Depende de los datos, no de la Fed
En sus discurso de la semana pasada, la presidenta del Banco Central Europeo enfatizó que no dependen tanto de lo que haga la Reserva Federal sino de los datos que se vayan conociendo sobre la evolución de la economía y los precios en Europa. Van a bajar tipos en junio independientemente de lo que haga la Fed.
Los americanos cada vez tienen más difícil bajar los tipos en verano. La economía está aguantando mucho mejor de lo que nadie preveía –hemos pasado de un escenario de aterrizaje suave a que no haya ningún tipo de aterrizaje– y los precios tampoco terminan de embridarse. Sin embargo en Europa, los países del norte con Alemania a la cabeza aunque empiezan a levantar el vuelo se han dejado muchos pelos en la gatera en este ciclo. Y aunque los países del sur estén aguantando mejor, con la inflación acercándose al objetivo, van a empezar a bajar tipos en cuanto puedan.
Probablemente van a bajar menos de lo que se esperaba hace unos meses y los tipos se van a terminar estabilizando por encima de lo que pensábamos, pero sin duda el BCE va a liderar el movimiento.
La posible debilidad del euro puede traducirse en repuntes de la inflación por mayor precio de las materias primas refenciadas al dólar, pero Lagarde ya ha advertido de que están preparados para convivir con cierta volatilidad en la evolución de los precios a futuro.
En Estados Unidos, el año electoral hace que la ventana para recortar tipos sea más pequeña y aunque terminen bajando algo este año va a ser bastante menos de lo esperado.
En la zona euro son precisamente los países que mejor lo están haciendo los que más se beneficien de las bajadas de tipos porque frente a los problemas más estructurales de los países del norte, estas economías tienen ahora el viento de cola. Probablemente este escenario acabe desembocando en algo que ya hemos vivido: tipos de interés reales distintos en los países de la Unión Monetaria. Tipos reales negativos en los pásese meridionales lo que como nos demuestra la historia es gasolina para el ladrillo.
La macro está discurriendo por derroteros completamente distintos a los que hasta hace poco ha sido la norma con consecuencias más palpables en Europa que en Estados Unidos. Por fin parece, ya le tocaba, que la española es de las economías claramente beneficiarias de las nuevas dinámicas que están emergiendo.