Bruselas acuerda nuevas reglas para favorecer el traslado a la UE del mercado de derivados de la City
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El Consejo y el Parlamento europeos llegaron la pasada noche a un acuerdo para reformar las reglas del mercado financiero y favorecer el traslado a la UE de los operadores del mercado secundario desde la City de Londres, que desde el Brexit se ha convertido en un país tercero y no pertenece al mercado único. Las nuevas reglas obligarán a las empresas que operan en el mercado de derivados a liquidar parte de sus transacciones en cámaras de compensación situadas dentro de la UE.
Según el Consejo, la reforma de esta legislación pretende «racionalizar y acortar los procedimientos» así como «reforzarla supervisión» de las operaciones. Entre otras cosas, se exigirá a «los participantes del mercado de importancia sistémica sustancial, que están sujetos a una obligación de compensación, que tengan una cuenta activa con capacidad operativa en una cámara de compensación (ECC) de la UE».
El ministro belga de Finanzas, Vincent Van Peteghem, que ejerce este semestre la presidencia semestral, ha publicado en redes sociales que esta reforma «atraerá más servicios de compensación a Europa y reforzará nuestra autonomía estratégica. También contribuirá a estabilizar el mercado y garantizar que funciona de manera eficiente». Para ello se creará un nuevo un Mecanismo Conjunto de Seguimiento para supervisar el cumplimiento de este requisito.
La Autoridad Europea de Supervisión de Mercados (ESMA) tendrá un papel coordinador y de liderazgo en caso de situaciones de emergencia, pero las autoridades supervisoras nacionales mantendrán su capacidad y su obligación de asegurarse que se cumplen las reglas.
Para entrar en vigor, esta reforma deberá ser aprobada formalmente por separado por el Parlamento y por el Consejo, lo que en este caso es un trámite prácticamente automático. Según
el Consejo, este cambio contribuirá a desarrollar en la UE un mercado único de capitales y a fortalecer el uso del euro como moneda en este mercado financiero.
Por otro lado, el Parlamento Europeo aprobó ayer la reglamentación que ya se había acordado en noviembre con el Consejo y que prevé que las transferencias instantáneas tengan que ser procesadas de manera inmediata independientemente del día o la hora a la que se reciben, de modo que el dinero llegue automáticamente a la cuenta del beneficiario en menos de diez segundos.
Una vez que el Consejo ratifique esta aprobación y la regla se publique en el Diario Oficial, los gobiernos nacionales dispondrán de un plazo de un año para que entre en vigor.
Las reglas aprobadas pretenden facilitar los intercambios entre pequeñas empresas y particulares y hacer que sean equivalentes a las que se efectuarían si el pago se llevase a cabo en mano y en efectivo.
Los legisladores han previsto una serie de mecanismos para evitar que las operaciones tengan consecuencias indeseadas. Por ejemplo, el emisor de la transferencia tendrá que ser informado dentro de este plazo de que la transferencia se ha llevado a cabo y se le informará antes de efectuar la transacción si hay una discordancia entre el nombre del destinatario y el del titular de la cuenta a la que se va a enviar el dinero. Las entidades financieras tampoco podrán cobrar más por estas transferencias que lo que cobran por una de las que se efectúan en dos días y estarán obligadas a advertir si alguno de los que la realiza, el emisor o el receptor, están sometidos a sanciones o a medidas especiales relacionadas con operaciones de blanqueo de dinero.
Los particulares también podrán decidir el límite que quieren mantener para efectuar este tipo de transferencias instantáneas.
El Parlamento Europeo ha aprobado la regulación que exige a los bancos a ejecutar a cualquier hora las transferencias instantáneas