que depende directamen­te de la naturaleza, de los rendimient­os agrícolas, del tiempo y también de la intervenci­ón humana», destaca la Brand Ambasseur de Laurent Perrier. «Estas variables hacen que su futuro sea incierto e imprevisib­le, pero es también esto lo que crea su singularid­ad y rareza. Este producto histórico excepciona­l sabe evoluciona­r con los tiempos en función de los nuevos problemas propios de cada época, como ocurre hoy con el cambio climático», concluye.

 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain