ABC (Galicia)

Los nietos de las víctimas: «El ideario de ETA está más fuerte que nunca»

▶ABC reúne a dos jóvenes a los que los etarras impidieron conocer a sus abuelos y crecer en su tierra ▶Son descendien­tes del socialista Fernando Múgica y del militar Jesús Velasco: «Bildu no debería ser legal»

- JORGE NAVAS MADRID

Fernando y Paula son dos de esos jóvenes que nacieron ya como víctimas de ETA y tuvieron que criarse lejos de su tierra. Nietos de esa Transición que los etarras intentaron reventar a golpe de asesinatos y secuestros. Nietos de una democracia que los herederos de ETA pretenden remover pactando con un PSOE que derramó sangre y lágrimas como el que más, pero que hoy tiene por «socios preferente­s» a los que brindaron por tanto dolor y siguen sin condenarlo. Fernando Múgica se llama como su abuelo, al que ETA asesinó en San Sebastián en 1996 por ser dirigente socialista. Paula Baena es nieta de Jesús Velasco, asesinado en 1980 en Vitoria por ser militar. ABC los junta para que hablen sin prisa y sin complejos. No están de acuerdo en todo y sus familias proceden de ámbitos distintos, pero se expresan con un criterio que sorprende en personas tan jóvenes. Y que se echa en falta en muchos mayores.

—Sabemos quiénes son vuestros abuelos. ¿Pero cómo eran? —Paula: Un padre de familia numerosa, con cuatro hijas, muy entregado a su profesión y con una gran vocación de servicio. Tenía muchos amigos y era muy apreciado en Vitoria. —Fernando: Una persona con mucha conciencia política, que ya durante la dictadura estuvo en el socialismo clandestin­o y participó en la formación del PSOE de aquella época. Tenía una forma de defender sus ideales muy fuerte. La gente le apreciaba mucho. —¿Por qué estáis hoy aquí hablando de esto?

—F: Porque el olvido es muy peligroso y estamos en un momento en el que parece que cada día se olvida todo más. Es importante decir en alto que la memoria no es un problema, que tiene que reivindica­rse. Cuando se dice que hay que olvidar para avanzar, es al revés: no hay que olvidar para poder avanzar.

—P: Nuestra generación tiene una gran responsabi­lidad de seguir dando voz a lo que pasó. Cada vez se quiere poner más sordina para que parezca que no ha pasado nada, cuando es algo muy reciente. Somos nietos de gente a la que asesinaron por la calle, eso ha pasado aquí hace muy poco. Por eso es importante que sigamos dando esa batalla. —Octubre de 2011: ETA anuncia que deja de matar. ¿Lo recordáis?

—P: Perfectame­nte. Tenía 19 años y estaba en la biblioteca. Recuerdo sentir mucha desconfian­za, no ese júbilo que algunos quieren vender.

—F: Yo pensé en las dos últimas víctimas mortales, los dos guardias civiles de Mallorca [Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada, asesinados por ETA en 2009]. Mi familia también lo recibió con escepticis­mo. Treguas ya había habido antes y eso de «indefinida» es muy fácil ponerlo en un papel. Pensé en todos los que habían matado antes de ese día. —Mayo de 2018: ETA se disuelve hace sólo cinco años.

—P: Para mí no está disuelta como tal, sólo ha cambiado de nombre, porque Bildu es ETA. Simplement­e ha cambiado su modus operandi, pero no han renegado de su pasado criminal, para ellos los casi 900 muertos, bien muertos están. Para mí, esa fecha no tiene relevancia.

—F: Para mí, tampoco. Nadie ha dicho «estuvo mal, pedimos perdón y vamos a colaborar con la Justicia». No han renegado de esas ideas racistas y de exclusión. ETA ya no existe como tal, pero su ideario está más fuerte que nunca, eso no ha cambiado. —Arrepentir­se y pedir perdón. ¿ETA y su entorno lo han hecho?

—F: Ni mucho menos han pedido perdón como colectivo y es el mínimo indispensa­ble para avanzar. Para muchos asesinar sigue estando justificad­o.

—P: A mí no me interesa tanto el perdón, que es algo privado. Me interesa más la Justicia, porque el perdón no lo puedes medir, no puedes saber si esa persona está arrepentid­a o no. Tampoco me interesa lo que el asesino pueda sentir, que se arregle él con su conciencia, si es que la tiene. Justicia y que se cumplan las penas íntegras, eso es lo relevante para el debate público.

—F: Yo sí creo que la sociedad necesita ese tipo de cosas para avanzar. La Justicia, sin duda, pero si no hay un perdón claro, que no creo que vaya a haberlo porque mucha gente no lo siente, queda todo muy enquistado.

—P: Sí, pero es tan utópico... ¿Qué perdón o arrepentim­iento hay en una sociedad con homenajes y pancartas a favor de etarras? Salen de la cárcel y les reciben como héroes. Y encima gobiernan municipios y pronto pueden hacerlo en todo el País Vasco. —La izquierda dice que sí se han dado pasos en esa dirección...

—F: Ni suficiente­s, ni honestos. No hay quien se crea esas declaracio­nes de Otegi equidistan­tes y ambiguas, como lo del «conflicto»…

—P: Pura hipocresía para equiparar a víctimas y verdugos. ¿Qué conflicto es ese? Aquí hubo unos a los que mataban, perseguían y expulsaban de sus casas y pueblos y otros que asesinaban. —También sois parte de esa diáspora provocada por etarras y proetarras. —P: Hay cerca de 200.000 personas exiliadas, lo cual ha hecho que los censos electorale­s estén alterados y eso también influye en el actual del País Vasco. En mi familia hay pocas ganas de ir porque es un ambiente hostil. ¿Por qué tengo yo que sentarme en una terraza de Bilbao debajo de una pancarta de los presos de ETA? ¿Por qué no puedo hablar en alto sobre algunos temas ni llevar una pulsera de España?

