España, reina de los mortales
▶ El equipo se hizo con la plata en sincronizada, sólo superado por una China sublime
Luce magnífica la delegación española en los Mundiales de natación de Doha, un grupo que parecía no estar predestinado a grandes gestas en el golfo Pérsico pero que, cada jornada que pasa, está empeñado en que todos se retracten. Tras los éxitos de María de Valdés (plata en los 10 kilómetros de aguas abiertas), Adrián Abadía y Nico García Boissier (primera medalla mundial de la historia del trampolín español) e Iris Tió y Alisa Ozhogina (bronce en dúo técnico), ayer fue el equipo de natación sincronizada quien se subió al podio tras hacerse con una magnífica plata en la prueba de técnica.
La exigencia era máxima, pues el combinado nacional defendía corona, brillante la actuación del grupo dirigido por Mayu Fujiki en los Mundiales del año pasado en Japón. Y para la gran ocasión fue la canción de Leonard Bernstein ‘Mambo’, parte de la archiconocida banda sonora de ‘West Side History’, la elegida para colorear las diabluras del equipo nacional en el Aspire Dome Doha.
Salió España de antepenúltima y solo se necesitaron unos compases para ver que el grupo formado por Iris Tió, Alisa Ozhogina, Cristina Arámbula, Txell Ferré, Marina García, Lilou Lluis, Meritxell Mas y Sara Saldaña iba a por todas. De las 12 finalistas, España fue la única que subió la dificultad respecto a los preliminares. Un arma de doble filo ya que esto permite aspirar a más puntuación, pero que da más cancha a los fallos y, por ende, a las penalizaciones.
Pero las pupilas de Fujiki no dudaron ni lo más mínimo y cerraron un ejercicio extraordinario, sin multas, que les permitió sumar 275.8925 puntos que las elevaron hasta la primera posición. Felicidad que fue en aumento tras ver cómo Japón se quedaba unas décimas por debajo con un saldo de 275.8787. La estrategia había salido a la perfección y la felicidad era más que evidente. Incluso había posibilidad de revalidar el oro, pero fue entonces cuando la hidra china emergió de las profundidades.
La sombra de Tarrés
Tan robótica como bella, la actuación de las asiáticas fue sublime, inalcanzable para el resto de mortales. Una coreografía que llevaba el sello inconfundible de la mítica Anna Tarrés. La que fuera seleccionadora española durante 15 años, arquitecta de cuatro medallas olímpicas y más de 50 podios para la sincronizada, pasó por múltiples proyectos desde su destitución como preparadora nacional, como Francia o Ucrania, hasta que en 2016, de cara a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, se integró en la Federación china.
Vestida de rojo y en un segundo plano, Tarrés observó, muy satisfecha, cómo sus alumnas rozaban la perfección, autoras de unos salvajes 299.8712 puntos que propulsaron a China hacia su inevitable oro. Una superioridad que no borró la felicidad española que, con la plata ya colgada, dio un paso de gigante de cara a estar en los Juegos Olímpicos de París de este verano. Solo las mejores cinco naciones irán a la cita gala y, a día de hoy, España es segunda tras sus rivales asiáticas.
«Llevo muchos años compitiendo y nunca había visto tantos países tan bien. Todavía me hace estar más orgullosa, porque nosotras hemos mejorado muchísimo a lo largo de estos años. Esto nos da toda la energía para la competición de libre. El año pasado no conseguimos hacer nuestra mejor ejecución, pero este año vamos a por todas», aseguró Ramírez.
«Hemos nadado con la misma dificultad que China, que está en el top mundial, y no hicimos ningún ‘base mark’ (penalización), lo que demuestra que las chicas están mejorando mucho. Ahora vamos al libre, donde no sabemos qué harán los otros países, pero tomaremos decisiones para asegurarnos un puesto», reconocía la seleccionadora.
Además del éxito del equipo femenino, la delegación española también celebró el pase a la final de Dennis González, que se clasificó en segunda posición para la prueba de artística individual de estilo libre. Tras rozar la medalla en la prueba de técnica el martes, hoy (18.00 horas) tendrá otra oportunidad. El prodigio chino Shuncheng Yang de 16 años, su gran rival.