ABC (Galicia)

El «independen­tismo ultra» sacude la pugna identitari­a en la Cataluña interior

▶ Aliança Catalana compite con Junts, ERC y la CUP, y aspira a irrumpir en el Parlament

- DANIEL TERCERO BARCELONA

A poco más de tres semanas de la cita con las urnas, ninguna encuesta da por hecho que Aliança Catalana obtendrá representa­ción en el próximo Parlamento de Cataluña. Lo que es seguro es que el partido político que lidera Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll (Gerona), tendrá papeleta el 12 de mayo, pues ha conseguido los avales necesarios. Sin embargo, existe un runrún político-mediático que cree que Orriols además conseguirá acta de diputada. Este fenómeno político recorre ciertos ambientes de Cataluña. Orriols es el independen­tismo de tintes xenófobos sin careta, sin escrúpulos. Una posición que preocupa en las institucio­nes.

Hace unos días, Orriols confirmó que daba el salto a la política regional con un vídeo cargado de esencialis­mo y radicalida­d discursiva, y distribuid­o por las redes sociales de internet. Pedía a los catalanes que apoyasen su decisión para «salvar Cataluña», porque la comunidad, desde su punto de vista, está en peligro de «extinción» por la «insegurida­d», la «violencia» y el «fanatismo» religioso, especialme­nte el islamista, que se vive en las calles. El pilar central de su crítica a los partidos políticos con representa­ción en las institucio­nes es que estos han normalizad­o «el islamismo» permitiend­o una invasión de inmigrante­s y subvencion­ando a «otras comunidade­s» del resto de España.

La mezcla de la defensa del secesionis­mo y grandes gotas cargadas de xenofobia es un cóctel que, hasta la fecha, lo centrifuga­ban los partidos nacionalis­tas. La consolidac­ión de Vox ha obligado al resto de partidos a tener que tratar, opinar y posicionar­se sobre la gestión de la inmigració­n. En España, el 18,1% de su población es extranjera, según Eurostat. Un dato que supera a Francia y se acerca a Alemania. Y este porcentaje sube en Cataluña hasta el 24%, el mismo que en la Comunidad de Madrid y solo por debajo de las islas Baleares (27%).

Así, Orriols se dirige directamen­te al esencialis­mo. Al miedo al cambio. A ‘perder’ lo que es Cataluña. Una Cataluña catalana y solo catalana. «Es la hora de que el ‘seny’ y el orden vuelvan a Cataluña, es la hora de infringir la corrección política, es la hora de restituir el Estado catalán, de recuperar todas las competenci­as y de ejercer el control fronterizo», señaló en su vídeo de presentaci­ón. Y defendió que su partido, desde el Parlamento autonómico, salvará Cataluña para darle «un futuro digno, próspero y seguro a nuestros hijos».

¿Es suficiente apelar a una supuesta inmutabili­dad de Cataluña, ya sea para dejar de ser «una colonia de España»

Aliança Catalana

o para evitar «una invasión» de extranjero­s para conseguir unos escaños en Barcelona? Varios expertos consultado­s por ABC cuestionan que con estos mimbres Orriols consiga su objetivo. En resumen: su mensaje tiene mucho competidor y no tiene tiempo para una campaña en condicione­s.

Toni Aira es profesor de Comunicaci­ón Política de la Universida­d Pompeu Fabra-BSM y apunta que el discurso de Aliança Catalana «puede tener un público potencial en lugares donde la cuestión migratoria genera conflictos o situacione­s en las que se manifiesta un cierto malestar», pero duda que este mismo mensaje cale en otros puntos de Cataluña.

En esta línea, pero matizando algo las palabras de Aira, Montserrat Baras recuerda que «el tema de la inmigració­n no cuenta demasiado en unas elecciones autonómica­s». Para esta profesora de Ciencia Política de la Universida­d Autónoma de Barcelona, ya jubilada, esta es «una etiqueta» o «una bandera», además, que tiene muy apropiada Vox. Pero Orriols se diferencia de los de Ignacio Garriga en el meollo nacionalis­ta, que «está muy disputado» con ERC y Junts. Y advierte que la competició­n es desigual: «Puigdemont arrastra voto en este tema».

En 2010, Solidarita­t Catalana per la Independèn­cia consiguió cuatro escaños en las autonómica­s. La lista la lideraba Joan Laporta, que ya había sido presidente del F. C. Barcelona. Esta formación –entonces, nueva en el panorama catalán– se nutrió de militantes, cuadros y votantes de CiU y ERC. Alfons López Tena fue uno de los cuatro diputados autonómico­s. Y ahora está convencido de que Orriols no conseguirá un solo escaño. «En 2010 lo hicimos en cuatro meses y fue muy difícil. Aliança Catalana, más allá de Orriols, no existe», recuerda.

López Tena, que ahora ve la política desde la distancia, asegura que la aparición de Orriols solo afectará a Junts, ERC y la CUP. «El planteamie­nto de fondo es que Cataluña está amenazada. En los municipios en los que Junts, ERC y la CUP tienen una hegemonía total, con el 80% del voto por ejemplo, el votante considera que los independen­tistas van a ganar, por lo que se puede permitir un voto ‘protesta’». ¿En qué lugares? «En el interior de la provincia de Barcelona, las montañas de Tarragona, un poco de Lérida, hacia Manresa y Gerona».

Aira no es tan tajante y pone sobre la mesa la participac­ión. «Si es alta, es improbable que entren; pero si es baja, veremos». Y recuerda que existió otro fenómeno político a nivel local con tintes xenófobos llamado Plataforma per Catalunya. «No eran independen­tistas», rememora. Y López Tena concluye: «Estos se fueron todos a Vox».

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