LOS JÓVENES ISRAELÍES, DEL AULA DEL INSTITUTO A COGER UN FUSIL
Interiorizada la defensa de Israel por encima de todo, muchos adolescentes de 16 y 17 años participan en programas de entrenamiento militar para prepararse antes de ingresar en el servicio obligatorio. «Somos únicos», defienden
Buscan conseguir un físico portentoso; mentalmente, que nadie ni nada les doblegue; y entre ceja y ceja tienen una idea: defender el Estado de Israel, cueste lo que cueste. Los y las militares con los que cuenta Israel se han convertido en la élite de los ejércitos mundiales. Y además, tienen otra característica en común: todos son muy jóvenes.
No hay más que ver la lista con la que el Gobierno de Benjamin Netanyahu recuerda a los caídos en combate desde que comenzó la ofensiva en Gaza el pasado 7 de octubre: Simon Shlomo, 20 años, muerto el 18 de febrero en el sur de Gaza; Noam Haba, 21 años, muerto el 15 de febrero, también en el sur de la Franja; Omer Sarah Benja, de 20 años, víctima de un bombardeo de Hizbolá en el norte de Israel el 14 de febrero; Asaf Master, 22 años, muerto el 15 de noviembre en plena batalla contra Hamás. Un rosario de nombres que se extiende hasta los casi 600 militares caídos en combate. Chicos y chicas que, a pesar de su juventud, ya tenían un rango en el Ejército y que eran considerados unos veteranos.
«Aquí, con 20 años, si demuestras capacidades, puedes tener bajo tu mando a decenas de soldados», explica un exmilitar israelí que prefiere mantenerse en el anonimato. Él lo sabe bien porque con esa edad ya era comandante de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) durante la guerra con el Líbano (2006). «En cualquier otro país y cualquier otro sector, pasan años para que tengas una posición de responsabilidad, pero aquí los jóvenes israelíes estamos hechos de otro material. Nos preparan para esto», apunta.
¿El secreto? El servicio militar obligatorio. En Israel esta ‘mili’ es una piedra angular del Estado. Todo se resume en la máxima israelí: «Una nación que construye un Ejército es una nación que se construye a sí misma». Y lo llevan a rajatabla.
Según las cifras de las FDI, el 69% de los hombres y el 56% de las mujeres son reclutados para el servicio a los 18 años. Esto hace que el uniforme militar sea un emblema para el país y para la identidad colectiva.
Todos los hombres deben servir 32 meses en el Ejército. Las mujeres también deben cumplir dos años de servicio. Sólo hay un grupo exento: los árabes israelíes, a quienes se les permite ser voluntarios, aunque la mayoría no lo hace.
El papel de los ultra
Además, está el espinoso tema de los judíos ultraortodoxos. Estos están actualmente exentos del servicio militar siempre que sigan siendo estudiantes de la Yeshivá. Esta excepción ha generado reticencias en la sociedad israelí. Pero las bajas en las FDI que siguen agrandando la lista de caídos han hecho que cerca de 2.000 ultraortodoxos se ofrecieran voluntarios al Ejército para realizar labores de intendencia.
Esta ‘mili’ es tanto un fenómeno sociológico como un deber ideológico para la gran mayoría de los jóvenes. El primer año sirve de entrenamiento básico. Todos empiezan en la escuela oficial de Haifa. Después, según sus capacidades, se les destina a una u otra unidad. La capacitación básica, que dura cerca de diez semanas, incluye tiro, navegación, liderazgo y ética, además de otros cursos.
Este servicio es único en el mundo y llama la atención en un momento en el que países como Alemania o Dinamarca se están replanteando la vuelta de esta preparación militar obligatoria.
Sin embargo, antes de la guerra en Gaza que comenzó tras el brutal ataque de Hamás a los kibutz israelíes, diarios del país como ‘Haaretz’ se preguntaban «si una avalancha de jóvenes estaban a punto de negarse a servir en el Ejército». Se vivían momentos convulsos en la política israelí, con un gran descontento en los estamentos militares.
Nada más lejos de la realidad. Los jóvenes israelíes incluso antes de cumplir los 18 años ya piensan en pasar a formar parte de las fuerzas armadas.
Yoav Yeger es un joven de 16 años. Aún le quedan dos para acceder al servicio obligatorio, pero las ganas de entrar en la dinámica de lo que es formar parte de una unidad de élite le ha hecho apuntarse a un programa de entrenamiento militar. «Estar en un grupo para luchadores para mí es entregarse por tu país», cuenta este joven. Yoav está apuntado a uno de los cursos que la empresa War Tomorrow (el nombre es ya toda una declaración de intenciones) oferta.
