EE.UU. experimenta cómo bombardear las nubes con sal para enfriar el planeta
▶ Los científicos prueban por primera vez al aire libre en Norteamérica la técnica para desviar la radiación solar Cómo se detiene la radiación solar 4.
Un cañón pulverizador empezó a lanzar partículas de sal en Alameda, California, con el mayor de los secretismos esta semana. Era la primera prueba de campo en territorio norteamericano en busca de un sistema para blanquear las nubes marinas, lo que serviría para reducir la radiación solar que llega a la tierra y enfriar el planeta. Pero no será el último test. El programa ‘Marine Cloud Brightening’ (MCB), que lidera la Universidad de Washington, tiene previstas pruebas durante toda la primavera.
En un planeta que registra cada año mayores niveles de calentamiento, hay una línea de investigación científica cada vez más extendida que intenta frenar las consecuencias del cambio climático: se trata de la geoingeniería o modificación del clima. Es un tema polémico. Por una parte, porque las consecuencias de estas tecnologías ni se conocen bien ni discriminarán fronteras. Por otra, porque si existe un «freno de emergencia» para el cambio climático, puede que haya quienes renuncien a la solución en origen: recortar las emisiones de gases de efecto invernadero.
El blanqueamiento de nubes marinas es solo una de las ideas que se están explorando para modificar la cantidad de radiación solar que llega a la tierra. En este caso, pequeñas partículas de sal marina generadas a partir del agua del océano serían rociadas desde barcos hacia zonas con nubes bajas. Esto lograría que aumentara su capacidad para reflejar la radiación solar hacia el exterior, lo que reduciría el calentamiento global.
«Mejorar nuestra comprensión de la influencia de los aerosoles en las nubes y el clima es esencial para comprender los riesgos climáticos a corto plazo y saber si el blanqueamiento de las nubes marinas podría ayudar a reducirlos», asegura la científica atmosférica y directora del programa, Sarah Doherty, en un comunicado.
Por ahora, las dispersiones en Alameda se realizarán en periodos máximos de 30 minutos a bordo del portaaviones USS Hornet, hoy expuesto al público como parte del Museo del Mar, el Aire y el Espacio, para acabar con el ocultismo. Según la universidad, la escala en la que se realiza el experimento es tan limitada que no tendrá influencia ni siquiera en el clima local. Además, estas partículas no duran eternamente en la atmósfera, ya que se disipan. Para tener un efecto duradero en el clima deberían ser rociadas de forma constante y abundante.
A los científicos de la Universidad de Washington les servirá para experimentar con el tamaño y la concentración de las partículas de sal marina emitidas por la máquina, hacer mediciones y compararlas con sus simulaciones en modelos de alta resolución. 4 No hay muchas referencias previas. Este tipo de experimento con sal marina solo se ha llevado a cabo sobre el terreno una vez antes, en la Gran Barrera de Coral, en un proyecto liderado por la Universidad Southern Cross (Australia) en 2020.
El grupo norteamericano espera refinar su fórmula de sal marina y averiguar si podría enfriar el planeta de manera significativa. Las simulaciones proyectan que si el 15% de las nubes marinas de la Tierra se blanquearan, el globo se enfriaría aproximadamente un grado, según dijo Rob Wood, científico principal del proyecto, al periódico ‘San Francisco Chronicle’.
En realidad, la idea de modificar el clima no es nueva, pero los proyectos se están expandiendo. De 2018 a 2023, según el portal ‘Geoengineering Monitor’ que dirige un grupo de ONGs, se contabilizaron más de un millar. La inmensa mayoría se refieren a la captura de gases de efecto invernadero desde la atmósfera, aunque también figuran casi medio centenar sobre modificación de patrones de lluvia y una veintena de investigaciones sobre el bloqueo de la radiación solar, algunos con dióxido de azufre, otros con sal.
Creciente preocupación
Para las autoridades también ha dejado de ser una idea remota. El pasado mes de junio, la Comisión Europea se dirigió al Consejo y la Eurocámara sobre los riesgos de la geoingeniería y la necesidad de abordar un tratado a nivel global, mientras que la Casa Blanca se mostraba a favor de estudiar cómo bloquear la luz solar, aunque no participa en el ‘Marine Cloud Brightening’. Sin embargo, el mes pasado, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y otras agencias federales propusieron una hoja de ruta para investigar la ‘iluminación’ de nubes marinas.
«Si no mejoramos nuestros conocimientos ahora, estaremos yendo a ciegas. La comunidad internacional necesita la mejor información que pueda obtener para trazar un rumbo responsable hacia un futuro con un clima que cambia rápidamente», dice Doherty. Porque todavía se sabe poco sobre los efectos secundarios de la geoingeniería solar, que podrían ir desde impactos en la flora y fauna, hasta un ‘efecto rebote’ si de pronto se frena la dispersión de partículas.