Todavía más humo
Ha pasado un año y el Barça continúa disimulando. No hay pruebas concretas del destino final y utilidad real de los pagos pero sí de que los pagos existieron y es suficiente escándalo para que se hubieran tomado medidas ejemplares.
Ha pasado un año y el Barça no ha dado ni una sola vez una explicación creíble sobre por qué pagaba a Negreira y a su familia. Nadie buscó en las famosas cajas con que Laporta apareció en la rueda de prensa para dar explicaciones sobre el caso y en las que supuestamente estaban los también supuestos informes. Como en el caso de los trabajadores explotados en las obras del Camp Nou, Laporta se queja de los reproches que se le hacen, pero nunca aclara, porque no puede, si lo que le dicen es cierto. Y no puede porque sabe que las acusaciones están fundamentadas y que sólo puede huir de la verdad con todavía más humo. Siempre el «y tú más» y lo malo que es el Madrid. De momento, su afición traga.
Ha pasado un año y el Barça lo tiene mucho más difícil para quejarse de los errores arbitrales, tanto los que le perjudican como los que benefician a otros equipos, sobre todo al Real Madrid. Ante cada queja, por justificada que sea, la respuesta de Negreira es evidente y así mueren los debates. Igualmente, cuando juega en campo contrario, tiene que pasar vergüenza por los pagos. El desgaste de su imagen quedará para siempre.
Ha pasado un año y no van a pasar dos. Porque en lo sustancial, más allá del prestigio y de lo escandaloso, el caso Negreira es historia. El susto pasó cuando tras aquellas reuniones con Ceferin e Infantino, Laporta consiguió que no se imputara al Barça como entidad jurídica y sólo fueran señalados los sucesivos presidentes. El único peligro era que el Barcelona quedara excluido de la Champions. Que los presidentes se hayan metido o no dinero en el bolsillo, o en cualquier otra parte, difícilmente podrá demostrarse y a lo sumo recibirán una sanción administrativa dentro de algunos, muchos años.
De fondo, el club está cada vez más destartalado y Laporta con el agua al cuello tratando de salvarse a la desesperada, después de haber hecho todo lo que ha podido por desautorizar a Xavi, apunta directamente a los jugadores y en una filtración a ‘La Vanguardia’ explicó ayer cómo se negó a pagarles la prima que le pidieron por si ganaban la Supercopa contra el Madrid, para dejarles como peseteros que sólo se esfuerzan cuando cobran.