«Dictadura» en TV: 33 horas para Erdogan y 32 minutos para Kiliçdaroglu
▶ Esta estrategia se ha agudizado de cara a la crucial cita con las urnas de hoy
El último informe de los observadores de la OSCE dedicó tres páginas a analizar el éxito de participación de la primera vuelta en Turquía y la buena organización de la jornada de voto. Las otras veinte páginas del informe fueron para explicar que se trata de un proceso «injusto» debido a la falta de transparencia o a la cobertura sesgada de los medios de comunicación, muy favorable a Recep Tayyip Erdogan y sus aliados.
Un estudio independiente recoge que, durante la campaña previa a la primera vuelta, el canal público TRT dedicó 33 horas de cobertura a Erdogan, mientras que a Kemal Kiliçdaroglu le concedieron 32 minutos. Esta política se ha agudizado de cara a la trascendental segunda vuelta y la oposición ha tenido que recurrir a plataformas de YouTube en busca de espacios para dar a conocer sus propuestas.
La oposición también envió mensajes SMS de manera masiva para prometer que en caso de victoria planean liquidar los intereses pendientes de las tarjetas de crédito y recibió la reprimenda de la Autoridad de Tecnología de la Información y la Comunicación (BTK) por violar la prohibición de usar esta técnica durante unas elecciones.
El islamista Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) lo hizo unos días antes, pero no hubo queja alguna de unas instituciones públicas puestas al servicio del partido del presidente.
Otro de los factores criticados por la OSCE es la campaña masiva de arrestos de dirigentes, periodistas y activistas kurdos. Su partido está a las puertas de una nueva ilegalización y en estas elecciones han sufrido más de 300 detenciones. Han tenido que concurrir bajo unas nuevas siglas y no han obtenido los resultados esperados en el parlamento. Los kurdos son la tercera fuerza política del país y piden el voto para Kiliçdaroglu con el objetivo primordial de acabar con lo que consideran como «dictadura» de Erdogan.
Por su parte, el jefe de la delegacion de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, Frank Schwage, confirmó que «Turquía está lejos de crear las condiciones para un campaña electoral justa [...] Figuras políticas y sociales claves están en prisión incluso tras fallos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la libertad de los medios está gravemente limitada y hay un clima de autocensura».
Con buen criterio operativo, el Estado Mayor General ucraniano debe estimar que, sin aviones, la contraofensiva ucraniana tendría pocas posibilidades de prosperar, porque los carros de combate necesitan cobertura aérea para poder desarrollar todas sus capacidades en el campo de batalla.
De ahí la tenacidad con la que Zelenski, que al principio de las hostilidades demandaba incluso la declaración de los cielos ucranianos como zona de exclusión aérea, ahora exija a sus aliados (OTAN y UE) que le proporcionen poder aéreo actualizado (los F-16), que le doten de una cierta paridad cualitativa contra el caza Sukhoi Su-35 ruso.
El líder ucraniano ha logrado que lo que era denegado categóricamente por Biden que retiene en su puño la llave de acceso a los aviones F-16, de fabricación norteamericana, ahora parezca plausible, tras aceptar el presidente estadounidense la previa formación de los pilotos ucranianos en ese tipo de aviones. Y así, valorando la transferencia de los F-16 como factible, se la convierte en inevitable.
¿Qué ha cambiado para que, en pocos días, Biden haya aceptado el desafío que supone entregar o permitir la entrega de F-16 a Ucrania? Posiblemente, la reciente caída de Bajmut, que alienta a Moscú y descorazona a
En tiempos de paz tal habilitación, meramente para volarlos, llevaría alrededor de nueve meses, a los que habría que añadir el tiempo necesario para poder combatir con él, aunque ahora, posiblemente, se acelerarían tales plazos.
Polonia, siempre en la vanguardia escalatoria, se postuló en esa ministerial para liderar y coordinar tal empeño. Curiosamente, explicitando que su aportación en aviones F-16 sería mínima, como consecuencia tanto de sus tareas de policía aérea en el área báltica como de sus propias necesidades de seguridad.
El F-16 es un avión de caza polivalente, muy ágil, de velocidad máxima supersónica (Mach 2, unos 2.400 km/h) y de relativa simplicidad de manejo para pilotos bien adiestrados. Es un auténtico caballo de batalla del aire que puede operar tanto en combate aire-aire, como aire-superficie, apoyo aéreo próximo y reconocimiento.
De fabricación norteamericana,
La elección de las bases o la cadena de mantenimiento también es clave: su empleo será un símbolo del apoyo de la UE y la OTAN a Kiev