El incesto, qué risas
Del cruce entre Ron Howard y Michael Hurwitz salió la comedia más ácida e inteligente producida en mucho tiempo
En 2002, el cineasta Ron Howard quería crear una serie cómica. Y encontró en el escritor Michael Hurwitz al sospechoso habitual que necesitaba. Su idea inicial discurría al revés del planteamiento normal en la creación de un proyecto así: sabían cómo querían el formato –cámara en mano, vídeos intercalados, voz en off–, pero aún no tenían claro sobre qué argumento iba a pilotar. Gracias a los escándalos financieros de grandes empresas, se decidieron por centrarse en una familia de ricos venida a menos.
De ahí salió la comedia más inteligente y ácida producida en Norteamérica en mucho tiempo. Woody Allen o Mel Brooks podrían haberla escrito y no nos daríamos ni cuenta. Michael Bluth ( Jason Bateman) es feliz: no va a volver a ver a su familia nunca más. Pero todo se tuerce, encarcelan a su padre por fraude fiscal y él tendrá que hacerse cargo de los negocios familiares. Lo que es peor: también de su madre, de sus dos hermanos, de su hermana gemela, de su cuñado (Tobias Fünke, imprescindible personaje) y de su hijo, George Michael Bluth, ansiosos por hacerle la vida imposible. Si tantas series chapotean en sus cameos, cualquiera se podría enamorar de estas colaboraciones: Liza Minnelli, Judge Reinhold, Ben Stiller, John Laroquette, Carl Weathers, Charlize Theron…, y el propio Ron Howard como voz en off.
Los Bluth y sus actores
Aquí no hay nada de ‘Succession’, esa serie intrincada –y algo sobrevalorada– que habla de los tejemanejes y marranadas de la multimillonaria familia Roy. Nada. Aquí se trata de jugar con personajes que parecen dibujos animados hasta convertir al espectador en un cómplice de semejantes mastuerzos. Ibáñez, si la hubiese visto, estaría orgulloso. Porque en las tonterías de Buster Bluth (un alucinante Tony Hale) se encuentra nuestro querido autor español y también Chuck Jones. En el payaso listo de Jason Bateman, Michael Bluth, habita una tradición. Y alucinad con Jeffrey Tambor como patriarca. No se nos olvide el gran trabajo de Michael Cera como George Michael Bluth o esos eternos Will Arnett o David Cross en las carnes de Gob Bluth o Tobias Fünke.
Se minusvalora la importancia de las actrices y actores. Quizá sea por esa frase («Los actores son ganado») atribuida a Hitchcock. Tenedlo claro: no vale cualquiera. Nos lo demuestran las películas –muy de moda hoy en día– que usan a actores amateurs.
Ron Howard
Nadie diría que aquel niño actor, que debutó con tan solo cinco años y pasó luego por el show de Andy Griffith o después por el éxito de la serie ‘Happy days’ iba a acabar convirtiéndose no sólo en el ideador de ‘Arrested development’ sino en uno de los directores más respetados en Hollywood. No se me ocurren muchas personas que conozcan, mejor, que hayan mamado esa industria al nivel de Howard. Su primer gran éxito fue ‘Splash’ (1984) –Daryl Hannah saliendo del agua– y a partir de ahí: ‘Cocoon’, ‘Willow’, ‘Dulce hogar… ¡a veces!’, ‘Llamaradas’, ‘Detrás de la noticia’, ‘Apolo 13’, ‘Rescate’, ‘El grinch’, ‘Una mente maravillosa’, ‘El código Da Vinci’, ‘Frost/Nixon’, ‘En el corazón del mar’ o la maltratada ‘Han Solo’. Madre mía. Y no cito –o sí– sus documentales: el ‘Eight days a week’ sobre las giras de los Beatles, ‘Pavarotti’ o esa joya –en la que únicamente se encarga de la producción– titulada ‘Lucy y Desi’, donde se cuenta la historia de Lucille Ball y Desi Arnaz.
Incestito, incestito
En el episodio seis de la segunda temporada, titulado ‘Afternoon delight’ (‘Tarde de sorpresas’ en España), se canta una canción muy especial. Sorpresa: ‘Afternoon delight’. ‘Afternoon delight’ (1976) fue el único éxito de la banda de folkpop ‘Starland vocal band’. Este grupo, formado por dos parejas que luego se separarían –al
más puro estilo ABBA–, sólo llegó a lo más alto de las listas con este tema. En él se hablaba, con tono suavecito estilo Mocedades o The carpenters, de un calentón vespertino. Uno de estos que os coge, amigos y amigas, y se acabó la fiesta con tal de que comience la fiesta. Una canción sexual explícita, especialmente en esa época, cuya letra quedó invisibilizada por su melodía tontorrona.
La misma melodía tontorrona que despistó a Michael Bluth y a su sobrina adolescente, Maeby. Inconscientes, se pusieron a cantarla en una fiesta con público. Disfruten
al reírse con un ‘sketch’ sobre el incesto. Y, tranquilos, es ficción.
El regreso de la serie
‘Arrested development’ no es una serie cerrada. Si alguna vez Michael Hurwitz y Ron Howard la retoman, al igual que ocurrió en 2019, de momento sólo podremos lamentar una pérdida: Jessica Walter, la gran actriz que interpretó a la matriarca del clan, Lucille Bluth. Aún así, espero que utilicen su ausencia con la misma maldad que ha caracterizado al resto de sus temporadas.