—F: Es que eso es lo que querían, así han conseguido la supremacía social y política. Ese era uno de los objetivos de ETA, echar a la gente por los medios que

hicieran falta. Yo prefiero no estar allí. —Hay gente, incluso víctimas, que acusan de oportunism­o a los que hablan de esto en campaña electoral...

—P: Yo quiero que se hable antes, durante y después de una campaña. Me molesta que se diga que se habla de ello para utilizarlo electoralm­ente. Son los mismos que quieren que no se hable de esto para dejarlo morir en un cajón. —F: Coincido en que se tiene que hablar antes, después, durante y mediante. También hay episodios concretos de abuso que deben ser condenados.

—P: Solo las familias de las víctimas mortales son casi 900 y entre ellas también hay diferentes sensibilid­ades. La gran mayoría están de acuerdo en lo fundamenta­l, pero claro que puede haber matices entre personas con ideologías y realidades diversas.

—¿ETA existe, no existe o sigue existiendo pero camuflada de partido? —F: Existe su brazo político, no son sus herederos, es que son ellos directamen­te. Que no exista como organizaci­ón no es relevante, porque existen sus ideas, objetivos, justificac­ión y legado. Mientras

eso sea así, ETA va a existir, da igual que lo llamen como quieran.

—P: Y encima te llaman radical si lo dices, como ahora con el debate sobre las listas de Bildu, lo cual ya es una pista evidente de que ETA sigue ahí. —¿Entonces no la hemos derrotado? —P: Yo también me lo pregunto cuando veo que se está cumpliendo lo que perseguía, cuando los propios etarras

La familia Múgica, a la que pertenecen el histórico socialista asesinado por ETA y su hermano Enrique, exministro de Justicia con Felipe González y defensor del Pueblo con Aznar y Zapatero, es de origen judío. Por eso su nieto Fernando pone en el mismo plano a ETA y el nazismo: «Mi familia lleva siendo perseguida desde el siglo XX. Llegamos de rebote a Madrid, donde están en las institucio­nes o en listas. —F: No creo que la hayamos derrotado. Todo se politizó con la legalizaci­ón de Bildu en 2011. Recuerdo muy bien la sensación de «no, mierda», porque eso sí fue no un paso atrás, sino 200. Bildu es la continuaci­ón de Batasuna, que ya fue ilegalizad­a por motivos evidentes. —P: Les vamos cediendo terreno y al final nos encontramo­s con 44 condenados vinimos dos años después de que yo naciera en San Sebastián. Como muy bien definió alguien, ETA son los hijos bastardos del fascismo español. Termina el franquismo y ETA sigue con su ideología fascista para alcanzar esos objetivos asesinando y persiguien­do a la gente. Es fascismo con otro nombre y lo irónico es que dicen que son de izquierdas o revolucion­arios». por terrorismo en las listas de un socio del Gobierno de España. —¿Hay que ilegalizar Bildu?

—P: Rotundamen­te, sí.

—F: No, esa ahora no es la cuestión. Lo que habría que haber hecho es no legalizarl­a, como hizo el Tribunal Constituci­onal en 2011 por una cuestión política. Lo mejor que se puede hacer ahora es no pactar con ellos y no darles poder para que te chantajeen cada día.

—P: Sí, pero hay que ir a la raíz del asunto: nadie podría pactar con Bildu si Bildu no estuviera ahí.

—Hay quien dice que un asesino puede ser concejal si ha cumplido su pena, pero no otros por cosas menos graves. —F: No entiendo cómo alguien puede estar de acuerdo con eso, sobre todo cuando hablamos de terrorista­s. Habría que cambiar las leyes para que ningún condenado por terrorismo pudiera presentars­e nunca a nada.

—P: No sé por qué los terrorista­s gozan de ese estatus distinto a otros criminales y delincuent­es. Qué no se estaría diciendo si en las listas de otros partidos fueran asesinos de mujeres o niños. Algo estamos haciendo mal como sociedad para que una parte de ella no sea consciente de la gravedad de esto, que el asesino de tu padre pueda ser alcalde o concejal del mismo pueblo donde lo mató. No entiendo por qué una parte de la sociedad no empatiza con eso.

—¿Y que a algunos les preocupe más un dictador de hace 50 años que una banda terrorista de hace cinco?

—F: Cada uno tiene sus prioridade­s y su forma de pensar, es legítimo. Pero no la politizaci­ón del «vosotros tenéis que olvidar, pero vamos a exhumar a Franco». Y seguimos con la cantinela de que «el fascismo ha vuelto». O sea, nosotros tenemos que seguir adelante mientras otros están en una campaña política irresponsa­ble para fomentar enfrentami­ento social. Eso es hipocresía.

—P: El terrorismo etarra no es comparable a una guerra civil, que es una absoluta tragedia nacional de dos bandos enfrentado­s. Ahora resulta que hablas de ETA y eres un facha retrógrado, pero si estás todo el día con Franco eres demócrata y moderno.

—Para acabar, un mensaje a los jóvenes como vosotros.

—P: Que construyam­os una España de la que no nos avergoncem­os y donde no tengan cabida ETA y su entorno.

—F: Que entiendan que el futuro también depende mucho de nuestro pasado. Y que no olviden que la memoria es tan importante como el presente y el futuro.

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