Simeone y Vinicius nunca pierden
El bucle del Cholo
la audiencia que señala con el dedo al canal no es la madridista (se supone que la única que debería estar interesada en dicho contenido), sino los árbitros y los equipos rivales, que a saber qué demonios hacen mirando ahí. Es verdad que otros medios prestan demasiada atención a lo que ahí se dice, y que reproducen y propagan como comunicados oficiales del club (y aunque lo fueran) lo que como mucho pueden considerarse provocaciones, pero la paranoia desatada alrededor, el histerismo, no hay por dónde cogerla.
Si no hay insultos o injurias, que le cuenten el fútbol a su parroquia con el color que les plazca. No pretenderán que en el campo del Madrid suene a partir de ahora el himno del Barça.
Engañando al brasileño
Quizás teñido de ese partidismo propio que acompaña al fútbol en sus retransmisiones y sus declaraciones, como si fuera un vídeo más de Real Madrid TV, Ancelotti volvió a vestir de víctima suprema a Vinicius (posiblemente hoy el futbolista más desequilibrante, variado e imparable del planeta, pero también el más desagradable) cuando lo que se le reclamaba era un tirón de orejas. Llega a decir el entrenador que nunca ha visto un futbolista tan perseguido en insultos y patadas como el brasileño para sortear la pregunta de si le había dicho algo al jugador por la acción que protagonizó en el duelo de Champions ante el Leipzig y que debió costarle la expulsión.
Lo peor que podía recibir Vinicius es un aplauso interno a su incorrecto comportamiento, escuchar de los suyos que lo que hace está bien. Y no tanto por esa acción agresiva concreta (era excepcional, pero ayer como primera reacción al guiño de su jefe la repitió ante Mingueza) como en sus protestas a los colegiados, sus desplantes a las aficiones y jugadores rivales y su propensión al conflicto. Acciones todas ellas constantes que no le han costado muchos perjuicios personales (es tanta verdad que le pegan al siete madridista como que los árbitros le consienten más que a ninguno de sus compañeros y rivales), pero impresentables pese a las felicitaciones que ahora escucha. No hay defensa para lo que a menudo escucha Vinicius de bocas deleznables, pero eso no puede darle bula para todo lo demás.