¿Qué hacen ahí?, le preguntamos al director de este programa, Schercharya Luft: «En el programa contamos con equipos de todo el país
que realizan entrenamientos físicos específicos dos veces por semana. Además, realizamos simulacros que imitan una a una las selecciones para las unidades de élite».
Pruebas de élite
Aquí los estudiantes se someten a ejercicios agotadores diseñados para fortalecerlos antes de su servicio militar. Por ejemplo, aquellos que se entrenan para alistarse en la Marina son enviados al agua cuando hace frío. También aprenden a montar un rifle de asalto AK–47 y a reaccionar en una situación de combate urbano, casa por casa.
Mentalmente también son entrenados para saber responder en situación de estrés. «Mientras hacen los ejercicios físicos, los instructores les hacen preguntas sobre la historia de Israel para ver si están concentrados y mentalmente estables», cuenta el instructor de War Tomorrow.
Esta es solo una de las muchas empresas fundadas por exmiembros del Ejército israelí que ofrecen estos programas de formación. Otras como Excellent Israel lleva desde 2011 especializada en preparar estudiantes de secundaria para su servicio en las unidades de combate de élite de las FDI. En su página web se lee: «Hoy nuestros alumnos sirven como guerreros y oficiales al mando de estas unidades de clase mundial». Estos programas cuentan con psicólogos deportivos, nutricionistas, fisios... todo un equipo preparado para que «la transición entre ser estudiante de secundaria y ser soldado no sea tan abrupta y difícil», se puede leer también en la página web de otras de estas empresas, Xpert Combat Fitness.
Es fácil motivar a estos chavales. Llevan dentro la defensa del Estado israelí. «Vivo en un país con una realidad muy compleja, donde los ciudadanos siempre están alerta, que la gente tiene miedo de caminar por su país por temor a que no volverán. Como adolescente y ciudadano del Estado de Israel, siento el deber de servir a mi país de la mejor manera que pueda, y la manera de hacerlo es capacitarme y traer la mejor versión de mí mismo precisamente a esta edad, cuando tengo tiempo para prepararme para lo real, para defender a mi país», explica Yoav.
«Cuando vamos a terminar el instituto, estamos más preocupados por entrar en el servicio militar que de pensar qué vamos a estudiar o qué haremos ese verano», dice David Vaknin, ahora estudiante de Ciencias Políticas, de 25 años de edad. «Aquí la vida funciona así, estamos 100% con la defensa del país. Por eso hay una gran presión mental sobre toda la gente, sobre todo los jóvenes, en Israel, especialmente desde el 7 de octubre», explica el joven.
Necesidad de aventuras
Realizó el servicio obligatorio y ahora, mientras termina la carrera, sigue vinculado a las FDI. «Nunca dejas de ser un soldado». Una vez pasan los tres años de ‘mili’, en cualquier momento de necesidad –como ahora– pueden ser llamados desde la reserva.
¿Y qué pasa después de realizar el servicio? «Es algo muy curioso», dice el joven, «existe una costumbre entre los soldados israelíes que han sido liberados de su servicio y es irse varios meses por Sudamérica o Tailandia». ¿En busca de qué? «El servicio militar es difícil pero te acostumbras a esa adrenalina y buscan emociones fuertes en otros lugares. Paracaídas en Argentina, ‘tracks’ en Brasil, Nepal...»
A pesar de las bajas por la guerra y la presión de tener sobre sus hombros la responsabilidad de defender a su país, los jóvenes israelíes lo tienen claro: «Defenderemos Israel cueste lo que cueste. Los jóvenes israelíes somos únicos», defiende David. Ni el caso de David ni el de Yoav son únicos. Dentro de su grupo de amigos lo más común es que piensen así. Es más, lo raro es lo contrario.
Pocos han sido los casos de israelíes que se hayan negado a servir en el Ejército. Se les conoce con el nombre de ‘refuseniks’, en referencia al nombre dado a los judíos cuyos visados de salida eran negados en la antigua Unión Soviética, y representan una muy pequeña parte de la juventud israelí. Tal Mitnick, de 18 años, fue el primer israelí que, con la guerra en Gaza en curso, rehusó de hacer el servicio militar obligatorio por estar en contra de la invasión de la Franja. El castigo: más de dos meses encarcelado, pero podría llegar a los 100 días en prisión.