No enamorarás, no matarás
Hay una edad de oro femenina en la televisión del Reino Unido
Estafador del amor. Y asesino. Eso es Ben Field en ‘El quinto mandamiento’ (Filmin), miniserie de la BBC creada por Sarah Phelps (hay una edad de oro femenina en la televisión del Reino Unido). Mientras no estrenen en España ‘El sr. Bates contra Correos’, que tanto ha impresionado en el país, sobre el hecho real de Alan Bates pleiteando contra el Gobierno por una acusación falsa de fraude y malversación (las oficinas postales británicas las llevan autónomos), tenemos esta otra joya de la televisión.
En ‘El quinto mandamiento’ se cuenta un crimen real (o varios) con la mejor ficción. Sin sensacionalismo, con respeto por las víctimas. Centrándose en estas, en el asesino y en los investigadores. La sobriedad de la serie no es incompatible con el ritmo, con hacer un producto muy entretenido, si esa es la palabra adecuada para ver cómo un tipo manipulador se hace con las voluntades de un hombre y una mujer que ven en esa buena persona cristiana a un amigo. Y algo más. Un estafador. Un envenenador. No hay que fiarse de las buenas personas. Imagino que si aquí se hiciera una serie sobre los crímenes de Morata de Tajuña, el resultado, de hacerse bien, estaría más cerca de ‘Fargo’ que de ‘El quinto mandamiento’.
Dirige Saul Dibb, que dirigió ‘Muerte en Salisbury’ sobre el envenenamiento de exespía Sergei Skripal. También tan poco efectista como efectiva a la hora de contar esa afición rusa por envenenar disidentes. En Movistar+ podemos seguir viendo el documental ‘Navalni: el hombre al que Putin no pudo matar’ (ahora sí). A Navalni lo envenenaron, aunque entonces se salvó en Alemania, impregnando sus calzoncillos con novichok. En ‘El quinto mandamiento’ (que en el original británico es el sexto) el veneno es más como en ‘Encadenados’. Envenenados. Con primeros e inquietantes planos de las tazas.
No voy a revelar ninguna querencia extraña si señalo mi devoción por los actores británicos. Aquí por Timothy Spall, que, como Toby Jones (protagonista de ‘El sr. Bates contra Correos’ y también de la estupenda ‘La sombra alargada’, en Movistar+ y SkyShowtime) es de ese tipo de actores tan feos como fascinantes. Y luego está una de mis favoritas, Anne Reid, la madre de Sarah Lancashire en ‘Last tango in Halifax’, magnífica serie ignorada en España. Aquí es la segunda víctima de Ben Field. De su sobrina hace Annabel Scholey, que estaba en ‘Muerte en Salisbury’ y, sobre todo, es una de las hermanas Defoe en ‘The Split’, creación de Abi Morgan. Que lo de las mujeres y la edad de oro no es una afirmación a la balalá, que diría Noemí Argüelles. Lógicamente, la primera de la lista es Sally Wainwright (‘Last tango in Halifax’, ‘Happy Valley’, ‘Gentleman Jack’…).
A ver, Wainwright, Morgan, Heidi Thomas (‘Cranford’, la nueva ‘Arriba y abajo’, ‘Llama a la comadrona’) o Sarah Phelps. Los hombres también hacen series buenas. Aquí, esperando la de Correos. Y la segunda de ‘Vigil’. 13.54 Fútbol.
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