Seat León CUPRA
La última novedad de la familia Seat León es el Cupra, la opción más radical en cuanto a rendimiento y conducción deportiva. Con un motor de 2 litros y 280 caballos es el coche más potente de serie en la historia de la marca española
Al Mejor Coche del Año, el Seat León le ha salido un hermano atleta en toda regla, mucho más radical en las prestaciones que el FR que, con las versiones de 180 y 184 caballos en gasolina y diésel respectivamente, ya presumía de deportividad. Este escalón mucho más alto en deportividad es el nuevo Cupra, equipado con un motor que desarrolla nada menos que 280 caballos, como se dice en el lenguaje de las apasionados al motor, un auténtico «pepino». Este coche es el más potente de la familia y de cuantos ha fabricado Seat, estará disponible en le mercado en pocos días en carrocería de tres y cinco puertas. También habrá una versión menos potente de 265 caballos, con lo que las variantes de este modelo serán ocho, al combinar las posibilidades de cambio manual o automático de doble embrague DSG. El precio de la más económica es de 31.440 euros y la más cara costará 34.410 euros.
El corazón de este coche es un motor de gasolina de 2 litros turboalimentado TSI, con la peculiaridad de contar con un sistema de doble inyección, de forma que un inyector adicional complementa la inyección directa en situaciones de carga parcial, para reducir consumo y emisiones de partículas. En la versión de 280 caballos este motor ofrece un par máximo de 350 Nm, que se mantiene constante entre las 1.750 y 5.600 revoluciones, que es parte del secreto de sus elevadas prestaciones, que le permiten –con la caja automática DSG– pasar desde parado a 100 km/h en tan sólo 5,7 segundos y alcanzar una velocidad autolimitada de 250 km/ h. Con caja manual la aceleración es sólo de un segundo más. Los consumos homologados se sitúan entre los 6,4 litros a los 100 km con el cambio DSG y los 6,6 con el cambio manual. En la conducción normal, con cambios continuos de trazados y adelantamientos estas cifras se superan pero no demasiado pues la magnífica relación peso/potencia permiten conducir con mucho desahogo a no ser que pretendamos extraer todo el potencial de la mecánica. Una tentación muy fuerte, porque hay muchas razones que invitan a ello.
La conducción
La invitación proviene principalmente de la docilidad que se adquiere al poco tiempo de ponerse al volante. Sin duda, lo primero que se siente es la brutal aceleración al pisar el pedal en las relaciones más bajas, pero luego se advierte que el coche responde con nobleza y pronto se descubre uno de sus secretos, el accionamiento del nuevo diferencial autoblocante del eje delantero, formado por un sistema multidisco de actuación hidráulica y regulado por una centralita electrónica, que pasa la potencia a la rueda con mayor adherencia, pudiendo transmitir hasta el 100% del par motor a una sola rueda. Con esta solución el paso por curva es más seguro y desaparece la tendencia a abrir el radio. Además el aplomo que dan suspensiones, amortiguación y el control del chasis adaptativo es muy grande y siempre contamos con un equipo de frenos de discos de alta eficiencia.
Y cuando se llega al límite tenemos un control de estabilidad ESC desconectable, aunque nunca no debemos caer en la tentación de desconectarlo, que pone las cosas en su sitio. Es decir, que además de potencia el León Cupra cuenta con muchos elementos que nos van a invitar a pisar el acelerador y como no quiero que nadie piense que estoy invitando a correr a nadie y poner en riesgo la seguridad, no está de más recordar que este coche lleva un magnífico equipo de sonido, con sintonizador DAB opcional, reconocimiento de voz y ocho altavoces, para disfrutar de la música por diversos canales, con conectores de tarjeta de memoria tipo SD, USB y dispositivos iPod y gozar de una conducción más placentera y segura.
De sus otras innovaciones me gustan sus faros de LED integrales, por su rendimiento, sensaciones de conducción y, hay que decirlo, su diseño, atractivo sin resultar cantoso.