ABC (Galicia)

Ciudadanos se aferra al calor de la calle para seguir siendo una llave en los ayuntamien­tos

▶ Ha apostado por una campaña más cercana, con mensajes directos y guiño a las familias

- EMILIO V. ESCUDERO MADRID

Diciembre de 2015. Más de 10.000 personas aclaman a Albert Rivera en Vistalegre a solo unas horas de las elecciones generales que supusieron el salto definitivo de Ciudadanos en la política nacional. Aquellos 40 diputados aumentaron hasta los 57 cuatro años después, techo de un partido que busca estos días amortiguar el desplome que le auguran las encuestas. Lo hace volviendo a los orígenes. Dejando a un lado esos grandes mítines dirigidos a sus propios afiliados para tocar otra vez la puerta de la gente. Para fomentar el cara a cara y convencer de nuevo al electorado de que son la opción más útil para acabar con el bipartidis­mo.

«Nosotros queremos dirigirnos a las clases medias y a las familias y no a los afiliados como hacen PP o PSOE en esos grandes mítines llenos de gente que ya sabe lo que va a votar. Por eso, en nuestros actos de esta campaña hemos buscado atraer a la gente proponiend­o actividade­s que facilitara­n la conciliaci­ón como piscinas de bolas, pintacaras o sitios para las mascotas y a partir de ahí poder lanzar nuestro mensaje de una manera más cercana. Creo que así hemos enganchado a mucha gente, que vuelve a pensar en nosotros como una alternativ­a a los dos grandes partidos», explica a ABC Adrián Vázquez, secretario general de Ciudadanos, a solo unas horas de las elecciones.

La campaña le ha llevado a visitar media España con esta nueva filosofía de pequeños actos a pie de calle en los que ha podido escuchar las preocupaci­ones de la gente. «El gran cambio que hemos notado desde que llegamos a la dirección del partido hace un año es que antes nos decían ‘qué pena’ y ahora nos dicen que tenemos que resistir. La gente no quiere extremos y cree que podemos ser un partido que ponga sentido común en las institucio­nes», señala el dirigente, durante una visita a unas pistas de pádel en Alcorcón (Madrid).

Allí tiene tiempo de conversar con algunos de los jugadores y toma nota. Lo hace siempre. Es norma de la casa. Escuchar y dar respuesta a los problemas reales de la gente. Junto a él camina Aruca Gómez, candidata del partido a la Comunidad de Madrid, que también pone atención a la conversaci­ón, siempre con una sonrisa en el rostro. «Los políticos estamos para esto y yo la única forma que conozco de hacer política es la de acercarme a las personas y ofrecer mi ayuda. Cuando empecé como concejala visité más de 7.000 casas y ahí aprendí que la política es el tú a tú y la cercanía», apunta, orgullosa por ese trato directo que exhibe casi en cada aparición pública. No le importa tener que presentars­e, consciente de que su rostro sigue siendo anónimo para muchos ciudadanos –«nos ha faltado tiempo de campaña para darla a conocer», señalan desde su entorno– y lo utiliza inteligent­emente como primer contacto con la gente. «Mi esfuerzo estos días va encaminado a que nos vean como algo útil y no unos intrusos que no entienden que lo primero no son ellos, sino los ciudadanos», incide.

Después de haber sido el tercer partido más votado en las últimas elecciones municipale­s y autonómica­s (2.789 concejales y claves en gobiernos, la formación liderada por Vázquez y Patricia Guasp afronta una situación complicada el próximo domingo, pues las encuestas predicen una reducción drástica de aquellos resultados. «La gente tiene que saber que si estamos en las institucio­nes, las familias y la clase media exprimida no va a ser abandonada. Además, el nuevo Ciudadanos no tiene ningún socio prioritari­o. Donde seamos decisivos podemos asegurar que no va a haber ningún gobierno que se alíe con la extrema izquierda o la extrema derecha. Queremos que la gente tenga libertad y que la administra­ción no le diga cómo tiene que vivir o comportars­e», señala Vázquez, feliz por cómo se ha desarrolla­do esta campaña de proximidad que el partido cerrará hoy en Madrid con una fiesta que apenas contará con unas decenas de invitados.

El partido, el tercero más votado en las últimas elecciones municipale­s, se enfrenta a una reducción drástica de esos resultados

BARCELONA «Eliminemos aquellos partidos que candidatos y candidatas se presentan en el debate de TV3 y Catalunya Ràdio en castellano. No queremos la reconquist­a de España en Cataluña». Con estas palabras, por escrito en un tuit durante el debate de TV3 con los candidatos a la alcaldía de Barcelona, la exconsejer­a de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia y directiva de UGT manifestó su oposición a que los políticos hablen en español en la televisión pública de la Generalita­t de Cataluña.

Durante el debate a siete, celebrado el martes por la noche, Anna Grau (CS), Daniel Sirera (PP) y Eva Parera (Valents) utilizaron tanto el catalán como el español, indistinta­mente, en sus intervenci­ones. En ocasiones, incluso, arrancaron los discursos en una lengua y los finalizaro­n en otra, ambas, en cualquier caso, oficiales en la comunidad.

A Ada Colau (Barcelona En Comú), por su parte, se le ‘escapó’ el español en una intervenci­ón; y el resto, Jaume Collboni (PSC), Ernest Maragall (ERC) y Xavier Trias (Junts) solo se expresaron en catalán, durante las más de dos horas de duración de la emisión televisiva.

El uso parcial del español por parte de tres de los siete candidatos a la alcaldía de Barcelona, en TV3, no ha gustado a una gran parte del nacionalis­mo catalán. Entre estos, Bassa, dirigente de ERC, consejera del Ejecutivo autonómico con Carles Puigdemont durante el 1-O de 2017 y condenada por el Tribunal Supremo por sedición a 12 años de cárcel y 12 de inhabilita­ción. Bassa fue indultada, junto al resto de protagonis­tas del ‘procés’, por el Gobierno de Pedro Sánchez en junio de 2021.

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