Más caros, pero con menos costes de mantenimiento
El precio es uno de los principales motivos por los que los consumidores españoles son más tardones que los del resto de Europa a la hora de cambiarse al coche eléctrico. La aceptación de este tipo de vehículos ha aumentado 1 punto. El importe medio previsto para su compra, con un 7% más que en 2023, se sitúa en una media de 30.515 euros, según el estudio ‘Motor 2024’ del Observatorio Cetelem.
Pero este mayor desembolso inicial se puede llegar a compensar con los menores costes a lo largo de la vida útil del vehículo eléctrico, con beneficios desde el primer momento. Así, los impuestos en la compra, matriculación o circulación plantean una reducción muy notable del precio con respecto a los modelos tradicionales. La tasa de matriculación es del 0% para vehículos con emisiones menores o iguales a 120 gr/km de CO, mientras el impuesto de circulación puede verse reducido hasta en un 75% gracias a las bonificaciones dependiendo de la ordenanza del municipio.
En paralelo, varios fabricantes adelantan ya la ayuda del Plan Moves III. La previsión del Gobierno es que a partir del 1 de agosto, fecha en la que debería empezar el nuevo Plan Moves, las ayudas se den en el momento de la compra del vehículo, lo que debería incrementar de forma bastante importante la compra de vehículos eléctricos. En cuanto al mantenimiento, las memores necesidades de este tipo de motores nos dejan como gastos periódicos los de las sustituciones de los neumáticos y , cuando sea necesario, las pastillas de freno. Podemos sumar los rotores y las revisiones de todos los líquidos, incluidos frenos, dirección asistida, transmisión, refrigerante, asó como el gas del aire acondicionado.